En los últimos años en todo foro, congreso o seminario de sanidad y nutrición en animales monogástricos es común escuchar o más bien se ha hecho obligatorio hablar del tema salud intestinal.
- Este término de especial atención a nivel nutricional y sanitario, científico y por supuesto comercial se debe a la inmensa importancia que finalmente se le ha dado al órgano central de la producción animal y para muchos el más importante de todos.
El epitelio intestinal posee una vasta red de Receptores de Reconocimiento de Patrones (PRRs por sus siglas en inglés) para reconocimiento de patógenos y gran cantidad de terminales conectados al sistema nervioso central y periférico que generan respuestas efectoras e inhibitorias que modulan la respuesta inmune, la homeostasis del órgano y múltiples funciones fisiológicas del animal.
La magnitud y duración de la inflamación generada será proporcional al tipo de agente agente patógeno o sustancia nociva que la desencadene.
Inflamación Fisiológica
De acuerdo con la intensidad y tipo de agente potencialmente dañino, la inflamación puede ser de tipo fisiológica, que se caracteriza por ser controlada y de tolerancia sin reacción manifiesta de defensa del sistema inmune innato. Es un estado de alerta con cierto grado de permisividad por encima del cual un estímulo es capaz de desencadenar una respuesta en cascada del sistema de defensa celular.
Inflamación Patológica
Por otro lado, cuando la causa de la agresión se genera a partir de un agente infeccioso como bacterias o protozoos y éstos, a su vez, superan los niveles mínimos de tolerancia o permisividad, una inflamación patológica, en la cual se desarrolla una inflamación severa con liberación de mediadores proinflamatorios y puede dar inicio a un desequilibrio del sistema de defensa antioxidante del organismo (SDA).
Inflamación Nutricional
Por último, se puede presentar una inflamación de tipo nutricional originada por factores antinutricionales presentes en materias primas o alimentos que originan inflamaciones crónicas con daños igualmente importantes, severos y con respuestas del sistema inmune tan complejas como las presentadas en las inflamaciones patológicas.
A pesar de que la infección por Eimeria spp. promueve tanto la respuesta inmune humoral como celular, esta última mediada por células LT (CD4, CD8), NK y macrófagos, entre otras, es la más relevante en la resistencia y contención a dicha infección generando así una inflamación patológica.
Una vez que los macrófagos inician la respuesta inflamatoria ante la infección por Eimeria spp, se activa la liberación de citoquinas proinflamatorias que a su vez inducen en ellos y en otras células de defensa como linfocitos intraepiteliales (LIE) la producción de radicales libres (ROS).
Entonces, los procesos inflamatorios de la mucosa originados por fuertes infecciones de Eimeria spp, frecuentemente generan un desequilibrio en el Sistema de Defensa Antioxidante (SDA) donde la liberación de radicales libres (ROS) “especie de oxígeno reactivo” superan a la capacidad de neutralizar metabolitos reactivos que producen autoagresiones.
La generación de los radicales libres (ROS), oxido nítrico (NO) especies de nitrógeno reactivo (RNS) y NOS son consecuencia de la activación de las enzimas oxidativas NADPH oxidasa (NOX) y óxido nítrico sintasa (iNOS), estas enzimas oxidativas son activadas por las citoquinas proinflamatorias inducidas en respuesta del proceso inflamatorio.
El desequilibrio en el SDA con altos niveles de (ROS) es lo que conocemos como estrés oxidativo.
Asimismo, el incremento del flujo sanguíneo en el intestino inflamado aumenta la concentración de oxígeno, y en este sentido, algunos autores refieren que esto conlleva al rápido crecimiento de bacterias anaerobias facultativas del género Streptococcus y del género Enterobacteriaceae como E. coli.
Así pues, en situaciones de infección por coccidios y el inevitable proceso inflamatorio que ello desencadena, el equilibrio antioxidante intestinal se ve comprometido y suele degenerar en un estrés oxidativo del órgano con el daño tisular que esto acarrea y que suele derivar en un aumento de bacterias patógenas y una disminución de las bacterias saprófitas, causando el desbalance de la microbiota que conocemos como disbiosis.
- Por lo antes citado, en el diagnóstico integral de salud intestinal es frecuente evaluar y relacionar la interacción entre la Coccidiosis, la Inflamación y la disbiosis con el intestino permeable y el estrés oxidativo.
En tal sentido, considerar y valorar las condiciones que nos conduzcan al estrés oxidativo es primordial en el sostenimiento de un buen programa de salud intestinal.
El estrés oxidativo daña las células y entre los diferentes factores que pueden desencadenar este proceso están:
Cuando estos radicales libres oxidan las proteínas, puede derivar en enzimas anormales que no cumplen su función y alterar aquellas vías metabólicas en las que participan, así mismo, durante la oxidación de las proteínas se ve afectada la estructura proteica de las “Tight Juntion” o uniones estrechas del epitelio intestinal, lo que genera el síndrome de intestino permeable con sus consecuencias negativas de absorción y de equilibrio osmótico.
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