El estrés por calor es uno de los principales factores que afecta la productividad y Bienestar Animal, siendo particularmente sensible el ganado lechero, especialmente las vacas de alto valor genético.
Cuando se mantienen dentro de este rango, las vacas no tienen que gastar energía adicional para mantener su temperatura corporal, lo que maximiza su confort y productividad.
La temperatura confort también se encuentra condicionada por la humedad ambiental, que es un factor que puede agravar una situación de estrés por calor.
En condiciones de altas temperaturas los requerimientos energéticos de los bovinos aumentan debido a que hay un incremento en el gasto energético para poder eliminar el calor corporal.
Cuando una vaca se encuentra bajo condiciones de estrés por calor lo primero que se observa es una disminución en la Ingesta de Materia Seca (IMS). Además, los animales permanecen parados, disminuye la rumia, presentan la frecuencia respiratoria avanzada y, en ocasiones, jadean eliminando gran cantidad de saliva.
Como consecuencia la vaca presenta:
Además de la disminución en la IMS y en la producción láctea, el estrés por calor genera una disfunción del sistema inmunitario, dejando a los animales más susceptibles a padecer enfermedades.
Teniendo en cuenta que la producción puede caer en un 35-40% (Ding et al., 2022) y que, tal y como se ha demostrado recientemente, si la vaca está gestante también se verá afectada la futura producción de su descendencia, merece la pena prestar atención a la problemática del estrés por calor e instaurar medidas para prevenirlo.
INCREMENTO CALÓRICO
El incremento calórico se define como el gasto de energía asociado con la digestión y asimilación de los alimentos. Las vacas tienen varios métodos para disipar el calor, entre ellos la disminución
en el consumo de alimento, con la correspondiente menor producción de calor asociada a la fermentación ruminal y los procesos metabólicos dentro del organismo.
Otros factores como la radiación solar, la velocidad del viento, la digestibilidad de la dieta, el nivel de producción, etc., también influyen en la caída de la IMS, lo que tiene un impacto directo en la producción de leche.
El aporte de alimentos de fácil digestión contribuye a contrarrestar incremento de calor generado por la fermentación ruminal, pero también disminuye el tiempo de rumia. Esta situación, sumado a un aumento en la salivación para disipar el calor, muchas veces termina ocasionando una Acidosis Crónica Subaguda. Dado que la generación de calor varía según los distintos nutrientes, existe la posibilidad de formular dietas que generen menor incremento calórico.
FORMULACIÓN DE DIETAS
Es necesario reformular las dietas para lograr una densidad adecuada de nutrientes que logre cubrir los requerimientos recomendados para esta especie.
Fibra
Habitualmente, en las dietas de verano se disminuye el contenido de fibra bruta para evitar el calor generado por la fermentación. Sin embargo, este tipo de raciones debe implementarse con cautela debido a la necesidad de los rumiantes de un contenido suficiente de fibra para promover la rumia y garantizar la salud ruminal y el bienestar de los animales.
Almidón
En condiciones de estrés por calor, es esencial no sobrecargar la ración con almidón, ya que un exceso puede llevar a la acidosis ruminal subaguda. Una opción válida es la combinación de cereales con diferentes velocidades de fermentación.
Proteínas
El exceso de proteínas puede disminuir la eficiencia productiva, ya que el nitrógeno que excede los requerimientos debe ser metabolizado y excretado como urea en la orina, lo que requiere de energía adicional. El aporte de aminoácidos protegidos, que no sean degradados por las bacterias en el rumen, y la proteína bypass juegan un papel importante en la nutrición de la vaca bajo condiciones de estrés por calor.
Grasas
Es muy recomendable la utilización de grasas en la dieta de vacas lecheras sometidas a estrés por calor para compensar la reducción del almidón y elevar el nivel energético de la dieta. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el porcentaje total de lípidos de la dieta no debe superar el 5-7%.
Minerales
Como consecuencia de la reducción de la ingesta voluntaria frente al estrés por calor, la ingesta de minerales esenciales también disminuye.
Aditivos
Algunos aditivos, como el bicarbonato de sodio, las levaduras vivas y otros tampones, pueden ayudar a mantener la salud ruminal y mejorar la eficiencia alimentaria en condiciones de calor.
MANEJO DE LA ALIMENTACIÓN
El principal objetivo del manejo de la alimentación debe ser estimular la ingesta de pienso, ya que, como mencionamos previamente, es el primer signo que se observa en una vaca que está padeciendo estrés por calor. A este respecto, existe una serie de puntos clave a tener en cuenta:
Alimentación frecuente
Aumentar la cantidad de entregas de pienso al día es ventajoso por dos motivos principales:
Disponibilidad de agua fresca
Los bebederos deben suministrar agua fresca y permanecer limpios. Debería haber agua disponible en los corrales de retención y callejones. La revisión periódica de los bebederos es fundamental para asegurar que el suministro de agua sea el adecuado.
Horarios de alimentación
Durante las épocas cálidas, las vacas tienden a consumir más alimento durante las horas más frescas del día (al atardecer y durante la madrugada). Sabiendo que el rumen alcanza su pico de producción de calor 3-4 horas después de la ingesta, es importante programar la alimentación de manera que el momento de mayor fermentación ruminal no coincida con las altas temperaturas ambientales.
Por ejemplo, una vaca alimentada a las 8 de la mañana puede alcanzar el pico de fermentación al mediodía, cuando hace mucho calor. En cambio, una vaca alimentada a las 5 de la tarde alcanzará el pico de fermentación alrededor de las 9 de la noche, permitiendo que disipe el exceso de calor corporal en un ambiente más fresco.
Monitoreo diario
Un seguimiento constante de los siguientes parámetros es vital para detectar y corregir rápidamente cualquier problema que pueda surgir:
El mantenimiento de la IMS es fundamental para la producción lechera, pero no es el único factor determinante para asegurar la continuidad del volumen de leche obtenido.