Entrevistamos el experto Gonzalo González Mateos de la Universidad Politécnica de Madrid que forma parte del grupo de trabajo “Sumando esfuerzos” una iniciativa de Elanco cuyo objetivo principal es acompañar al sector y servir de guía frente al escenario de la retirada definitiva del óxido de zinc.
¿Cuáles son los puntos claves a tener en cuenta en el período post destete para asegurarnos una adaptación correcta de los lechones, dando siempre prioridad al control de los procesos diarreicos?
Gonzalo González Mateos: el aumento de la actividad física (peleas por la supervivencia), la termorregulación, el estrés y la potenciación de la inmunidad son puntos claves a considerar porque suponen un importante gasto energético de los lechones en el post destete con el problema añadido del bajo consumo de pienso en esta fase tan problemática.
Si a ello le unimos la falta de regulación de la temperatura corporal, nos encontraremos con animales débiles, incapaces de defenderse de sus congéneres más agresivos.
Los gastos ocasionados por el estrés y los mecanismos de inmunidad y defensa son muy importantes, ya que el lechón tiene que dedicar los pocos nutrientes que consume a “fabricar” proteínas de fase aguda (PFA) con mayor producción de proteínas en hígado y menor en músculo.
Es decir, un gramo de proteína muscular no da lugar a un gramo de PFA. |
A destacar, que en el período post-destete, el crecimiento muscular no tiene prioridad para el lechón.
¿Qué sucede con el consumo de pienso en el período post-destete?
Gonzalo González Mateos: El lechón come poco o nada en las primeras horas tras el destete, sobre todo, si el destete tiene lugar con 21 días de edad.
Es prioritario que los gastos no sean superiores a la ingesta, pero si el consumo de pienso es limitado, esto es difícil de conseguir.
El problema no es el estrés en sí, como nos han explicado de estudiantes. Lo que ocurre es que la naturaleza es “lista” y no se producen enzimas digestivas ni ácido clorhídrico porque suponen un gran gasto y el animal, si no come, no necesita estar preparado para digerir los alimentos y por tanto, ahorra.
¿Para qué producir ácido clorhídrico y enzimas si no tienen nada que digerir en este momento?
Gonzalo González Mateos: tras el incremento en la masa de tejido muscular, el crecimiento de las vellosidades intestinales es donde el lechón post-destete dedica más energía y nutrientes, a fin de mejorar la absorción de los posibles nutrientes disponibles.
Por todo ello, parte de la digesta pasa sin digerir al intestino grueso donde tendremos problemas con la proliferación en exceso de la microbiota patógena, tal como Clostridios y Coliformes.
¿Cuáles son las claves en cuanto a la alimentación post-destete?
Gonzalo González Mateos: es importante asegurar consumos altos del lechón previo al destete, consumos que deben mantenerse durante el post-destete, siempre que el lechón permanezca sano y sin incidencia de diarreas.
Si el lechón se recupera de la diarrea, recuperará su peso en poco tiempo y la productividad a llegada al matadero, no se verá comprometida.
Por ello, ante la presencia de procesos diarreicos, cuando la salud del animal prima sobre el crecimiento, puede ser más conveniente suministrar un pienso en harina no excesivamente fina que un pienso granulado.
Un tema importante a considerar es evitar el exceso de nutrientes en el intestino grueso, a fin de reducir la incidencia de fermentaciones anómalas en este órgano.
La fermentación de los hidratos de carbono es probablemente menos perjudicial (no necesariamente positiva) de lo que siempre hemos creído, mientras que la fermentación de las proteínas, con la consiguiente producción de amoniaco, indoles y otros productos nitrogenados de deshecho, es probablemente más problemática de lo esperable.
A este particular la fermentación de las cadenas hidrocarbonadas da lugar a ácidos grasos volátiles de cadena corta que son absorbidos y utilizados como fuente energética directa por el lechón.
En cambio, la fermentación de la fracción nitrogenada produce alcalinización de los tejidos y un crecimiento desproporcionado de Clostridium sp y otros microorganismos patógenos en intestino grueso.
En cualquier caso, el objetivo principal debe ser siempre mantener un nivel sanitario adecuado del tracto gastrointestinal del lechón en el post-destete.
¿Cuáles son los objetivos de la alimentación de los lechones de 7 a 10 kg de peso vivo?
Gonzalo González Mateos: antes de la prohibición de uso del oxido de zinc a dosis farmacológicas, el objetivo era claro: conseguir buenas ganancias de peso diarias e índices de conversión excepcionales al mínimo coste.
Hoy en día, y más aún a partir de junio de este año, ante la falta de este seguro, ha aumentado de forma notable la incidencia de diarreas y la mortalidad durante los primeros 10 a 15 días post-destete.
Como consecuencia, la mortalidad y el porcentaje de lechones retrasados aumenta en un primer momento.
