Desde hace casi 100 años, la medicina humana y veterinaria se ha enfocado en descubrir y desarrollar herramientas que ayuden a combatir y eliminar a los agentes causales de las enfermedades, bien sean bacterias, hongos, protozoarios, virus, etc, todos ellos tienen un antagonista farmacéutico en el cual se han centrado por décadas los programas sanitarios.
Los seres vivos vertebrados somos organismos complejos dotados de un sistema inmune que pudiéramos describir como un sistema de defensa con mecanismos de comunicación intercelular y de respuesta química que tiene como finalidad mantener la integridad y el equilibrio de las funciones de nuestros organismos.
En tal sentido, debemos suponer que al ingresar cualquier patógeno al intestino, el sistema inmune desencadenará una serie de procesos y mecanismos para alertar al organismo de este ataque, de manera que se genere la respuesta en consecuencia a esta agresión.
Fagocitosis y citotoxicidad por parte de células centinelas inician la batalla por la defensa del intestino, radicales libres (ROS) serán liberados desde las mitocondrias de estas células centinelas para ejercer un efecto antimicrobiano sobre los patógenos; citoquinas y quimiocinas de acción proinflamatoria y antimicrobiana se liberarán y generarán inflamación, en fin, se desencadenará una serie de respuestas y acciones por parte del sistema inmune para frenar la invasión de los patógenos. |
Entonces, la respuesta del sistema inmune será proporcional a la magnitud de la agresión y la duración de esta respuesta será igual de larga, que, aunque haya cesado total o parcialmente la causa de la agresión, los daños generados por el patógeno y la alerta ante este daño continuará por un largo período hasta que el tejido afectado sea reestablecido y el órgano haya retornado al equilibrio. |
Y entonces, ¿Qué podemos hacer?
Es como si pensáramos en enviar una cuadrilla de reparación y mantenimiento junto a paramédicos al área de combate dentro de una ciudad en guerra, de esta manera los habitantes de esa ciudad (células intestinales) contarán con el restablecimiento de los servicios básicos para su funcionamiento y subsistencia a la vez que se está combatiendo al invasor.
Atención a la causa
La intención de hoy es mencionar las estrategias complementarias que pueden ser ejercidas en conjunto con el programa “Anti- agente causal”.
Mejorar u optimizar la absorción de nutrientes
Como sabemos, si hay daño epitelial, hay daño en las estructuras responsables del permitir el paso de nutrientes a través de la barrera intestinal y de la funcionalidad de las células intestinales, y bajo un ambiente intestinal conflictivo y en guerra, con estrés oxidativo y con inflamación crónica, los procesos de absorción se ven limitados o interrumpidos.
Así mismo, las saponinas tienen actividad antimicrobiana, antiprotozoaria y antiinflamatorias, además de tener acción antioxidante, lo cual combinadas con otros fitoactivos son excelentes herramientas para un programa de salud intestinal. |
Contribuir con la acción inmunitaria, anti-inflamatoria y anti-oxidante
Modular la respuesta y liberación de citoquinas pro-inflamatorias y respuesta de células centinelas NK, MK, CD, y reducir la inflamación crónica intestinal es una de las acciones más importantes a alcanzar en todo programa de salud intestinal.
Esta acción se puede lograr mediante el uso de compuestos Flavonoides y Polifenoles, los cuales poseen grandes acciones inmunomoduladoras, antiinflamatorias y antioxidantes en el parénquima intestinal. La importancia de estos compuestos como antioxidantes se debe a su facilidad para reducir la producción de (ROS) radicales libres, bien sea por inhibición de enzimas oxidativas, o por quelación de metales impidiendo las reacciones catalizadoras de los radicales libres. |
Reponer y repoblar la microbiota perdida
En un cuadro de Disbiosis o desequilibrio entre las poblaciones de microorganismos benéficos y la proliferación de enteropatógenos y oportunistas intestinales, es necesario devolver el equilibrio a ese microbioma mediante la restitución de la población de bacterias de la flora perdida bien sea a causa de la invasión de patógenos intestinales o a consecuencia de tratamientos antimicrobianos prolongados que también diezman la flora intestinal y dejan un desbalance en la misma.
En cualquier modo, la rápida restitución y/o mantenimiento de esta flora intestinal aparte de ayudar a la integridad y equilibrio mediante la exclusión competitiva frente a los elementos invasores, representa un medio para el aporte de energía para las células intestinales y una optimización de los procesos digestivos y de la propia función del sistema inmune.
Conclusión
Atacar solo la causa del problema (agente causal o enteropatógeno) por sí solo, no devuelve el equilibrio ni restituye la completa funcionalidad al complejo sistema digestivo intestinal y las complejas y prolongadas respuestas del sistema inmune, es necesario combinar estrategias de manera simultánea para obtener un sólido y eficiente programa de salud Intestinal.