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Mortalidad de terneros por deficiencia de selenio en un rebaño de raza Wagyu

Escrito por: Ángel Revilla Ruiz - Residente del Colegio Europeo de Medicina Bovina (ECBHM). Facultad de Veterinaria, UCM 2 , Javier Brieva Saenz - Bricalvet Servicios Veterinarios , Juan Vicente González Martín - Profesor Titular Dpto. de Medicina y Cirugía Animal, Facultad de Veterinaria, UCM. TRIALVET Asesoría e Investigación Veterinaria SL

Originaria de Japón, la raza Wagyu se caracteriza por producir una carne muy apreciada por su característico marmoleado, un elevado contenido de ácidos grasos omega 3 y 6, y una intensa jugosidad y sabor.

En este artículo se presenta el caso de un rebaño de terneros de raza Wagyu con una alta tasa de mortalidad.

 

ANTECEDENTES Y DATOS DE LA EXPLOTACIÓN

El caso se presentó en una granja de nodrizas con 80 vacas de raza Wagyu en sistema de estabulación libre con cama de paja y acceso a una zona de tierra (5 ha) donde los animales pasan el resto del día.

Su alimentación se basa en una ración unifeed compuesta de paja picada y concentrado todos los días, encontrándose bebederos y comederos con paja a libre disposición distribuidos por todo el establo y en la zona de tierra.

ENCALOSTRAMIENTO

Dada la extensión de la finca, no existe una zona específica para partos y los terneros maman de su madre desde el nacimiento sin intervención, a no ser que sea necesaria.

Si el ternero al nacimiento no toma por sí solo el calostro, se le administra 1,5 L de calostro (con unos 25 kg de peso corporal) por sondaje esofágico y después continúan mamando de la madre.

Siempre que sea posible, el calostro sondado procede de la madre, pero si esta opción no es posible, se utiliza calostro congelado.

No se mide rutinariamente la calidad del calostro ni se evalúa la transferencia de inmunidad pasiva en los terneros.

 

Los terneros son castrados con 15 días de edad y luego se engordan hasta los 30 meses, cuando son sacrificados, que es la edad de sacrificio típica de esta raza.

Los trabajadores de la granja realizan un seguimiento rutinario de las enfermedades, pero no se almacenan datos.

 

La granja tiene una baja incidencia de enfermedades con una mortalidad en los terneros igual o menor al 5%, normalmente por diarrea, porcentaje adecuado según la bibliografía (USDA, 2010).

El motivo de la visita a la explotación fue un aumento repentino de la mortalidad en los terneros, habiendo fallecido tres terneros en la última semana. Estos aparecieron tumbados y, pese a los distintos tratamientos administrados, no se volvieron a levantar hasta sucumbir a la muerte.

SIGNOS CLÍNICOS

En el momento de la visita, había tres terneros afectados, dos en decúbito esternal y uno en decúbito lateral.

Comenzando con la exploración del ternero de dos meses de vida que se encontraba en decúbito lateral, por presentar la sintomatología más severa, se observaron los siguientes signos clínicos:

Un estado de depresión severa.

Hipotermia.

Bradicardia (50 latidos/minuto) y taquipnea (65 respiraciones/minuto, muy superficiales).

Sin signos de deshidratación o de toxemia.

Sin heces en el momento de la exploración.

 

El ternero, que no respondía a los estímulos, había recibido un tratamiento de soporte previo con Ringer lactato, fluidos glucosados y vitamina B parenteral, sin apenas mejoría.

 

Los otros dos animales, de un mes de vida, se encontraban en decúbito esternal y eran capaces de tomar leche. Si bien, presentaban una temperatura corporal normal y ausencia de signos de deshidratación o toxemia, mostraron una leve taquicardia y taquipnea.

Dado el estado clínico del primer animal, y a petición del veterinario, se decidió eutanasiar a los terneros para hacer un estudio en profundidad del caso y tomar muestras para su análisis.

Se tomó una muestra de sangre previa a la necropsia y, durante la misma, no se apreciaron alteraciones significativas en los órganos, apareciendo normales al examen macroscópico, salvo algunas zonas de palidez de los músculos esqueléticos de las patas traseras (Imágenes 1 y 2) y amplias zonas blancas en el miocardio (Imagen 3).

