Manejo de la dieta de pollos criados en ambientes cálidos
En las últimas dos décadas ha habido un aumento sin precedentes en la producción animal mundial, especialmente en áreas subtropicales y tropicales (Renaudeau et al., 2012).
Existe una creciente preocupación por los impactos del cambio climático en la producción ganadera y se espera que los eventos de estrés por calor sean más frecuentes en los animales de producción (Rahimi et al., 2020).
- Sin embargo, los autores indicaron que la suplementación con antioxidantes mejoró los efectos del estrés térmico en las aves.
Por lo tanto, se requiere que las dietas de las aves se ajusten a las condiciones climáticas (Attia & Hassan, 2017; Suganya et al., 2015).
Sin embargo, el crecimiento óptimo de las aves solo puede tener lugar cuando las aves se crían en una zona termoneutral de 18°C–24°C (Oke et al., 2020; Olanrewaju et al., 2010). [registrados]
Limitaciones en la producción avícola en ambientes cálidos y húmedos
Debido a su rápido crecimiento, los pollos de engorde comerciales son particularmente susceptibles a estos extremos climáticos.
Las respuestas de las aves a la temperatura ambiente alta incluyen:
- Temperatura corporal alta
- Menor consumo de alimento
- Menor eficiencia alimenticia
- Menor crecimiento y rendimiento (Ozbey & Ozcelik, 2004).
En una granja avícola, el estrés por calor se presenta cuando la temperatura ambiente supera los 25°C (Merat, 1990), y la temperatura fría es aquella menor a 20°C en promedio, el óptimo se ubica mayoritariamente entre 22°C y 25°C. Además, la temperatura debe asociarse con la humedad relativa para evaluar adecuadamente el estrés por calor.
El concepto de estrés por calor puede clasificarse en dos categorías:
‐ El calor agudo, que se refiere a la exposición al estrés con una temperatura muy alta durante un período corto. Su principal efecto sobre los pollos de engorde es un aumento de la mortalidad, a menudo por asfixia;
‐ El calor crónico, que se refiere a la exposición de un animal a una temperatura elevada prolongada durante varias semanas. La consecuencia resultante de esto es una disminución en el rendimiento de las aves.
La exposición prolongada al estrés por calor provoca un aumento en la deposición de tejido adiposo y también altera la composición de los ácidos grasos en los tejidos grasos al incrementar el nivel de ácidos grasos saturados (Habashy et al., 2017).
La alta lipogénesis de los pollos de engorde en ambiente caluroso está asociada a los carbohidratos de la dieta, los principales componentes de las dietas.
- Hay una mayor conversión de lípidos de la dieta a grasa corporal en pollos criados en tales ambientes, especialmente con dietas altas en energía, lo que indica un menor uso de las reservas de lípidos para satisfacer las necesidades energéticas de las aves (Tesseraud & Temim, 1999).
Generalmente, las dietas que contienen un alto contenido de energía o una alta proporción de energía a proteína promueven la retención de energía en forma de grasa. En condiciones de calor, la utilización de proteínas y su eficiencia se reducen en los pollos de engorde, lo que indica una alteración en el metabolismo de las aves (Tesseraud et al., 1999).
- El menor depósito de proteínas puede estar asociado a una disminución en las capacidades de síntesis de proteínas (Temim et al., 2000), pero también a una alteración de la señalización de insulina en los músculos (Boussaid‐Om Ezzine et al., 2010).
Para aliviar los efectos del estrés por calor algunos autores sugieren disminuir los niveles de proteína cruda (Attia, Al‐Harthi, et al., 2020; Attia, Bovera, et al., 2020) resultó en un pobre desempeño de los pollos de engorde en ambientes tropicales (Awad et al., 2020).
En los pollos de engorde, el consumo de alimento disminuye cuando aumenta la temperatura ambiente. Sin embargo, la reducción del crecimiento en los pollos de engorde suele ser mayor que la reducción del consumo de alimento, lo que resulta en una menor eficiencia alimenticia (Al‐Fataftah & Abu‐Dieyeh, 2007; Geraert et al., 1993).
Estrategias para mitigar el estrés por calor
El estrés por calor contribuye a:
- La reducción del consumo de alimento
- La calidad de la carne (Tang et al., 2013)
- La inmunosupresión (Ohtsu et al., 2015) y los desequilibrios hormonales (Xie et al., 2015)
Además, el estrés oxidativo (ruptura del equilibrio redox corporal) como consecuencia del estrés por calor es una de las alteraciones más importantes que conducen a una disminución del rendimiento de los pollos de engorde (Al‐Zghoul et al., 2019; Hu et al., 2019).
También se ha revelado que la alimentación con dietas desmenuzadas y peletizadas puede aumentar el rendimiento productivo en pollos de engorde en áreas tropicales (Hosseini y Afshar, 2017) al reducir la energía necesaria para la absorción de nutrientes.
Algunos elementos traza (vitamina C, vitamina E y selenio, polifenoles, etc.) que desempeñan funciones biológicas y especialmente de defensa antioxidante podrían ayudar a combatir el estrés por calor en pollos de engorde (Attia et al., 2010; Khan et al, 2012; Waseem et al., 2016).
Debido a su gran capacidad antioxidante, los polifenoles, disponibles de forma natural, están recibiendo cada vez más atención y podrían usarse para mejorar el rendimiento en aves estresadas por calor (Hu et al., 2019; Oke et al., 2017).
Conclusión
Los ambientes tropicales son duros para la producción actual de pollos de engorde y el estrés térmico representa un factor de estrés ambiental crucial en esta región que afecta negativamente a la producción de pollos de engorde, lo que resulta en un rendimiento subóptimo de las aves.
Se deben realizar esfuerzos concertados para garantizar el mantenimiento de la homeostasis de las aves a fin de mejorar su supervivencia y su rendimiento óptimo en los trópicos. Esto incluirá analizar enfoques de alimentación, genéticos y de manejo♦
[/registrados]
Leer también «Fitobióticos para contrarrestar los efectos del estrés por calor en pollos»