Basados en estos cambios y en nuestro propio aprendizaje, la problemática puede y debe superarse, tal y como estamos viendo en países de nuestro entorno económico, caso de los Países Bajos.
En resumen, tenemos que aprender a manejar a los lechones sin óxido de zinc y sin antibióticos y para ello ya disponemos de ejemplos y tecnologías practicas a seguir.
¿Cuál es el objetivo final?
Gonzalo González Mateos: el objetivo final del proceso es claro y, os puedo confirmar, que se va a cumplir: lograr cerdos con pesos vivos e índices de conversión al sacrificio, similares con o sin óxido de zinc.
¿Qué quiero decir con esto?
Esto tiene sentido ya que al final de su ciclo productivo, un cerdo que se recrió sano engorda más de 1 kg/día mientras que en el período post-destete el crecimiento diario apenas llega a los 300 – 350g/d.
Por tanto, el animal que se crió sano recupera en pocos días las posibles pérdidas que hubiera podido tener por no usar el óxido de zinc (siempre en ausencia de diarreas).
¿Cuáles son las estrategias para un destete sin óxido de zinc?
Para ello, los piensos de maternidad deben estar bien formulados, en base a ingredientes de calidad, con niveles bajos de minerales especialmente calcio, contenidos relativamente altos de sal y niveles controlados pero suficientes de fibra inerte, evitando en todo caso el exceso de proteína bruta indigestible.
Probablemente, no sea necesario mantener estos piensos, de alto coste por mucho tiempo. Si el lechón está sano al destete, piensos basados en cereales y harina de soja no deben crear problema alguno a partir de los 10 Kg de peso vivo.
Controlar la presentación y calidad de los ingredientes y de los piensos, así como los procesos de fabricación. Evitar almacenajes largos en fabrica de los ingredientes caros, de alto valor añadido.
¿Cómo enfocar la salud intestinal sin oxido de zinc?
Gonzalo González Mateos: el nivel de proteína bruta del pienso es importante. Recordar que la proteína que se digiere ¡no provoca diarreas!
El exceso de proteína no se puede almacenar. La fracción hidrocarbonada de la misma se transforma en grasa, vía el ciclo de Krebs, pero la fracción nitrogenada da lugar a cantidades variables de amoníaco, aminas, fenoles e indoles que alcalinizan los tejidos y dañan la fisiología del lechón antes de ser eliminados.
En particular el catabolismo de los ácidos ramificados originan productos de mayor toxicidad, y sean probablemente los más peligrosos.
La baja producción de ácido clorhídrico por el lechón es un problema a resolver ya que en caso de deficiencia no se activa el pepsinógeno y como consecuencia, se reduce la digestibilidad de la proteína a nivel estomacal.
Un problema adicional es que las fitasas exógenas, de frecuente uso en la alimentación porcina, no son capaces de degradar los fitatos, un factor antinutricional importante, mientras estos no se solubilizan.
En caso de pH elevados en el tracto digestivo proximal, tal y como ocurre en el post-destete, la actividad de las fitasas, y por tanto la disponibilidad de fósforo puede verse comprometida.
Fibra dietética: Tradicionalmente la fibra se ha considerado como un diluyente y un factor anti-nutricional en piensos de primera edad. |
La filosofía general aceptada, era que cuanta menos fibra mejor, ya que el exceso de fibra reducía el consumo y afectaba a la digestibilidad y el crecimiento de los animales. Se creía además, que un exceso de fibra favorecía la colonización del tracto gastro intestinal por los microorganismos patógenos y por tanto, incrementaba la incidencia de diarreas post-destete.
La fibra insoluble es difícilmente fermentable y por tanto no produce ácidos grasos volátiles que puedan ser absorbidos en la mucosa digestiva y servir de energía para los colonocitos dañados.
Sin embargo, esta fibra insoluble afecta la motilidad intestinal, aumentando la velocidad del tránsito de la digesta en intestino delgado y reduciendo la capacidad de adherencia bacteriana a la mucosa digestiva.
El crecimiento de la flora microbiana necesita no solo que haya un alto contenido digestivo como sustrato sino también que la velocidad de tránsito sea limitada para que las bacterias tengan tiempo de fermentar la digesta, crecer y multiplicarse.
Todo ello resulta en cambios en el perfil de la microbiota, con posibles efectos sobre la diversidad de la misma.
Otro tema importante del que a menudo nos olvidamos, es la importancia de la fracción macromineral de los piensos, en particular del calcio, sobre la fisiología digestiva y el crecimiento del lechón.
El calcio es necesario para:
Además, recientemente se ha estudiado el efecto negativo de un exceso de Ca sobre la integridad de la mucosa digestiva, con un crecimiento de la incidencia de procesos causados por Clostridium perfringens.
Para finalizar, en relación con los antibióticos y aditivos:
Los antibióticos reducen el crecimiento de los patógenos y por tanto, controlan los problemas digestivos.