Las micotoxinas o toxinas fúngicas son metabolitos secundarios producidos por mohos desarrollados bajo ciertas condiciones de estrés, como la humedad o la temperatura y suponen un serio riesgo tanto para la salud humana como animal.
No se trata de un problema contemporáneo, ya que existen indicios de que algunas epidemias antiguas pudieron tener su origen en estos compuestos tóxicos.
- Mart y Malloy sugieren que incluso en La Biblia, durante la última plaga llamada “la muerte de los primogénitos egipcios”, esta pudo deberse al consumo de cereales contaminados por tricotecenos, ingeridos en primer lugar por motivos culturales por los padres e hijos varones.
- Más adelante, en la Edad Media, con la llegada del centeno a Europa y su utilización para elaborar el pan, se encontraron durante siglos con casos de ergotismo (producido por el cornezuelo del centeno), conocidos como “el fuego de San Antonio”.
Ciertamente en la actualidad, contamos con mecanismos que ayudan a reducir la proliferación de estos compuestos en los cereales, como son:
Pese a ello, hasta la fecha es altamente probable y evidente con pruebas analíticas, que los cereales siguen contaminados con diferentes micotoxinas, por tanto, el riesgo cero no existe.
De hecho, lo habitual es encontrar varios tipos de micotoxinas que tienen sinergismo (Dilkin et al.) y efecto acumulativo (Harvey et al.), afectando a los animales en la ganancia de peso de manera significativa.
El impacto de las micotoxinas en producción animal está influenciado por:
Pueden producirse:
Hay que añadir que desde hace años no se llevan a cabo técnicas analíticas desarrolladas y estandarizadas para localizar micotoxinas enmascaradas.
- Asimismo, en muchas ocasiones los límites mínimos de detección no identifican las micotoxinas. Por todo ello, se trata de un enemigo oculto, difícil de combatir.
Cosechas
Estas toxinas causan importantes pérdidas económicas a los agricultores y reducen el valor de los alimentos contaminados.
Nutrición
Las pérdidas estimadas de energía metabolizable en el maíz debido al crecimiento de moho varían del 5% al 25% dependiendo de la especie de moho involucrada (Bartov et al., Tindall).
La presencia del hongo también puede afectar el rendimiento, al desfavorecer a las bacterias beneficiosas presentes en el tracto intestinal de todas las especies de ganado (Clinical Veterinary Advisor, 2013).
Parámetros productivos
Los efectos en los animales tras la ingestión de estos compuestos fúngicos varían desde una enfermedad aguda, manifestada con alta morbilidad y muerte, hasta una disminución crónica de la resistencia a los patógenos y una reducción de la productividad (Bryden et al., 2012, Oswald et al., 2005).
- Sin embargo, el principal problema asociado con los alimentos para animales contaminados con micotoxinas no son los episodios de enfermedad aguda, sino la ingestión de niveles bajos de toxinas que pueden causar una serie de alteraciones metabólicas, fisiológicas e inmunológicas (Bryden et al., 2012, Oswald et al., 2005) y, consecuentemente, importantes pérdidas económicas asociadas.
Existen numerosos estudios que contabilizan las pérdidas productivas en animales.
- Un ejemplo de ello es el metaanálisis en pollos de Andretta et al. (2011), en el que se analizaron 98 artículos publicados, con un total de 1.401 dietas y 37.371 animales.
Las ocratoxinas y aflatoxinas fueron las micotoxinas con mayor impacto sobre la ingesta de alimento y el crecimiento de las aves, reduciendo la ingesta de alimento en un 17 y 11%, respectivamente, y la ganancia de peso en un 20 y 11%, respectivamente.
La mortalidad fue 8,8 veces mayor en los grupos que recibieron dietas con desoxinivalenol.
Las micotoxinas también se relacionaron con un aumento del peso relativo:
- del hígado en un 15%
- de los riñones en un 11%
- de los pulmones en un 9%
- de la molleja en un 3%
Los cerdos desafiados por micotoxinas redujeron:
- El consumo de alimento en un 6%
- La ganancia de peso en un 11%
- La eficiencia alimenticia en un 4% en comparación con los animales no desafiados
Podemos concluir que se esperan pérdidas en las respuestas de rendimiento y empeoramiento de la eficiencia nutricional para los cerdos en crecimiento expuestos a micotoxinas.
Tracto Gastrointestinal
El tracto gastrointestinal está estrechamente ligado al sistema inmunológico y se estima que hasta el 70% de las defensas inmunitarias del organismo se localizan en el intestino. La mayoría de los datos reportados de las micotoxinas, si no todos, son negativos en términos de salud intestinal; donde las bacterias beneficiosas o saprófitas se eliminan a medida que se produce un crecimiento del patógeno intestinal.
- Por ejemplo, las micotoxinas pueden alterar la fisiología intestinal, afectando a la función de barrera y la absorción de nutrientes. Algunas micotoxinas también afectan a la histomorfología del intestino (Liew y Mohd-Redzwan, 2018).
Sistema Inmune
Está constatado que estas toxinas inmunodeprimen a los animales. En una revisión de Grenier y Applegate (2013) demuestran que las micotoxinas en niveles comúnmente detectados pueden impactar a los animales en la:
- Modulación del sistema de defensa intestinal
- Modulación del equilibrio inmunológico intestinal
- Influencia en la estructura de la barrera intestinal
Según Andretta et al. (2012) en un estudio con pollos de engorde, comprobaron que las micotoxinas redujeron:
- hematocrito (−5%)
- hemoglobina (−15%)
- leucocitos (−25%)
- heterófilos (−2%)
- linfocitos (−2%)
- ácido úrico (−31%)
- creatina quinasa (−27%)
- creatinina (−23%)
- triglicéridos (−39%)
- albúmina (−17%)
- globulina (−1%)
- colesterol total (−14%)
- calcio (−5%)
- fósforo inorgánico (-12%)
Teniendo en cuenta las graves pérdidas ocasionadas por las micotoxinas, resulta de vital importancia el empleo de secuestrantes, siendo necesario un adsorbente de amplio espectro.
Con la línea de secuestrantes enzimáticos FINTOX, podrá adsorber y biotransformar las micotoxinas habituales en producción animal gracias a sus características fisicoquímicas, formando complejos irreversibles, no digeribles con las micotoxinas a nivel gastrointestinal y disminuyendo su adsorción independientemente del pH intestinal, para luego ser excretados en las heces.
FINTOX incorpora antioxidantes naturales que neutralizan los radicales libres generados en las intoxicaciones por micotoxinas. Además, contiene fitobióticos y nutracéuticos que reparan los daños ocasionados por las micotoxicosis (daño hepático, inmunosupresión, inmunomodulación de la microbiota saprófita).
Jesús Megías Valencia Médico Veterinario –
Liptosa info@liptosa.com