El sistema inmune de las aves está permanentemente amenazado por diferentes factores estresantes.
Factores estresantes ambientales como:
Todos estos factores estresantes muchas veces afectan tanto la resistencia frente a enfermedades infecciosas como la capacidad de una respuesta inmune adecuada; incluso si se han aplicado programas de vacunación correctos.
En la industria avícola, las enfermedades inmunosupresoras –causadas por virus, bacterias o protozoos– se previenen y controlan con las vacunas.
En este artículo se explica cómo las micotoxinas –un desafío recurrente, pero muchas veces difícil de ser diagnosticado– puede ser uno de los factores implicados en el fracaso de los programas de vacunación.
La función principal del sistema inmune es detectar organismos y componentes externos –que no le son propios– para así dar una respuesta a esta amenaza [1].
Los dos mecanismos responsables de activar una respuesta lo constituyen la inmunidad innata y la adquirida.
Para ayudar a que ambos mecanismos activen eficazmente una defensa, los avicultores tienen que vigilar factores como:
La aplicación de vacunas y de programas de vacunación tiene un papel clave en la prevención y el control de las enfermedades infecciosas en las aves [4].
Su objetivo es:
- Reducir la duración y la propagación de la enfermedad
- Mitigar los signos clínicos
- Y disminuir las pérdidas productivas
Si bien el uso de vacunas es una medida asequible dentro del sistema de producción avícola, su eficacia representa de todos modos un costo importante.
Algunas de las causas por las que las vacunas no tienen la eficacia esperada pueden deberse a problemas con las mismas vacunas, a fallos en la administración o a condiciones propias de las aves (como la inmunosupresión).
Ciertos signos de animales inmunocomprometidos pueden obedecer a:
Las micotoxinas son metabolitos secundarios producidos por hongos que muchas veces pasan desapercibidos, a menos de que se cuente con un programa de detección y acción bien establecido.
- Generalmente, el número de micotoxinas analizadas en una planta de elaboración de alimento balanceado se limita –como máximo– a cuatro tipos frecuentes.
Sin embargo, esto no incluye a la gran mayoría de micotoxinas que existen.
Si bien los granos, sus derivados y otros ingredientes suelen verse más afectados; también pueden estar contaminados los materiales de las camas.
Efectos de las Micotoxinas sobre el control de las enfermedades y sobre los resultados de los programas de vacunación
Las aves son sensibles a la mayoría de las micotoxinas, por lo que es muy importante considerarlas como una de las posibles causas de inmunosupresión [5, 6].
Las micotoxinas pueden afectar tanto las respuestas de la inmunidad innata como de la inmunidad adquirida en los animales; lo que reduce la respuesta vacunal. Y aunque son complejos los efectos de las micotoxinas sobre la rápida diferenciación y proliferación de las células, el mecanismo común de la inmunosupresión se da a través de la inhibición de la síntesis de las proteínas [7].
Algunas de las micotoxinas más estudiadas que pueden alterar directamente la eficacia de las vacunas son las aflatoxinas, los tricotecenos, las fumonisinas y las ocratoxinas.
- Otras como el ácido ciclopiazónico, las rubratoxinas o la citrinina también pueden causar inmunosupresión y fallos en la vacunación [7-9].
Diversas investigaciones que han estudiado la respuesta vacunal frente al desafío de las micotoxinas han encontrado repetidas veces:
A los virus conocidos por su efecto inmunosupresor se les suele controlar a través de una combinación de diversas vacunas y de estrategias para reducir el estrés [10].
Asimismo, se ha demostrado que las aflatoxinas y la toxina T-2 alteran los programas de vacunación contra la enfermedad de Marek [13, 14]. Y se ha comprobado que las especies del género Fusarium –como el deoxinivalenol (DON)– disminuyen los títulos de anticuerpos contra el VBI y el VEN [15].
Las vacunas para controlar las enfermedades bacterianas son muy importantes en la industria avícola [17]; ya que el uso de antibióticos y la resistencia a los mismos siguen afectando la crianza de aves.
Se ha demostrado también que las micotoxinas aumentan la susceptibilidad del epitelio intestinal a las infecciones bacterianas (como la Salmonella spp., la E. coli o el Clostridium spp.) [5, 18-20].
Estas micotoxinas incrementan además las citocinas y las quimiocinas proinflamatorias en el tracto gastrointestinal y alteran las respuestas de las células B y T. Asimismo, las respuestas a enfermedades como la E. coli o el Clostridium también se ven afectadas por las micotoxinas.
- Esto conlleva una mala absorción de las proteínas [18] y este aumento de nutrientes disponibles para Clostridium perfringens puede facilitar un entorno propicio para el crecimiento de microorganismos y la producción de toxinas.
El uso de vacunas contra las coccidias es una herramienta común utilizada para evitar las pérdidas productivas generalmente asociadas a la coccidiosis. Las micotoxinas pueden retrasar la recuperación luego de un desafío con coccidiosis, afectar la morfología intestinal, agravar los puntajes de las lesiones y aumentar el número de ooquistes [22].
Posibles signos clínicos y lesiones inducidos por Micotoxinas observados en el campo
Los signos clínicos asociados a las micotoxinas con frecuencia son similares a los que se observan con otros agentes etiológicos. Es posible que una exposición crónica a bajos niveles de micotoxinas no muestre señales de advertencia relacionadas con el desempeño animal o con la susceptibilidad a enfermedades.
- Pero ya que las micotoxinas suelen afectar las células inmunes y la función intestinal, los avicultores deberían observar ahí primero los efectos de una posible exposición.
En los galpones algunos de los primeros signos de advertencia que se presentan a causa de una disfunción intestinal son los suelos resbaladizos (o húmedos) y un mayor paso del alimento no digerido en las heces.
Los niveles de amoníaco también pueden elevarse. A través de una inspección externa de las aves pueden observarse:
- Asimismo, los animales también pueden dejar de ingerir alimento y aumentar su consumo de agua.
Por otro lado, cuando las aves son sometidas a una necropsia pueden encontrarse lesiones orales y erosiones de la molleja (con o sin presentarse un caso de proventriculitis).
Estos signos clínicos van a variar dependiendo del tipo de micotoxina, el tiempo de exposición y la especie animal afectada. Y aunque estas señales –y muchas otras– pueden estar asociadas a las micotoxinas, es importante también descartar otros posibles agentes causales.
Posibles efectos de micotoxinas en aves
Considerar a las Micotoxinas como una amenaza y conocer qué medidas adoptar para mitigar sus efectos
No es fácil conocer con precisión cómo las micotoxinas afectan a una vacuna o a un programa de vacunación.
- Pero las micotoxinas influyen en la virulencia de los patógenos a través de un aumento de su capacidad para deprimir las células inmunes y alterar los factores de toxicidad microbiana. Si bien se ha investigado cómo las micotoxinas alteran el sistema inmune, sigue siendo necesario realizar más estudios para determinar la repercusión de las micotoxinas menos conocidas y los efectos de una exposición crónica a estas.
Finalmente, cuando una vacuna falla siempre en una investigación completa debe considerarse la realización de un análisis de micotoxinas.
La evaluación de los componentes del alimento balanceado antes de incluirlos en las raciones y las estrategias de mitigación pueden asegurar el éxito de los programas de vacunación en campo.
Y el uso de un adsorbente que aborda el riesgo de la presencia de múltiples micotoxinas en las dietas, es también una medida eficaz para mitigar los signos clínicos asociados a las micotoxinas y ayudar optimizar los programas de vacunación.
Referencias disponibles bajo solicitud.