Para leer más contenidos de NutriNews Junio 2022
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El presente artículo sólo tiene la intención de añadir unas pinceladas en algunos puntos clave para la producción de de los pollos de crecimiento diferenciado, abordando el aspecto de la carne del pollo y la adicción de caroteno (cantaxantina xantofilas) al pienso.
En octubre de 2020, y en esta misma publicación, Emilo Borja presentó un artículo titulado “Nutrición y Alimentación en pollos de crecimiento diferenciado”.
En España, la línea genética más utilizada es el cruce entre hembras Hubbard JA57 y un macho de carácter más cárnico tipo Broiler de Ross, Cobb o Hubbard. Estas gallinas, representan en nuestro país en torno al 6.5% del censo total de reproductoras de avicultura de carne según la propia casa de genética (comunicación personal). Hablamos de un animal que se parece más a una gallina semipesada con picos de puesta de hasta el 95%, pudiendo llegar a las 60 semanas por encima del 75% de producción con un peso de 2.20kg. Respecto a la venta, las estimaciones de volumen comercial de esta carne en los lineales son difíciles de obtener.
⇒ Podemos considerar que hace un par de años no llegaba al 10%, y que en 2022 y tras la crisis que estamos viviendo no parece haber subido de esta proporción.
En nuestro país, al igual que en la mayoría, las grandes superficies quieren vender un producto distinto al convencional, y por tanto esté debe tener unas características específicas que aparecerán en el etiquetado.
⇒ Para que esta etiqueta sea veraz, las condiciones de cría están marcadas por Reglamentos Estatales o Comunitarios. Además, todo el proceso de cría es auditado regularmente, normalmente por empresas independientes.
En España, la mayor parte de los pollos de crecimiento diferenciado, están criados bajo el paraguas del Reglamento 543/2008 para la “comercialización de aves de corral”.
Nos fijaremos especialmente en la regulación de la etiqueta, particularmente en el artículo donde habla de que en el etiquetado “solo podrán utilizarse los términos que aparecen a continuación”.
Y, más específicamente en la parte nutricional, nos marca lo siguiente: “Alimentados con un … % de …”.
Por lo tanto, si se quieren mencionar en la etiqueta los ingredientes de la fórmula, debe hacerse de la manera y la proporción que marca el reglamento.
⇒ Especialmente, cuando se hace mención a los cereales y el maíz, es obligatorio que el mínimo esté en 65 y 50 % respectivamente, “durante la mayor parte del período de engorde”
Limitar cualquier ingrediente encarece las fórmulas. Depende mucho de los límites con los que cada empresa formule, pero a precios iguales de trigo y maíz, forzar este último a un mínimo del 50% puede encarecer la tonelada de pienso hasta en 10 euros. › Excepcionalmente, y dada la situación de precios de materias primas que vivimos, nos encontramos en este momento en una situación casi contraria.
Hacer pienso de arranque o incluso de cebo a base de maíz y con un mínimo del 65% de cereales sin apenas espacio para soja y aditivos, no es fácil y más en esta época donde la concentración de los piensos es baja para intentar ahorrar en costes.
› Los nutrólogos se ven con fórmulas en las que deben acotar la energía para evitar piensos desbalanceados.
La calidad de un gránulo con un 50% de maíz frente a un pienso isonutricional cuya base es el trigo es inferior. Se han visto durabilidades de hasta 4.5 puntos más bajas para gránulos fabricados en base a maíz frente a trigo. › Además, como se decía en el párrafo anterior, fabricar con menos de un 1.5% de grasa añadida para no exceder la energía máxima, afectará de forma negativa la calidad del gránulo, y, adicionalmente, a la palatabilidad del alimento.
A la hora de diseñar la cantidad de pigmento para un pollo de este tipo, podemos usar dos criterios: Xantofilas (poder de pigmentación).
