Los expertos del grupo de trabajo del Copa-Cogeca se han reunido esta semana en Bruselas y han confirmado la primera tendencia anunciada por la organización el pasado mes de julio: la producción total de cereales de la UE-27 debería alcanzar los 269 millones de toneladas, registrando un importante descenso del -6,8% respecto a la cosecha de 2021. Mientras tanto, se espera una tendencia más positiva para las oleaginosas (31,9 millones de toneladas, +6,7%) y las proteaginosas (3,92 millones de toneladas, +5,1%).
A pesar de que la superficie sembrada en 2021 y 2022 fue similar, el descenso de los ingresos de la mayoría de los cereales desplomó el resultado de la cosecha de 2022. La sequía del verano tuvo un impacto especialmente grave en la cosecha de maíz en grano. La producción se situó en 55 millones de toneladas, lo que supuso un descenso del 20% respecto al año anterior.
La producción de trigo duro también sufrió un importante retroceso, con 7,4 millones de toneladas cosechadas (- 7,4 %). La producción de trigo blando sufrió un descenso menor, con 125,6 millones de toneladas (-2,5 %). Sólo la producción de cebada debería permanecer estable con 51 millones de toneladas cosechadas. En general, esto sitúa el año 2022 por debajo de las medias de producción de cereales de los últimos 5 años.
En el caso de las oleaginosas y las proteaginosas, la situación es más positiva, con resultados superiores a las medias anuales de los últimos 5 años (>5%), medias anuales de los últimos 5 años (>5%). La producción de colza se ha recuperado y se sitúa en 19,5 millones de toneladas resultado de un aumento de la superficie cultivada y de un buen rendimiento. Mientras que la superficie sembrada de girasol aumentó a nivel récord en la UE-27, la producción se situó en 9,6 millones de toneladas, un 7% menos que el año pasado.
La producción de soja de la UE debería mantenerse estable, ya que el menor rendimiento se vio compensado por las hectáreas plantadas adicionales (+17,4%). La producción de proteaginosas de la UE-27, como las habas aumentó un 5% gracias a las buenas cosechas en los países escandinavos y bálticos.
Estos resultados contrastados deben considerarse en un contexto global más incierto que nunca para los productores europeos de cereales. La volatilidad de los precios ligada a la actualidad internacional, la inflación, la paridad euro-dólar y el aumento de los costes de los principales insumos hacen que la situación sea especialmente complicada para los agricultores. El precio de todos los fertilizantes vuelve a subir, así como las dificultades de suministro en determinados países tendrán consecuencias en las producciones para 2023, en rendimiento, en calidad y en el tipo de cultivos plantados. Es muy necesario que la Comisión Europea siga actuando para hacer más transparente el mercado de los fertilizantes, limitar el aumento de los precios y garantizar el suministro para la próxima temporada de cultivo.
Fuente: Copa-Cogeca