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Envases antioxidantes: una capa de protección adicional

Los envases ya no son solo contenedores de productos, ahora los envases forman parte del producto en un sentido más amplio. El rol tradicional del envase es el almacenamiento de un producto y su mero aislamiento del exterior para protegerlo del agua, de la luz, del oxígeno, de microorganismos y de la suciedad ambiental.

 

Pero el concepto de envase ha evolucionado a lo largo del tiempo, adquiriendo distintos roles a medida que otros factores ajenos al producto han ido cobrando importancia. Desde la importancia del componente estético hasta los envases inteligentes que permiten la monitorización y trazabilidad del producto, existe una amplia gama de tipologías de envases empleados en sectores como la nutrición, cosmética y alimentación.

 

Concretamente, la preocupación creciente sobre el desperdicio de alimentos y la seguridad alimentaria en humanos y animales ha puesto el foco en nuevas soluciones tecnológicas.

 

En este contexto surgen los envases activos, cuya composición y diseño del material que lo componen buscan mejorar la calidad y conservación del producto, pero de forma más activa, al interaccionar con los productos envasados o con el entorno que los rodea.

 

ENVASES ACTIVOS

Los envases activos son envases convencionales a los que se les ha incorporado sustancias secundarias para mejorar las condiciones de conservación del alimento y prolongar su vida útil.

Existen tres funcionalidades básicas de los envases activos que se basan en la forma en la que actúan:

Envases activos con sistemas de temperatura que permiten enfriar o calentar el alimento e incluso cocinarlo dentro de la propia bolsa o recipiente.

Envases activos absorbentes que retiran sustancias del medio como el oxígeno molecular o la humedad, para evitar la degradación que pueden ocasionar en el alimento, así como olores u otras sustancias.

Envases activos emisores de aditivos: antimicrobianos, absorbentes del sabor y del olor, enzimáticos o antioxidantes, que interactúan con los alimentos.

 

 

MIGRACIÓN DE SUSTANCIAS

El concepto de la migración de ingredientes desde el envase al alimento, en especial aquellos que comportan un riesgo para el consumidor, ha sido un problema que ha traído de cabeza a químicos, físicos e ingenieros de materiales durante décadas.

 

Esto se debe a que los componentes del material no suelen estar fijos de forma permanente, y en función de su composición, del tiempo y de las condiciones medioambientales, algunas sustancias pueden moverse por el material, concentrándose en unos puntos o incluso abandonando el propio envase. Este efecto puede tener diversas consecuencias, como la contaminación del producto o la pérdida de propiedades del material.

 

Sin embargo, una circunstancia que aparentemente es un problema puede ser utilizada a nuestro favor.

La migración controlada y selectiva de ingredientes desde el envase hacia el alimento o a su entorno, tiene muchas ventajas que impactan directamente con nuestra salud. Una de las estrategias seguidas es la incorporación de cápsulas con el principio activo en el momento de manufacturar el envase, en otras ocasiones se añaden como componente de la propia estructura del material.

 

Otra forma de introducir estos ingredientes activos puede ser a través de recipientes independientes incorporados en el envase, como bolsitas de plástico. La forma de actuar es similar, pero sin necesidad de modificar o alterar el procesado del material que conforma el envase.

 

ENVASES ACTIVOS Y ANTIOXIDANTES

Los envases activos diseñados para reducir la degradación oxidativa pueden presentar distintos diseños tecnológicos.

Por ejemplo, los materiales que eliminan el oxígeno del interior del envase, no solo son capaces de absorber y retener las moléculas de oxígeno, sino que además al contener en su estructura sustancias antioxidantes como el ácido ascórbico, pueden además inactivarlas.

En otros casos los antioxidantes como el BHT, BHA, o tocoferol, son dosificados hacia el alimento, frenando la degradación oxidativa de lípidos y por tanto retrasando la aparición de malos olores y la rancidez del producto.

 

 

CONCLUSIÓN

La existencia de envases activos procura muchas ventajas en la industria de la alimentación, especialmente alargando el tiempo de vida útil de los productos envasados y abriendo nuevos caminos en el procesado, como por ejemplo, ampliando la gama de sustancias empleadas en la conservación del alimento envasado que pudieran haber sido previamente descartados por su incompatibilidad con los métodos de procesado del alimento, o reduciendo la cantidad de otros aditivos más comunes al optimizar su dosificación.

 

Publicado en asociación a OXIRIS

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