Asimismo, al realizar la histología se observaron lesiones degenerativas en el músculo, que pueden estar asociadas a la enfermedad de músculo blanco.

Imágenes 1 y 2. Palidez de los músculos esqueléticos de las
extremidades traseras.

Imagen 3. Zonas blancas en el miocardio.

Resumiendo, los casos atendidos eran terneros que se presentaban en decúbito con lesiones en musculatura estriada y cardiaca con una tasa de mortalidad muy elevada, presentando algunos de ellos indicios de diarrea.

 

DIÁGNOSTICO

Diagnóstico diferencial

Atendiendo a los signos de distrofia muscular y posición en decúbito esternal, entraron en el diagnóstico diferencial las siguientes posibles causas (Constable et al., 2017):

Diagnóstico presuntivo

El principal diagnóstico presuntivo, deficiencia de selenio y vitamina E, se basó en:

Los signos clínicos de los animales:

Debilidad.
Rigidez bilateral de la marcha.
Reticencia al movimiento y decúbito.

(Constable et al., 2017; Żarczyńska et al., 2019; Maplesden et al., 1960)

Los hallazgos de la necropsia en los dos terneros (uno el día de la visita y el segundo unos días después):

Palidez de los músculos esqueléticos de las patas traseras (el músculo bíceps femoral es particularmente susceptible en los terneros; Constable et al., 2017) (Imágenes 1 y 2).

Zonas blancas en el miocardio (Buergelt et al., 2018) (Imagen 3).

Los análisis laboratoriales: niveles séricos de creatina quinasa (CPK) y aspartato aminotransferasa (AST) (Tabla 1) (Abutarbush et al., 2003).

Tabla 1. Valores séricos y referencias (Constable et al., 2017)

Todos los demás diferenciales se descartaron en base a los hallazgos en la necropsia (Buergelt et al., 2018):

Septicemia por Histophilus somni: no se observaron signos de septicemia (miocarditis, artritis, mielitis; Harris y Janzen, 1989) en la necropsia.

Neumonía: los lóbulos pulmonares no estaban afectados por la inflamación (no se observaron patrones de neumonía y el pulmón no se palpaba firme).

Poliartritis: no se encontró líquido sinovial turbio ni fibrina en ninguna articulación principal tras la inspección de diferentes articulaciones en la necropsia.

Miopatías traumáticas o infecciosas: no se observó miositis gangrenosa ni pericarditis fibrinosa.
Fracturas de huesos largos: las fracturas se descartaron tras la exploración inicial.

Intoxicaciones cardiacas por gosipol o monensina: fueron descartadas por la edad y porque estos animales solo se alimentaban de leche.

ANÁLISIS LABORATORIAL

Los elevados niveles de creatinina quinasa permitieron confirmar el diagnóstico, siendo la enzima más utilizada para el diagnóstico laboratorial de la deficiencia de selenio (Se) y vitamina E.

Es muy específica del miocardio y de musculatura esquelética y aumenta sus valores cuando existe miodegeneración.

La aspartato aminotransferasa también presentó unos niveles elevados y es una enzima que indica daño muscular, pero es menos fiable que la CPK, ya que también puede estar relacionada con daño hepático.

 

De forma complementaria, y para confirmar el diagnóstico, se analizaron también las muestras de sangre de varios terneros y de animales adultos, obteniéndose un perfil mineralque reveló varias muestras con niveles de selenio por debajo del valor fisiológico.

Enfermedad del músculo blanco

La enfermedad del músculo blanco afecta sobre todo a animales jóvenes, con síntomas que aparecen hasta los 6 meses de edad en terneros.

A medida que la enfermedad progresa, los animales se tumban y son incapaces de levantarse. Incluso cuando se les ayuda, los terneros mantienen una posición erguida y pueden mostrar temblores musculares, particularmente en las extremidades posteriores (Zarczynska et al., 2019).

 

MIOPATÍA PRIMARIA AGUDA

En términos generales, en la miopatía primaria aguda se produce una aparición repentina de debilidad y parálisis de los músculos afectados, lo que provoca paresia y decúbito y, en muchos casos, insuficiencia respiratoria y circulatoria.

Los animales afectados suelen permanecer alerta, pero pueden tener signos de dolor.
La temperatura suele ser normal, pero puede estar ligeramente elevada en casos graves de miopatía.

