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Lisolecitinas para mejorar la digestiblidad de las grasas

Las grasas son macronutrientes necesarios en la nutrición porque, entre otras funciones, constituyen la principal fuente de energía (de ellas se obtiene más del doble de energía de la que se obtiene con los carbohidratos), forman parte de la estructura de las membranas celulares, proveen ácidos grasos esenciales, constituyen el vehículo de vitaminas liposolubles y aportan palatabilidad.

Proceso de digestión & absorción de las grasas

La insolubilidad de las grasas en agua dificulta su digestión, pues ésta tiene lugar en un ambiente acuoso como es el intestino.

En condiciones fisiológicas, tras la digestión mecánica a su paso por el estómago, la grasa de la dieta, en forma de triglicéridos, es emulsionada por las sales biliares y degradada por las lipasas pancreáticas (digestión enzimática).

Las lipasas pancreáticas hidrolizan los triglicéridos a diglicéridos (tienen especificidad por las posiciones externas) y éstos acaban hidrolizándose a monoglicéridos y ácidos grasos libres.

Estos resultantes productos de degradación se rodean de las sales biliares, orientadas con las colas hidrocarbonadas (hidrofóbicas) hacia el interior, donde queda la grasa, y las cabezas (hidrofílicas) hacia el exterior acuoso, formando unas estructuras esféricas: las llamadas micelas, forma en la que dichos productos de degradación serán transportados hasta la membrana apical de los enterocitos para ser absorbidos –Figura 1-.

Favorecer la formación de micelas es clave para facilitar la digestión de las grasas

Figura 1. Proceso de digesti.n y absorci.n de las grasas

Materias grasas destinadas a alimentación animal

Existe un amplio abanico de posibles materias grasas destinadas a alimentación animal.

Las grasas de origen animal, como el aceite de pescado, la grasa de ave, la manteca o el sebo, se obtienen por extracción con disolventes de los desechos de mataderos y plantas procesadoras y son más saturadas que las de origen vegetal.

Las grasas de origen vegetal se obtienen de la soja, girasol, colza o palma, tal cual de la planta (pipa de girasol o soja full-fat), tras prensar la semilla (aceites) o tras el procesado de la misma en forma de subproductos (oleínas, lecitinas, glicerinas…) –Figura 2-.

Figura 2. Amplio abanico de materias grasas destinadas a alimentación animal que varían en su composición química y, en consecuencia, en su utilización energética por parte del animal

Cada una de las distintas grasas tiene su propia composición química, la cual determinará su capacidad de solubilizarse formando micelas y, por tanto, su digestibilidad y su utilización energética por parte del animal

 

Materias grasas destinadas a alimentación animal

Aunque obviamente, intervienen otros factores, como la especie y edad del animal así como las características de la dieta, en líneas generales, puede decirse que en monogástricos, la longitud de la cadena hidrocarbonada dificulta la digestibilidad del ácido graso, mientras que a igual longitud, el grado de insaturación -presencia de dobles enlaces- la facilita –Tabla 1-.

Los ácidos grasos insaturados, versus los saturados, son más polares, más susceptibles a la acción de las lipasas, se incorporan más rápido a las micelas y son más afines a la proteína ligadora de ácidos grasos.

Obviamente, al comparar el valor energético de las grasas en función de su grado de insaturación y la longitud de cadena, estamos asumiendo que partimos de grasas con un mismo contenido en energía bruta (mismo contenido en humedad, impurezas y lípidos insaponificables) y un mismo porcentaje de triglicéridos versus ácidos grasos libres.

En rumiantes, las diferencias de digestibilidad entre triglicéridos vs ácidos grasos libres, ácidos grasos insaturados vs saturados y ácidos grasos de cadena corta vs larga son muy pequeñas al intervenir en la digestión los microorganismos del rumen.

Los ácidos grasos de cadena corta y media, versus los de cadena larga, se hidrolizan más rápido, forman micelas más fácilmente y se absorben más fácilmente

Tabla 1. Composición de los ácidos grasos de diversas fuentes de grasa de origen vegetal (g/100g ácidos grasos) (adaptado de Cocchi et al., 2009)

Debemos tener en cuenta que la composición de la grasa añadida puede dar lugar a características indeseables en las canales, como por ejemplo exudación debido a la incorporación excesiva de soja full-fat, rica en ácido linoleico, en dietas de pollos de engorde. Ello se debe a que en monogástricos la grasa añadida se depositará en el organismo en detrimento de la síntesis de grasa del propio organismo, que es la que aporta las características propias de la especie.

Mejorar la digestión es uno de los desafíos del sistema de producción actual, pues los elevados costes de fabricación fuerzan a ajustar minuciosamente las materias primas para optimizar las fórmulas en busca de un máximo rendimiento.

Bien sea por la incapacidad para digerirla, como es el caso de los animales jóvenes -Figura 3-, o por su inclusión a niveles bajos en el pienso, como en el caso de ponedoras o cerdos de engorde, debemos ayudar a los animales a aprovechar al máximo la grasa de la dieta.

