Al formular dietas para aves de corral, generalmente se selecciona el nivel de energía como punto de partida. Un nivel de energía apropiado es aquel que probablemente resulte en el menor costo de alimento por unidad de producto (ganancia de peso o huevos). El costo del alimento por unidad de producto, a su vez, está determinado por el costo por unidad de peso de la dieta y la cantidad de dieta requerida para producir una unidad de producto.
El nivel de energía de las dietas se utiliza a menudo como base para establecer la mayoría de las concentraciones de nutrientes en una ración.
Este enfoque para la formulación de dietas en avicultura se basa en el concepto de que las aves de corral tienden a comer para satisfacer sus necesidades energéticas, asumiendo que la dieta es adecuada en nutrientes esenciales.
Sin embargo, tal suposición debe usarse con precaución y con comprensión de sus posibles limitaciones.
Por ejemplo, si una dieta es deficiente en algún nutriente, el consumo diario de alimento puede disminuir en relación con la gravedad de la deficiencia. Una excepción puede ocurrir con una deficiencia de aminoácidos, por la cual una deficiencia marginal puede resultar en un pequeño aumento en el consumo de alimento.
Otros factores además del equilibrio energético y de nutrientes que afectan la ingesta de alimento incluyen:
- La densidad aparente de las dietas
- La temperatura ambiente
Esto último puede tener un impacto considerable en el consumo de alimento de las aves de corral, especialmente las aves adultas, porque el consumo de alimento disminuye a medida que aumenta la temperatura ambiente.
Carbohidratos
Otros carbohidratos se encuentran en concentraciones variables en los cereales y suplementos proteicos. Estos incluyen a los polisacáridos como celulosa, hemicelulosa, pentosanos y oligosacáridos (como estaquiosa y rafinosa), todos los cuales son mal digeridos por las aves de corral.
Por lo tanto, este tipo de hidratos de carbono contribuyen poco a satisfacer las necesidades energéticas de las aves de corral e incluso, algunas afectan negativamente los procesos digestivos cuando están presentes en concentraciones altas en la dieta.
- Por ejemplo, los pentosanos del centeno y los beta-glucanos de la cebada aumentan la viscosidad de la digesta y por lo tanto interfieren con la utilización de los nutrientes.
Proteínas y aminoácidos
Mantente al día con nuestros boletines
Reciba gratuitamente la revista en versión digital REGISTRO ACCEDA A
SU CUENTA ACCEDER ¿Ha perdido la contraseña?