Durante el siglo 20, se realizaron muchos trabajos dirigidos hacia dilucidar las estructuras bioquímicas y los roles fisiológicos de un gran número de aditivos nutritivos, especialmente los antibióticos promotores de crecimiento incluidos hace unos 50 años en las dietas de cerdos y aves. Estos han demostrado ser una metodología eficiente para al mismo tiempo, mejorar el rendimiento animal y disminuir desordenes digestivos (diarreas, particularmente en cerdos al destete).
Paralelamente, aumentaron las preocupaciones por la seguridad alimentaria, la contaminación ambiental y los riesgos para salud, creciendo la tendencia hacia las estrategias alternativas de manejo y alimentación de los animales en las primeras etapas sin el uso de antibióticos. En relación a esto, la CEE prohibirá a partir de enero de 2006, los antibióticos todavía aprobados: Monensina, Avilamicina, Flavomicina, Salinomicina. En respuesta a un mercado carente de alternativas, una nueva generación de productos se han desarrollado para ocupar dicho lugar, muchos de los cuales han generado muchos más debates por su uso. Estos han sido definidos por Rosen (1996) como «micro-ingredientes usados en una cantidad relativamente pequeña para mejorar el valor intrínseco de la dieta» agrupados bajo el nombre de dietéticos, nutracéuticos, o aditivos multifuncionales.
Los extractos vegetales pertenecen a este grupo de aditivos funcionales o nutracéuticos
Sobre ellos se han llevado a cabo, dados sus efectos beneficiosos que presentan como micro ingredientes en los alimentos, numerosos aditivos que en su formula los incluye. En especial permanece incierto, si una acción en particular, por ejemplo antioxidante, antiséptica, immunomoduladora, puede ser asociada a una molécula específica; siendo esto aún más complicado, dado que una sustancia activa puede tener múltiples acciones. No obstante la determinación de los modos de acción, proveerán una base científica para establecer la eficacia y seguridad de estos aditivos para desarrollar una estrategia a largo plazo en su uso en formulaciones.
Sólo cuando la industria y el consumidor estén seguros sobre el potencial de estos productos los utilizarán como práctica normal, como una vez hicieron con los antibióticos promotores de crecimiento.
Los extractos de muchas plantas contienen ingredientes activos que se han mantenido como base de modernos medicamentos tal como el digoxin de Digitalis spp, efedrina de la hierba china Ma huang, y la aspirina de Salix spp.
Mucho se puede aprender de la historia, pero el conocimiento empírico de las plantas ha aumentado debido a que tecnologías modernas han permitido el aislamiento y caracterización de los principios activos contenidos en estas fuentes.
Como se muestra en la Tabla N°1, muchos extractos tienen beneficiosos efectos multi-funcionales que derivan de componentes bio-activos específicos. Sin embargo, esto representa sólo una fracción de los elementos fitogénicos conocidos por el hombre.
Hasta la fecha, se conocen más de 10.000 especies de plantas con actividad positiva, pero el 90% de los principios activos que poseen acciones siguen siendo un misterio.
A través de la integración del conocimiento actual, estas moléculas se pondrán encontrar, identificar y caracterizar en forma más fácil. Además debe incrementarse la información con respecto a dosis-respuesta, metabolismo, toxicidad y máximos niveles de residuos, con la intención de establecer una base de datos internacional disponible a los investigadores de la alimentación y a los consumidores.
Conclusiones
Los extractos vegetales representan una de varias alternativas en respuesta a la prohibición en Europa al uso de antibióticos promotores de crecimiento. Estas sustancias han sido utilizadas desde el principio de la historia humana, pero poco se conoce sobre los mecanismos que ocurren para obtener los beneficios observados tanto en el hombre como en los animales. Además, el proveedor de aditivos será el responsable de controlar las cuestiones que rodean a estos componentes como: identificación de la composición, eficacia técnica y en la performance, análisis de toxicidad, trazabilidad del alimento, análisis de residuos y riesgos frente a la exposición y manejo. Aunque será una ardua tarea, representará una propuesta responsable el informe desde la industria alimenticia hacia el consumidor.
Fuente : texto extraído de artículo de Christopher Kamel, AXISS ( publicado en www.engormix.com)