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Aplicación de probióticos, prebióticos y simbióticos en rumiantes

Los microorganismos del rumen viven en simbiosis con el rumiante

Diversos productos probióticos han sido y son ampliamente utilizados para promover los rendimientos productivos y la salud gastrointestinal de los rumiantes, aunque su acción en este caso reviste algunos aspectos particulares como la flora ruminal.

 

La microflora del rumen es doblemente útil para el rumiante al ser un activo degradador de los aportes alimentarios y, a la vez, ella misma aporta elementos nutricionales derivados de su lisis.

Así pues, los microorganismos del rumen viven en simbiosis con el animal hospedador, siendo las interacciones microbianas numerosas y sumamente complejas.

 

  Probióticos

La inclusión de probióticos en la dieta de rumiantes contribuirá al mantenimiento de la flora microbiana del rumen y a la mejora de las condiciones de funcionamiento de la misma.

Los estudios sobre la aplicación de los probióticos en rumiantes han sido realizados tanto en animales jóvenes pre-rumiantes como en rumiantes adultos, teniendo en cuenta tanto el estado de salud de los animales (reducción de la incidencia/gravedad de diarreas, presencia de microorganismos patógenos) como parámetros de tipo productivo.

Mayoritariamente, las aplicaciones de probioticos se han llevado a cabo en vacas y terneros, mientras se dispone de menos información sobre su uso en corderos, ovejas y cabras.

La diarrea neonatal en terneros, habitualmente causada por E. coli enterotoxigénica, es una causa importante de morbilidad y mortalidad en los rumiantes jóvenes.

 

E. coli enterogénica es una causa importante de morbilidad y mortalidad

 

 

Una reducción significativa en la incidencia de diarrea se obtuvo en terneros alimentados con leche fermentada con cultivos mixtos de bacterias del ácido láctico, o con una mezcla de L. acidophilus y la levadura Sacchromyces cerevisae (Agarwal et al., 2002).

En una prueba experimental con terneros jóvenes, en la que se incorporaron levaduras vivas en la dieta, se redujo significativamente el número de días con diarrea (Galvao et al., 2005).

Asimismo, en los estudios de Timmerman y col. (2005), preparaciones probióticas, conteniendo seis especies de Lactobacillus de origen bovino y humano, fueron éxito en la reducción de la mortalidad, incidencia de la diarrea y los recuentos de coliformes fecales en terneros.

Entre los patógenos zoonóticos, E. coli O157: H17 es una de las principales amenazas para la salud de los rumiantes, además de jugar un papel importante en la epidemiología de las infecciones humanas (Griffin y Tauxe, 1991).

Algunos autores han centrado sus estudios en el uso de lactobacilos como aditivos probióticos en la alimentación de rumiantes. En un ensayo a gran escala, bueyes alimentados con una dieta de acabado a base de maíz, suplementada con L. acidophilus, mostró una reducción del 57% de la excreción fecal de E. coli O157:H17 (Younts-Dahl y col., 2004).

Estos resultados fueron corroborados posteriormente por Peterson y col. (2007) quienes llevaron a cabo una prueba de campo, con una duración de dos años, en la cual se mostró claramente que la eliminación de E. coli O157:H7 en heces disminuyó un 35% en ganado vacuno, al administrar diariamente L. acidophilus en la dieta.

En cuanto al rendimiento productivo de los rumiantes, se han visto mejoras en la ganancia de peso y en desarrollo del rumen en terneros jóvenes con el uso de varias cepas bacterianas y de levaduras vivas (Adams y col., 2008).

En vacas lecheras, las levaduras vivas han demostrado ser eficaces en la mejora del rendimiento, siendo los efectos más consistentes el aumento de la ingesta de materia seca y de la producción de leche (Jouany, 2006;. Stella y col., 2007).

Un meta-análisis realizado por Desnoyers y col. (2009) mostró que la suplementación de las dietas para rumiantes con levadura, aumenta la producción de leche, el pH del rumen, la concentración de ácidos grasos volátiles en rumen y la digestibilidad de la materia orgánica.

 

Levaduras

Además, la inclusión de levaduras en la dieta se relaciona con un incremento de las poblaciones bacterianas ruminales y concretamente microorganismos celulolíticos (Chaucheyras-Durand y col., 2008), además de aumentar la digestibilidad de la fibra (Guedes et al, 2008;.. Marden et al, 2008).

 

  Prebióticos

El uso de prebióticos en vacuno ha sido limitado debido a la capacidad de los rumiantes para degradar la mayoría de los prebióticos.

Sin embargo avances en las tecnologías para proteger a los aditivos de los procesos ruminales podrían permitir que los prebióticos se puedan utilizar tanto en ganado lechero como de carne (Callaway y col., 2008).

De hecho, diversos tipos de oligosacáridos no digeribles se encuentran en la pared celular vegetal de alimentos normalmente utilizados para en la alimentación de ganado vacuno (Lema et al., 2002).

 

 → Simbióticos

El concepto de simbióticos en rumiantes, parece no haber sido ampliamente desarrollado.

Fleige y col. (2007) investigaron el efecto de lactulosa en terneros pre-rumiantes en combinación con E. faecium sobre el rendimiento del crecimiento y la morfología intestinal; mientras que Yasuda y col. (2007) evaluaron el efecto de un simbiótico a base de Lactobacillus casei subsp. casei y dextrano sobre la producción de leche en vacas lecheras Holstein.

Ambos simbióticos fueron beneficiosos para los animales. En particular, el segundo estudio demostró una mejora en la producción de leche como resultado de un cambio positivo en el perfil de la microbiota intestinal, una reducción en la incidencia de enfermedades infecciosas e incluso una disminución del estrés de las vacas.

 

Estudios realizados con vacas Holstein

 

  

El uso de probióticos, prebióticos o simbióticos en rumiantes, debido a las particularidades fisiológicas y morfológicas del tracto gastrointestinal de estos animales, precisa de estudios científicos que faciliten la optimización de dicho uso.

 

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