Molécula pigmentante o carotenos
En este artículo nos fijaremos en estas últimas, ya que como contaremos más adelante surgieron cambios a principios de 2021.
La adición de pigmentante en el pienso está limitada a 80 ppm de carotenos por cada kg de pienso.
Al ser la limitación global y no específica de cada ingrediente, las fábricas de pienso han estado jugando con la composición dependiendo de varios factores que indicaremos a continuación. Aparte del poder de pigmentación aportado por algunas materias primas como el maíz o los DDGS, básicamente se usan tres ingredientes para dar color a los animales. Para el amarillo tenemos el ácido beta-apocarotenoico de origen sintético y los extractos ricos en luteína de origen vegetal (Tagetes principalmente). Para el color rojo, el más usado, es la cantaxantina, de origen sintético.
En el mercado podemos encontrar otra alternativa de origen natural (Capsicum), pero que, por su elevado coste, queda relegado a las producciones ecológicas.
No olvidemos que, a nivel coloquial a la hora de nombrarlos, hacemos la diferenciación entre origen sintético y natural, pero este último no está exento de procesos industriales y químicos para su elaboración.
Está bien resaltarlo, pues últimamente lo que no es “natural” no goza de buena fama comercial. Dentro de cada una de estas moléculas, puede haber muchas variantes dependiendo del fabricante, tecnología y el grado de pureza.
La mayoría de los productores cambiaban la relación de carotenos dependiendo de la época del año pues la estabilidad de los extractos vegetales es menor frente al calor, por lo que se usaba más en los meses de frío. ⇒ Además, la valoración del poder pigmentante podría ser entre un 50 y un 10% inferior para el pigmentante de origen vegetal, dependiendo del proveedor, la cosecha, el tratamiento de protección o los intereses comerciales.
⇒ Lo habitual era usar un 25% de ester etílico como mínimo, del total de carotenos amarillos, para asegurar una base, sobre todo en los meses de más calor. En octubre del 2020 se publicó el nuevo Reglamento de ejecución (UE) 2020/1400.
Este reglamento puso como límite el 26 de abril de 2022 para la venta y uso de pienso con un máximo de 15 ppm del caroteno amarillo (Ester etílico del ácido β-apo-8′-carotenoico), manteniendo los 80 ppm de carotenos totales. Los productores de pienso se vieron obligados a cambiar las mezclas de pigmentantes añadidos al pienso, dándole más peso al amarillo de origen vegetal.
⇒ Al principio muchos productores trabajaron con miedo, subiendo la adición de la luteína hasta el máximo legal.
Aunque ya era conocido a nivel teórico, y muchos nutrólogos formulaban de esta forma, tras unos meses de producción se ha visto que la clave del color está en la cantidad de pigmento rojo o Xantofilas rojas y no amarillas, como veremos en el apartado de matadero. Generalmente los pollos de este tipo, consumen tres piensos en su vida.
Comienzan con una migaja que aporta por kg de pienso:
Para el segundo pienso, la teoría es muy similar al tercero, aportando en torno a un 95-100% de pigmentación, ya que la deposición del color se hace en la grasa por su carácter liposoluble y necesitamos como mínimo 15 días para completar el ciclo. Para acabar, en el último pienso, los productores usan:
Siempre respetando que la suma de los tres no exceda las 80 ppm por kg de pienso y teniendo en cuenta el aporte de 5-8 Xantofilas amarillas y 0.5-1 Xantofilas roja que aporta el maíz. (más sobre Xantofilas).
Como bien decía el artículo de 2020, el mejor sistema para medir el grado de pigmentación es un colorímetro Minolta.
⇒ La forma de hacer las mediciones está estandarizada y debe hacerse siempre en las mismas condiciones de luminosidad y en la misma zona del pollo, sobre la piel de la pechuga, pegado a la base del cuello. Es un sistema fiable, pero en mi opinión, nada práctico, ya que no compensa gastarse más de diez mil euros que cuesta la cámara más barata, sin hablar del peligro que conlleva para la inversión, usar un aparato de ese coste en un ambiente como es el matadero. Además, a la hora de comparar información, todo lo que hay es teórico y muy pocos mataderos lo usan en la práctica diaria.