Pueden presentar taquicardia y arritmias.

Los animales con casos agudos de miopatía primaria suelen morir en las 24 horas siguientes a la aparición de los signos.

El cambio característico en la mayoría de los casos varía desde la degeneración hialina a la necrosis coagulativa, afectando particularmente a los músculos pesados de los muslos y a los músculos del diafragma.

Las lesiones miocárdicas también suelen asociarse a la degeneración del músculo esquelético y, cuando son graves, provocan la muerte rápida en unas horas o días.

Los efectos visibles de las lesiones son diversos grados de debilidad muscular, dolor muscular, decúbito, marcha rígida, incapacidad para mover las extremidades y desarrollo de insuficiencia respiratoria y circulatoria (Constable et al. 2017).

 

MIOPATÍA SECUNDARIA

En la miopatía secundaria resultante de isquemia puede haber múltiples áreas focales de necrosis, lo que causa debilidad muscular y da lugar a un aumento de las enzimas musculares en el suero.

·El grado de regeneración de las fibras musculares depende de la gravedad de la lesión.

·El apetito y la actitud mental suelen ser normales.

·No se suelen palpar anomalías musculares.

·Con un tratamiento de apoyo y una buena cama, la mayoría de los animales se recuperan en pocos días (Constable et al. 2017).

Importancia de la vitamina E y el selenio – Relación con la Enfermedad del músculo blanco

La vitamina E y el selenio son esenciales para los animales y las personas, relacionándose su deficiencia con dietas pobres en estos dos nutrientes.

SELENIO

El selenio es un oligoelemento que desempeña un papel importante en la salud y la producción animal. Actúa sinérgicamente con la vitamina E en el mantenimiento del estado antioxidante del organismo.

Requerimientos nutricionales diarios estimados de selenio para terneros y ganado vacuno adulto: 100 μg/kg MS/ día (Jobling, 2012; Mehdi y Dusfranse, 2016).

 

VITAMINA E

La vitamina E es esencial para la integridad y el buen funcionamiento de los sistemas reproductivo, muscular, circulatorio, nervioso e inmunitario, y participa en el metabolismo de las prostaglandinas (Sapkota, 2020).

 

Requerimientos diarios de vitamina E para terneros: 40-60 UI (Jobling, 2012).

 

Las dietas deficitarias en selenio y/o vitamina E no proporcionan suficiente protección frente a la lipoperoxidación “fisiológica” que se produce normalmente a nivel celular, lo que conduce a una lipoperoxidación tisular generalizada que lleva a la degeneración hialina y la calcificación de las fibras musculares.

Los brotes de la enfermedad se producen en terneros en los que hasta el 15% de los animales susceptibles pueden desarrollar la forma aguda y la letalidad se aproxima al 100% (Constable et al. 2017).

Como se ha comentado anteriormente, la Enfermedad del músculo blanco está asociada al consumo de dietas deficientes en selenio y/o vitamina E, pudiendo estar además condicionada por:

Una excesiva cantidad de ácidos grasos poliinsaturados en la dieta.

La cantidad de selenio que hay en el suelo donde se cultivan los productos utilizados en la ración, siendo concentraciones inadecuadas las que se encuentran por debajo de 0,5 mg/kg de selenio.

El almacenamiento de las materias primas durante largos periodos de tiempo, produciéndose una pérdida de vitamina E.

 

TRATAMIENTO

El tratamiento elegido en este caso fue la administración parenteral de selenio, no solo a los terneros recién nacidos sino también a las vacas adultas un mes antes del parto.

Por otro lado, se corrigió la deficiencia mineral en la ración de los animales adultos.

PREVENCIÓN Y SEGUIMIENTO

Una vez aplicado el tratamiento parenteral de selenio a las vacas y terneros, y gracias a la corrección del aporte de minerales en la ración, ningún animal recién nacido volvió a presentar distrofia muscular aguda ni decúbito.

 

El diagnóstico de este caso clínico de un rebaño con una mayor incidencia de animales recién nacidos con distrofia muscular y posición de decúbito se resolvió en base a la sintomatología clínica, los hallazgos de la necropsia y los niveles de CPK y AST, atribuyéndose a una deficiencia de selenio de etiología dietética, con prevención inmediata de nuevos casos tras cambios nutricionales.

 

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