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El Cannabis sativa, conocido comúnmente como cáñamo, marihuana o simplemente Cannabis, es una planta de ciclo anual, oleaginosa, de la familia de las Cannabaceae (Small & Cronquist, 1976). Su cultivo se originó en China y a partir de aquí se expandió al resto del mundo (Vasantha Rupasinghe et al., 2020).
Esta planta se ha utilizado con diversos fines, tales como: en la industria textil, industria del papel, en la construcción como aislamiento acústico y térmico, también en detergentes antibacteriales, plásticos biodegradables, medicina, suplementos nutricionales, como recreativo, entre otros (della Rocca & Di Salvo, 2020). |
Cultivo de Cannabis
La planta de Cannabis se desarrolla mejor con temperaturas entre los 13 y 22 °C y se adapta a diferentes tipos de suelos, pero prefiere los profundos y bien aireados con pH cercano a 6 con buena capacidad de retención de humedad y nutrientes. Es sensible a la compactación y al anegamiento (Rehman et al., 2021).
Para la siembra, se prefiere la labranza convencional, sin embargo, la “labranza cero” puede ser utilizada, pero afectaría la emergencia de las plántulas. El riego y la densidad son los principales factores que afectarán la productividad de la planta, ya sea de fibra como de flores (Rehman et al., 2021).
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Cannabis medicinal
El Cannabis, en su composición presenta alrededor de 500 compuestos distintos, entre los que se destacan: flavonoides (cannaflavina y kaempfenol), terpenos (limoneno y α-pineno), fitocannabinoides (ácido tetrahidrocannabinólico, ácido cannabidiólico, ácido cannabicroménico y ácido cannabigerólico) y fenoles (Russo, 2011).
Los más importantes y reconocidos son el tetrahidrocannabinol (THC) que es el compuesto psicoactivo y el cannabidiol (CBD) que es un fitocannabinoide no psicoactivo con efecto antioxidante, antiinflamatorio, ansiolítico y anticonvulsivante (della Rocca & Di Salvo, 2020; Iffland & Grotenhermen, 2017; Lim et al., 2017; Shannon & Opila-Lehman, 2016).
Tanto el THC como el CBD se encuentran en mayor concentración en flores, hojas y, en menor medida, tallos, y a su vez, en mayor concentración en la planta hembra que en la macho (Espósito et al., 2021).![]() Por lo general, se suele llamar “cáñamo” a las variedades de Cannabis sativa con bajo contenido en THC y marihuana a aquellas variedades con alto contenido de este compuesto. Debido a esto, su cultivo ha sido prohibido en muchos países, por lo que hay muy poca literatura que hable de su uso en la alimentación animal (Silversides & Lefrançois, 2005). |
Sin embargo, en los últimos años, se ha despenalizado su cultivo con fines medicinales y/o recreativos (Cerino et al., 2021), por lo que la comunidad científica está buscando mejorar este cultivo para una mayor producción de CBD y menor de THC.
Uso de Cannabis en la alimentación de aves
Existe un creciente interés en la utilización de Cannabis en la alimentación animal, no solo por su aporte nutricional (Kırkpınar et al., 2018), sino también por los efectos de los diferentes compuestos presentes en esta planta (Fallahi et al., 2022).
En la alimentación de aves, se pueden utilizar las semillas (Figura 1), el aceite y los subproductos que quedan luego de la extracción de aceite (Burton et al., 2022; House et al., 2010).
Figura 1. Imágenes de (A) semillas de Cannabis industrial; (B) semillas descascarilladas.
Fuente: (Shen et al., 2021).
La composición nutricional del Cannabis y de sus subproductos puede variar considerablemente (Tabla 1).
Tabla 1. Composición nutricional de la semilla de Cannabis y sus subproductos
Datos en base tal cual. FDA: Fibra detergente ácido; FDN: Fibra detergente neutro; EB: Energía bruta.(House et al., 2010).
La semilla cuenta con bajo contenido de ácido fítico, taninos condensados e inhibidores de tripsina (Russo & Reggiani, 2015).
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Por otra parte, también se ha evaluado la inclusión de expeller de Cannabis en el alimento de ave, y los resultados fueron contradictorios: en uno de ellos se evaluaron 10, 20 y 30% de inclusión de expeller de Cannabis entre los 28 y 35 días de vida y no se encontraron efectos negativos sobre parámetros productivos (Kalmendal, 2008), posiblemente debido al corto tiempo de suministro (una semana). Sin embargo, disminuyó la digestibilidad de la materia seca, pudiendo atribuirse este efecto al alto contenido de fibra del expeller, situación que se podría corregir con el descascarillado.
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En otro ensayo, se suministró expeller de Cannabis al 5 y al 15% de inclusión entre los 12 y 37 días de vida, y con la inclusión del 15%, las aves presentaron menor peso y peor conversión (Stastnik et al., 2015), pudiendo explicarse este resultado a la menor digestibilidad hallada por Kalmendal (2008).
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En el caso de las producciones orgánicas, donde no se permite el uso de harinas de extracción por solventes, fuentes proteicas de origen animal o aminoácidos sintéticos, como toda oleaginosa, la semilla de Cannabis se puede utilizar como fuente proteica alternativa, debido a la alta calidad de sus proteínas de reserva (edestina y albúmina), que son altamente digestibles y contienen todos los aminoácidos esenciales (House et al., 2010; Kırkpınar et al., 2018).
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Más allá de los aportes nutricionales, también son importantes los efectos extranutricionales del Cannabis, tales como su efectos antibacterianos, antiinflamatorios e inmunoestimulante (Straus, 2001), por lo que sería interesante evaluar el Cannabis como alternativa a los antibióticos promotores de crecimiento (APC).
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CONCLUSIONES
La semilla de Cannabis tiene un valor nutricional aceptable y se puede adicionar a la dieta de aves bajo diferentes formas (semilla entera o expeller). Sin embargo, la fibra puede interferir con el normal proceso de digestión, a lo cual se plantea la posibilidad de trabajar con Cannabis descascarillado o bien limitar el ingreso de expeller.![]() |
Por todo esto, se concluye que es posible utilizar Cannabis en la alimentación de aves, pero se requieren más estudios para establecer un nivel de inclusión y presentación más adecuados.