→La manera de conseguirlo es mediante la adición en el pienso de lisolecitinas. De lo contrario, los animales solamente conseguirán digerir parcialmente las grasas y no obtendremos el rendimiento esperado de la dieta, algo inaceptable ante los altos costes actuales de fabricación del pienso.

Figura 3. Grado de digestibilidad de la grasa según la edad del lechón. Frente al 90-95% de digestibilidad de la grasa de la leche, la digestibilidad de la grasa del pienso en el destete cae al 50-60% y no es hasta 3 ó 4 semanas después, en torno a las 7-8 semanas de vida, cuando se recupera parcialmente tras la maduración del aparato digestivo.

En monogástricos la grasa añadida se depositará en el organismo en detrimento de la síntesis de grasa del propio organismo

 

Las lisolecitinas en nutrición animal

Las lisolecitinas son unos fosfolípidos obtenidos a partir de la lecitina de soja que han sido modificados enzimáticamente con el objetivo de prescindir de uno de los dos ácidos grasos que lo forman -Figura 4-.

Figura 4. Proceso de obtención de las lisolecitinas de soja

Las lisolecitinas son mejores emulsionantes y más eficaces en aumentar la absorción de nutrientes que las lecitinas y los fosfolípidos

Ventajas de las lisolecitinas frente a las lecitinas

Su modificación enzimática les otorga numerosas ventajas que las hace mucho más eficaces que su molécula madre, las lecitinas.

 

›Forman micelas más pequeñas y más estables

La pérdida de uno de los ácidos grasos también supone una reducción muy significativa del tamaño de las micelas. Ello hace aumentar la superficie de contacto de las lipasas pancreáticas con las moléculas de grasa y favorece la hidrólisis de las mismas. Por otro lado, aumenta la difusión de las micelas y la absorción de nutrientes a través de la membrana intestinal. 

Una manera de medir este hecho es mediante la concentración crítica miceliar (CMC), que es la cantidad de biosurfactante necesaria para permitir la formación de micelas en ambientes acuosos. Las lisolecitinas reducen considerablemente la CMC, por lo que pequeñas concentraciones ya son capaces de emulsionar las grasas en el intestino.

Tienen más polaridad y son por tanto más hidrosolubles

Al eliminar una de las cadenas hidrocarbonadas (hidrófobas), la molécula resultante (lisolecitina) adquiere mayor polaridad que la lecitina original y por ende se solubiliza mejor en medio acuoso -Figura 5-.

Figura 5. La solubilización de las grasas es más eficaz con la adición de lisolecitinas, las cuales forman emulsiones más estables que las lecitinas

›Aumentan la permeabilidad de la membrana de los enterocitos

La bicapa lipídica intestinal está formada por fosfolípidos, cuya estructura es cilíndrica. Las lisolecitinas, bien estén en forma libre o formando micelas, se incorporan o fusionan a la membrana, alterando con su forma cónica la estructura y porosidad de la misma.

Por todo ello, las lisolecitinas son mejores emulsionantes y más eficaces en aumentar la absorción de nutrientes que las lecitinas y que los fosfolípidos, lo que se traduce en una mayor obtención de energía de la dieta.

De ahí que las lisolecitinas sean una herramienta muy útil para reformular, pues permiten reducir la energía de la dieta, y por tanto economizarla, sin afectar negativamente a los índices productivos en granja. Por el contrario, en caso de adicionarlas a mayores, es decir, sin disminuir la energía de la dieta, permiten aumentar los rendimientos en granja.

En un estudio realizado en colaboración con el IRTA y la Universitat Autònoma de Barcelona en pollos de engorde de hasta 14 días de vida, se comprobó cómo la adición al pienso de un producto altamente concentrado en lisolecitinas* a dosis de solamente 0,5 kg/t permitió incrementar la energía metabolizable de la dieta en 173 kcal con respecto a la dieta control -Tabla 2-, tanto en una que incluía un 5% de grasa insaturada (aceite de soja) como en una con grasa saturada (2,5% de aceite de soja y 2,5% de manteca).

La digestibilidad de las grasas (digestibilidad del extracto etéreo) también mejoró, en un 17%, en las dos dietas experimentales.

Tabla 2. Digestibilidad de la energía metabolizable de una dieta con un 5% de aceite de soja y en una dieta con un 2,5% de aceite de soja + 2,5% de manteca con la incorporación de lisolecitinas*

⊗ Podemos confirmar pues la utilidad de adicionar lisolecitinas porque aumentan:

Se recomienda incluir lisolecitinas en la formulación del pienso para utilizarlas como más convenga según la disponibilidad y precio de las materias primas, empleando para ello productos altamente concentrados porque mejoran la relación coste-eficacia

 

* El producto altamente concentrado en lisolecitinas al que se hace referencia corresponde a ADIDIGEST. Para más información, contactar con ADIVETER S.L. (adiveter@adiveter.com).

 

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