- Un grupo de investigadores del campus de Lugo (USC) participó en un proyecto con organismos de otros países (Portugal, Irlanda del Norte y Francia), que se denominó Agritox y en cuya realización se invirtieron varios años.
Nuevas micotoxinas
En el estudio se comprobó que hay algunas micotoxinas nuevas, que se comportan de manera de distinta a otras ya conocidas. Luis Botana, de la Faculta de de Veterinaria del Campus Terra, matiza que la situación varía de unas zonas a otras, ya que cambian factores como la temperatura o la humedad. He ahí un ejemplo basado en la ganadería: la Cooperativa Agrícola de Vila do Conde (Portugal) tomó datos con muestras de alimentos que toman las vacas y los humanos, y descartó un riesgo alto.
Creación de una base de datos
Próximamente se activará una base de datos creada durante la realización del trabajo, en la que aparecen micotoxinas conocidas. La estructura química, la solubilidad, o los animales en que pueden aparecer son algunos de las características que se pueden consultar en esa base.
Un grupo potencialmente relevante es el de los hongos. El cambio climático, dice este docente, parece una causa importante de esa aparición, sin olvidar que las alteraciones particulares de temperatura y de humedad también influyen.
En mar y en tierra
Las micotoxinas pueden aparecer en el mar y en tierra, con la diferencia de que las primeras hacen notar sus efectos con más rapidez. También se ha comprobado su presencia en algunos quesos. ¿En cuáles? Botana explica que en este proyecto se ha trabajado con quesos franceses. De todos modos, la preocupación de los productores agroalimentarios por la seguridad y por la lucha contra estos elementos va a más, como afirma Botana.
Descubrimiento de nuevas toxinas
En estas investigaciones se han descubierto algunas toxinas nuevas. Es el caso de las eniantinas, que pueden aparecer en alimentos como el queso. En estos momentos se estudia su presencia concreta en productos lácteos, sin olvidar que la problemática de Galicia puede ser muy diferente de la que se dé, por ejemplo, en Castilla y León o en Irlanda del Norte: el tipo de terreno, la vegetación o la cantidad de lluvia son factores que condicionan, destaca Botana.
Tranquilidad sin excesos de confianza
Botana explica que un mismo tipo de alimento está sometido a más controles si se usa en la alimentación humana que en la animal, y pone un ejemplo: unos cereales que se utilicen en comida para bebés pasan una vigilancia mayor que si se destinan a comida para animales. ¿Es entonces preocupante la situación actual? Botana dice que no.
¿Puede serlo en un futuro más o menos cercano? «No se sabe», contesta, aunque afirma que investigaciones como esta sirven para descubrir riesgos y definir la forma de combatirlos. De hecho, los resultados del trabajo han sido compartidos con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
Fuente La Voz de Galicia. Toda la información y última hora sobre Galicia.
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