Residuo de cerveza para la alimentación de cerdos y otras especies
Entre los componentes del costo en granjas porcinas, se encuentra el alimento representando el 65% de los costos totales. Fuera de temporada de granos, este valor puede alcanzar cifras entre el 70 y el 75%.
Ante este escenario, la búsqueda de materias primas alternativas es constante. Entre las diversas alternativas, dentro de los subproductos industriales, el residuo de cerveza es una opción altamente viable cuando se dispone de una abundante oferta en las cercanías de la granja.
Los subproductos de la industria alimenticia humana, en general, tienen un alto contenido de fibra y poco aprovechamiento de los nutrientes por parte de los no rumiantes, debido a que la fibra interfiere en la normal digestibilidad de los mismos.
Residuo de la industria cervecera
El proceso de elaboración de la cerveza se inicia con la producción del mosto, una solución rica en azúcar que se utilizará en la etapa de fermentación posterior para producir etanol.
Para la elaboración del mosto, la malta de cebada molida se mezcla con agua a una temperatura de hasta 78°C para convertir el almidón de malta en azúcares fermentables (principalmente maltosa y maltotriosa) y no fermentables (dextrinas).
Las proteínas de la malta de cebada se degradan parcialmente durante esta etapa en polipéptidos y aminoácidos. Al final de este proceso, la parte insoluble no degradada del grano de malta de cebada, también conocido como “Grano Gastado Cervecero” (BSG, por sus siglas en inglés), se obtiene en una mezcla con el mosto.
El mosto se filtra a través del lecho de BSG formado en el fondo de la cuba de maceración y se transfiere al tanque de fermentación, mientras que el BSG se obtiene como subproducto de este proceso.
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