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Las grasas y los aceites son componentes esenciales en la dieta de los cerdos, aportan energía, ácidos grasos esenciales, contribuyen a características sensoriales del alimento e inciden en la calidad de la carne (Chen et al., 2018).
Sin embargo, cuando se exponen al oxígeno, la luz y el calor, las grasas pueden sufrir oxidación, lo que provoca cambios en su composición química, sabor y valor nutricional (Nourooz-Zadeh, 1999). Esto repercute de manera directa sobre la composición de la dieta, salud de los animales, rendimiento productivo y calidad del producto.
No obstante, al ser la alimentación de los cerdos un aspecto crítico de la producción porcina desde las perspectivas de producción y economía. En los últimos años, ha habido un interés creciente en la utilización de grasas oxidadas como ingredientes en dietas para cerdos (Chen et al., 2018).
FORMACIÓN DE GRASAS OXIDADAS
La oxidación de las grasas se produce mediante una compleja serie de reacciones químicas que implican la reacción de ácidos grasos insaturados con moléculas de oxígeno.
CAMBIOS QUÍMICOS
La oxidación de las grasas da como resultado la formación de diversos compuestos químicos:
Estos compuestos pueden alterar el sabor, el aroma y las propiedades nutricionales de las grasas, provocando sabores desagradables, rancidez y una vida útil reducida.
Además, la oxidación puede disminuir la calidad nutricional de las grasas al reducir los niveles de ácidos grasos esenciales y vitaminas liposolubles (Nourooz-Zadeh, 1999).
En lo concerniente del uso de grasas oxidadas en la alimentación animal puede afectar la palatabilidad del alimento, la digestibilidad de los nutrientes y el rendimiento productivo.
Los altos niveles de productos de oxidación pueden comprometer la calidad nutricional de los ingredientes del alimento y presentar riesgos para la salud de los animales (Cherian & Jacob, 2006).
IMPLEMENTACIÓN DE GRASAS OXIDADAS EN LA ALIMENTACIÓN PORCINA
De acuerdo con lo reportado sobre el uso de grasas oxidadas en la alimentación porcina existen controversias sobre su aplicación. En la literatura se pueden encontrar resultados tanto que promueven como que limitan su utilización:
Entre los beneficios que se han reportado en la alimentación del cerdo se encuentran:
Fuente de energía
Las grasas oxidadas pueden servir como fuente de energía alternativa en las dietas para cerdos. A pesar de la formación de subproductos oxidativos, estas grasas retienen una parte importante de su valor calórico, proporcionando a los cerdos energía para el crecimiento y el mantenimiento (Gourle et al., 2020).
Rentabilidad
Puede ser rentable para los productores de cerdos, especialmente cuando las fuentes de grasa fresca son costosas o su oferta es limitada. No obstante, al incorporar grasas oxidadas en las dietas de los cerdos se podría estar comprometiendo la calidad nutricional del alimento de acuerdo con las modificaciones ya mencionadas que sufren las grasas al oxidarse.
Reutilización
Las grasas oxidadas, que pueden no ser aptas para el consumo humano debido a sus malos sabores o su rancidez, pueden reutilizarse como ingredientes para la alimentación de los cerdos. Esto reduce el desperdicio en la industria alimentaria y contribuye a la utilización sostenible de los recursos (Gourle et al., 2020).
Los riesgos reportados sobre su en la alimentación porcina recaen en:
Implicaciones nutricionales
Las grasas oxidadas pueden contener niveles reducidos de vitaminas liposolubles y antioxidantes debido al proceso oxidativo. Los cerdos alimentados con dietas ricas en grasas oxidadas pueden correr riesgo de sufrir deficiencias de nutrientes, en particular de vitamina E, que desempeña un papel crucial en la defensa antioxidante y la función inmune (Nguyen et al., 2019).
Palatabilidad y digestibilidad
Pueden impartir sabores y olores desagradables al alimento, afectando potencialmente la palatabilidad y el consumo de alimento en los cerdos. La presencia de subproductos oxidativos puede dificultar la digestión y absorción de grasas, lo que lleva a una reducción de la utilización de nutrientes y del rendimiento del crecimiento (Chen et al., 2018).
Salud
Su consumo se ha asociado con efectos adversos para la salud en los animales, incluido el estrés oxidativo, la inflamación y la función inmune comprometida.
Los cerdos alimentados con dietas que contienen altos niveles de grasas oxidadas pueden ser más susceptibles al daño oxidativo y a los trastornos metabólicos (Jha & Berrocoso, 2016).
CONSIDERACIONES
Las grasas oxidadas exhiben características distintas que resultan de la oxidación de ácidos grasos insaturados.
Los cambios químicos durante la oxidación conducen a la formación de compuestos volátiles que afectan el sabor, el aroma y las propiedades nutricionales de las grasas.
Comprender las características de las grasas oxidadas es esencial para garantizar la calidad y seguridad de los alimentos y para desarrollar estrategias para minimizar los problemas relacionados con la oxidación.
En lo que concierne en la alimentación porcina, el uso de grasas oxidadas en la industria porcina presenta tanto oportunidades como desafíos para los productores de cerdos:
Ofrecen una fuente de energía rentable y contribuyen a la reducción de desechos.
La inclusión de grasas oxidadas en la alimentación del cerdo requiere cuidadosas consideraciones debido a sus efectos sobre la calidad nutricional, la palatabilidad, la digestibilidad y los problemas de salud.
Se deben equilibrar los beneficios y riesgos asociados con el uso de grasas oxidadas e implementar medidas de control de calidad adecuadas.
Cabe destacar que independientemente de los beneficios y repercusiones que tiene el uso de grasas oxidadas en la industria porcina se debe establecer límites a la inclusión de grasas oxidadas en los alimentos para cerdos para garantizar la seguridad y calidad del producto.
Los productores de cerdos deben cumplir con estas regulaciones y monitorear la calidad de la grasa para mitigar los posibles riesgos para la salud de los cerdos.