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Probióticos, una opción natural para incrementar salud y productividad en gallinas ponedoras

 

Los probióticos ayudan a prevenir y controlar a los patógenos gastrointestinales y/o mejorar el rendimiento y la productividad de los animales de producción mediante diversos mecanismos«, según se indica en un informe reciente de la FAO (2016).

Recientemente Calsporin®, Bacillus subtilis C-3102, ha sido aprobado por la Comisión Europea como probiótico para gallinas ponedoras.

 

El probiótico ha demostrado mejorar el rendimiento de las gallinas ponedoras y varios ensayos en avicultura confirman el efecto beneficioso de esta cepa de Bacillus subtilis sobre la salud intestinal, confirmando así la declaración de la FAO.

La salud intestinal y los rendimientos productivos de las gallinas ponedoras siempre han sido temas de discusión, pero se vuelven aún más importantes con la futura prohibición de recortar el pico de dichas aves.

En este artículo se describen los últimos desarrollos y estudios realizados con el probiótico recientemente registrado en gallinas ponedoras.

 

Intestino sano

Un intestino sano asegura una óptima absorción de nutrientes y minerales, hecho que es esencial para la buena productividad, la calidad de la cáscara y la seguridad alimentaria de los huevos (Bain, M.M. 2005).

La población microbiana intestinal comensal ayuda a la digestión del alimento además de proteger al huésped de la colonización por patógenos.

Estas bacterias locales:

El trastorno de la microbiota intestinal autóctona reduce los mecanismos de protección innatos y puede aumentar el potencial de las bacterias patógenas de unirse al tracto digestivo y colonizarlo (Burkholder, K.M., et al. 2008).

La incorporación de esporas viables de Bacillus subtilis en piensos de aves ha demostrado optimizar el ambiente intestinal para los microbios beneficiosos locales provocando unos mejores rendimientos productivos y reduciéndose la presión patógena en el intestino de las aves.

 

Ayudar a las pollitas en los primeros estadíos de producción

 Al final del período de cría, cuando la pollita se convierte en una gallina ponedora, se producirán cambios ambientales y metabólicos desafiantes.

El foco principal de los productores de huevos y nutricionistas es el de apoyar nutricionalmente a las gallinas jóvenes en la etapa temprana de producción hasta aproximadamente las treinta semanas de vida.

Los probióticos podrían ser una herramienta nutricional de apoyo durante este pico de rendimiento, un período de alta productividad donde las gallinas son también más sensibles a los trastornos microbianos en su tracto digestivo.

Calsporin® se testó en 120 gallinas Tetra SL en los primeros compases de producción entre las semanas 19 y 42 de vida.

  La adición de 3 x 108 UFC de Bacillus subtilis C-3102 por Kg de pienso dio como resultado un aumento más rápido del peso del huevo, una mayor masa de huevo y una mejor utilización del alimento 

 

  

Prolongar el período de puesta


La óptima alimentación de las ponedoras permite a los productores de huevos prolongar el período de puesta hasta las 100 semanas de vida.

Mantener el rendimiento de puesta de huevos así como la calidad de la cáscara del huevo son clave para alargar la vida productiva de las gallinas.

En un segundo estudio con 120 gallinas ponedoras brown Tetra SL, se evaluó la adición de 3 x 108 UFC de Bacillus subtilis C-3102 por Kg de pienso durante un período de un año, de las 19 a las 70 semanas de vida.

La inclusión de Calsporin® dio como resultado un porcentaje de puesta mejorado, mayor peso del huevo, mayor masa de huevo y una mejor conversión alimenticia durante todo el período.

 

En la práctica, el aumento del tamaño del huevo se correlaciona negativamente con la calidad de la cáscara. Sin embargo, los resultados del ensayo demostraron que los huevos más grandes no dieron lugar a diferencias en el grosor de la cáscara ni en la densidad de la misma.

 

Bacillus subtilis para combatir a los patógenos intestinales


El rendimiento productivo de una gallina ponedora puede ser fácilmente trastornado negativamente por la aparición de un patógeno intestinal.

Los cambios en el consumo de alimento, en el color y la composición de las deposiciones y en la viabilidad del grupo de ponedoras son los primeros síntomas de que algo está sucediendo.

La alteración de la microflora intestinal provoca una mayor susceptibilidad de las gallinas especialmente a Clostridium perfringens, Escherichia coli patógena aviar, Salmonella spp. y Campylobacter spp.

Las últimas tres cepas bacterianas también están asociadas a seguridad alimentaria y a enfermedades zoonóticas (FAO,2016; Shini, S., Shini, A. y Blackall, P.J. 2013)

Los granjeros disponen de posibilidades limitadas en cuanto al uso de productos antimicrobianos que no dejen residuos en los huevos.

 

La administración de B. subtilis en la alimentación de las gallinas ponedoras puede ser una opción segura y práctica para estos productores, ya que numerosos resultados en diferentes ensayos han demostrado una reducción o incluso exclusión de dichos patógenos tan comunes como Clostridium perfringens, Salmonella, E. coli y Campylobacter (Casabuena et al. 2015; Guyard-Nicodeme et al. 2015; Jeong y Kim, 2014; Kato, M., et al. 2007; Maruta, K., et al. 1996; Ragione, y Woodward, 2003)

 

 

 

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