Como alternativas tenemos dos opciones: Colorímetro estándar: Podemos encontrar en internet colorímetros por menos de 350 euros, perfectamente fiables.
Nos darán las tres medidas necesarias L para la luminosidad blanco-negro, A para el rojo-verde y B para el amarillo-azul. Las mediciones no serán tan precisas como una cámara Minolta, pero no es necesario, lo importante es tener una buena biblioteca de mediciones propia y saber entre qué valores debemos trabajar. Abanico DSM: Seguramente es la opción más usada, cómoda y barata.
Tendremos valores de 101 a 108 y dependiendo del cliente y del mercado deberemos movernos en un rango u otro.
En España, para la zona centro se suele trabajar entre 103 y 106. Como podemos ver en la siguiente gráfica, que relaciona las medidas de un colorímetro con el abanico de DSM, el color amarillo tiene un comportamiento curioso, saturando cuando empezamos a sobrepasar los 104 en el abanico
Gráfico 1. Fuente: J I Barragán. Número de muestras: 194.
Por muchos más carotenos que se añadan a partir de un punto, no conseguiremos más color.
⇒ Por este motivo decíamos en el apartado anterior que, la clave está en el rojo más que en el amarillo, pero siempre teniendo cuidado con no descuidar este último. Una formulación con falta de amarillo puede dar pollos moteados o racheados de rojo, puesto que el amarillo crea la base de la pigmentación.
Como bien saben los lectores, la llegada del calor a partir de mayo, merma el consumo de los animales de producción. En el caso de los pollos broiler, a pesar de que las granjas cada vez están más preparadas para mantener temperaturas óptimas de producción, vemos unos descensos de entre el 3 y el 6% en el consumo.
Para el caso de estos animales de crecimiento diferenciado, se han visto descensos en los consumos de hasta el 10% en las zonas más cálidas de España.
Dos motivos fundamentales generan este descenso más elevado.
Además, de que es un pollo mucho menos eficiente en general con índices de conversión entre 2,100 kg de pienso en invierno y 2,275 kg en verano. Incremento éste que tiene relación con el diferencial entre consumo y ganancia, que obliga a mantener los pollos más tiempo en granja para obtener los pesos objetivo.
Esta baja eficiencia está ligada con el menor aprovechamiento de los pigmentos ingeridos.
En 2021, se hicieron pruebas independientes analizando restos de carotenos amarillos en heces de 5 granjas de entre 22 y 53 días de edad. El resultado fue que entre el 24,7 y el 51,0% del Éster Etílico, se elimina en las heces y, por tanto, no se aprovecha en la pigmentación del animal. Otro problema con la pigmentación, que más influye al principio de la cría, es la vacunación. Estos animales no consumen coccidiostatos en pienso, por lo que el sistema de prevención frente a la coccidiosis es la vacunación.
Como bien sabe el lector, la replicación de la vacuna suele hacerse entre los 15 y 20 días de edad del animal. En el entorno de esa fecha la absorción de nutrientes por parte del animal es algo deficiente. Esto no sólo afecta a aminoácidos y minerales, sino que también afecta a los pigmentos. Por este motivo es difícil ver pollos pigmentados antes de los 25 días más allá de las patas y el pico.
Sin hablar del efecto del coccidiostato sobre la salud entérica. Es común que algunos visitadores de campo se muestren preocupados antes si no ven color en los animales, por eso es bueno evaluar el color pasados unos días. Pigmentar un pollo no es difícil con las cantidades de carotenos adecuadas, lo complicado es lograr lotes en granja y, sobre todo en matadero, homogéneos en color. De nuevo, uniformidad es la palabra.
