En los últimos años estamos viendo un interés creciente por parte de los consumidores en cómo se producen los alimentos, lo que está influyendo en el comportamiento de la industria agroalimentaria y la fabricación de piensos.
La producción animal en su conjunto y los nutricionistas deberían examinar específicamente cómo mejorar la producción de proteína animal no sólo desde una perspectiva de mejora de rendimientos productivos y costos, sino también teniendo en cuenta estos nuevos aspectos a los que no estaban acostumbrados.
Hoy en día, la contaminación ambiental de la producción porcina y avícola es un tema que preocupa, y mucho, a la sociedad.
Una de las metodologías más comunes para calcular el impacto ambiental es determinar todas las emisiones en equivalentes de CO2 (CO2e).
Un método para hacerlo es utilizar un modelo acreditado basado en estándares IPCC (Grupo Intergubernamental de Trabajo sobre el Cambio Climático).
Pero el hecho es que producciones animales con rendimientos productivos y costos similares pueden mostrar grandes diferencias en el valor de CO2e/kg de carne, por lo que ese impacto ambiental debe verse más allá de los beneficios productivos o económicos.
Cuando se utiliza el modelo para comparar diferentes programas de alimentación, cualquier efecto sobre el CO2e se calcula a partir de la combinación de cambios en la composición de los piensos y el rendimiento productivo animal.
Sin embargo, sino se penaliza el rendimiento productivo animal, el CO2e por kg de carne producido será menor. Al mismo tiempo, también es probable que el costo de la dieta se haya reducido, dando una situación de “win to win”.
Un ejemplo específico para mostrar mejoras en el impacto ambiental es a través del uso de enzimas en la formulación de piensos.
Las enzimas han sido reconocidas durante mucho tiempo como formas de:
De forma general, el empleo de enzimas exógenas en nutrición animal se ha basado fundamentalmente en la destrucción de compuestos antinutritivos, incrementando la digestibilidad de los nutrientes y mejorando los rendimientos productivos. |
La práctica habitual de incluir enzimas compensa a la hora de alcanzar una reducción en los costos de fabricación de alimentos compuestos.
Hay dos estrategias predominantes para incorporar dosis más altas de fitasa en la dieta:
- Esta estrategia se conoce en la literatura comercial y científica como “superdosificación” y apunta a una mejora de los rendimientos productivos por encima de la producción actual.
Los valores de matriz más altos se aplican a la fitasa al mismo tiempo que se garantizan los niveles óptimos de fitatos en el pienso, incluidos minerales, aminoácidos y energía, proporcionando así un mayor ahorro de costos mientras se mantiene el rendimiento productivo, es decir, la máxima matriz nutricional (MMN).
Un estudio reciente realizado en cerdos de engorde en los EE.UU. (Figura 1) demuestra los beneficios sobre una dieta de control, que contiene unos niveles estándar de fitasa en comparación con la “superdosificación” de la fitasa añadida “a mayores” de la dieta de control para dar 2.000 FTU/kg o MMN ofreciendo el mismo rendimiento pero a un costo más barato mediante la aplicación de valores de matriz más alto.
El uso de altas dosis de fitasa no sólo aporta valor en términos de rendimiento o ahorro de costos, también se puede utilizar para reducir la excreción de fósforo y por tanto la contaminación ambiental, lo cual es una preocupación creciente a nivel global.
Analizando con más detalle los datos, el uso de fitasa para reemplazar 1,0–2,0 g/kg de P (fósforo) inorgánico suministrado en la dieta implica que podría reducir la suplementación de fosfato inorgánico en un 38-76%.
El interés creciente por comprender mejor cómo los diferentes procesos de la cadena de producción agroalimentaria influyen en la huella de carbono ha permitido desarrollar metodologías que evalúen dichos procesos.
En el mismo estudio descrito anteriormente, se determinó la huella de carbono de cada tratamiento experimental y se observa que las emisiones de CO2 se reducen aplicando la estrategia de superdosificación (numéricamente) o la estrategia de matriz máxima nutricional (P<0,05) sobre la dieta control (Figura 3).
En base a la ganancia adicional lograda en este ensayo, la superdosificación reduce 1,61 kg de CO2/cerdo y MMN reduce 6,19 kg de CO2/cerdo. |
La utilización de enzimas favorece una mayor sostenibilidad del medio ambiente al verse disminuidos las emisiones de CO2e, nitrógeno y fósforo, debido a una mayor eficiencia de la utilización de las materias primas.
En este contexto y con respecto al compromiso por el medio ambiente, AB Vista ofrece estrategias flexibles, como la Máxima Matriz Nutricional, que ayuden a obtener unos mejores resultados económicos gracias al avance del conocimiento:
Figura 1. Índice de conversión (IC) de los cerdos comparando las estrategias de Superdosificación (SD) y Máxima Matriz Nutricional (MMN) frente a una dieta control (CON).
Figura 2. Excreción de fósforo en heces de cerdos en las fases de crecimiento y acabado (P<0.05).
El control positivo (PC) fue formulado acorde a los requerimientos del animal. La dieta control negativo (NC) se redujo en nivels de Ca y P y nada de fosfato inorgánico añadido.
Figura 3. Huella de carbono comparando distintos tratamientos: Control (CON), Superdosis (SD) y Máxima Matriz Nutricional (MMN).
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