El constante proceso de evolución en la industria avícola ha conseguido que se alcancen unos niveles de producción impensables años atrás. Pero estos rendimientos, que van ligados a una cada vez mejor eficiencia en el aprovechamiento del alimento, no serán posibles sin un buen funcionamiento del sistema digestivo.
- En las actuales condiciones de producción, es imprescindible conseguir una óptima salud intestinal para poder alcanzar todo el potencial productivo. Esta salud se basará en un equilibrio simbiótico entre la microbiota y la mucosa intestinal (Celi et al., 2017).
- El riesgo de sufrir desequilibrios intestinales es muy alto, conllevando alteraciones de la composición de la microbiota, daños en la mucosa y pérdida de la integridad, y consecuente afectación de la absorción de nutrientes y de los resultados productivos.
La coccidiosis como factor predisponente a enteritis bacterianas
La coccidiosis es uno de los principales agentes desestabilizadores, con destrucción de enterocitos y afectación de la integridad intestinal.
Las lesiones que provoca, el proceso inflamatorio, la menor absorción y el consecuente exceso de nutrientes en el lumen, contribuyen a la proliferación de ciertos grupos bacterianos, destacando la colonización por Salmonella spp. (Takimoto et al., 1984), Escherichia coli (Nakamura et al., 1990) y, por encima de todo, Clostridium perfringens (Porter et al., 1998).
↓
Esta situación predispone a padecer una disbiosis intestinal y/o una enteritis bacteriana y, especialmente, a sufrir un proceso de enteritis necrótica.
Cuando el sobrecrecimiento de C. perfringens provoca una enteritis necrótica, se agrava aún más el daño en la mucosa y en la funcionalidad intestinal, obteniendo peores conversiones y rendimientos, y pudiendo alcanzar altas tasas de mortalidad.
Prevención de la coccidiosis mediante la utilización de vacunas
El progresivo desarrollo de resistencias al efecto de los coccidiostatos por parte de las distintas especies de Eimeria ha llevado a que, siendo aún los anticoccidiales la preferencia en el control de la enfermedad, la prevención por medio de vacunación se haya ido extendiendo cada vez más.
La vacunación puede ser parte de una estrategia de rotación de varios ciclos en alternancia con los coccidiostatos, de manera que, además del desarrollo de la inmunidad en los ciclos vacunados, contribuye a la recuperación de la sensibilidad de las cepas de Eimeria a los coccidiostatos durante los ciclos en que estos son empleados (Dardi et al., 2015).
Por otro lado, cada vez más productores están empleando las vacunas como método principal de control de la coccidiosis, reduciendo (Ronsmans et al., 2015) o abandonando definitivamente el uso de coccidiostatos (nuevas tendencias de producción: procesos de desmedicalización, con reducción o producción totalmente libre de antibióticos; productos orgánicos o ecológicos; aves certificadas o aves de crecimiento lento…).
Las vacunas vivas atenuadas se han mostrado altamente eficaces en la prevención de la enfermedad. Además, debido al proceso de atenuación, también son vacunas muy seguras, produciendo un grado muy moderado de afectación intestinal durante su replicación (Dardi et al., 2017).
Salud intestinal en un entorno libre de coccidiostatos: prevención de la enteritis necrótica
Desde que en 2006 se prohibió el uso de los antibióticos promotores de crecimiento en Europa, se ha constatado un incremento en la incidencia de disbacteriosis y, especialmente, enteritis necrótica.
En este contexto, los coccidiostatos ionóforos que, además de su acción anticoccidial, aportan un cierto efecto antibiótico a nivel intestinal, pueden ser de ayuda en el control de las enteritis bacterianas. Como consecuencia, en una producción en la que no se utilicen coccidiostatos ionóforos, es importante trabajar en desarrollar otros métodos diferentes de control.
La prevención de la coccidiosis mediante la vacunación es una de las principales alternativas, ya que evitar las lesiones producidas por E. maxima, está establecida como la principal medida de reducción del riesgo de enteritis necrótica (Williams, 2005).
Otros factores de tipo nutricional, como la composición del alimento, pueden ayudar a controlar el riesgo de proliferación de C. perfringens.
- Por ejemplo, un alto porcentaje de proteína total en la fórmula del alimento, sin un uso adecuado de enzimas proteasas que aumenten su digestión y absorción, proporcionará un sustrato muy valioso para el crecimiento bacteriano.
- Un caso semejante se da con la excesiva inclusión de cereales blancos o viscosos (trigo, cebada, centeno, avena), ricos en polisacáridos no amiláceos (NSP), y que aumentan la viscosidad a nivel intestinal, reducen el tránsito y favorecen la proliferación de Clostridium (Annett et al., 2002).
Debemos tener en cuenta la importancia de la presencia de micotoxinas en el alimento de las aves como factor predisponente a sufrir patologías; en el caso concreto que nos ocupa, como precursor de un problema de coccidiosis y/o enteritis necrótica.
Efectivamente, altas cantidades de micotoxinas tales como aflatoxinas, deoxinivalenol o T-2/HT-2, producen inmunosupresión y/o alteraciones gastrointestinales que puede favorecer el desarrollo de la enfermedad.
Combinación de vacunas de coccidiosis y aditivos nutricionales en la prevención de la enteritis necrótica
Como parte de este enfoque nutricional, destacamos el creciente interés en la utilización de aditivos nutricionales para el control de las enteritis bacterianas. Dentro del amplio grupo de compuestos utilizados como aditivos, podríamos señalar:
Vacunación + Aditivos Prebióticos y Probióticos
Además de otros beneficios que aportan (por ejemplo, como inmunoestimulantes), su función más destacada en este ámbito es como reguladores de la microbiota intestinal, favoreciendo la proliferación de bacterias consideradas saprofitas, que van a competir con otras que pueden resultar patógenas, como Clostridium perfringens (McReynolds et al., 2009).
Aditivos fitogénicos
Cuando adicionamos a la dieta de las aves una combinación de diversas sustancias fitobióticas, podemos beneficiarnos, además, de su función a nivel intestinal como estimulantes de la ingestión y la digestión, su inmunomodulación, y sus efectos antiinflamatorios y antioxidantes.
Ácidos grasos de cadena corta y media
Es necesario, finalmente, hacer mención a los ácidos grasos de cadena corta (SCFA) y de cadena media (MCFA).
SCFA. Son reconocidos los beneficios a nivel intestinal de las sales de butirato, tanto favoreciendo el crecimiento de las células epiteliales y la integridad de la mucosa, como por su acción frente a bacterias Gram negativas (E. coli, Salmonella spp., etc.).
MCFA. En especial al ácido laúrico, su efecto preventivo de la enteritis necrótica se ha llegado a demostrar comparable al de los antibióticos promotores de crecimiento (Timbermont et al., 2010).
HIPRA, en su interés de explorar el posible efecto sinérgico que lleve a una aún mejor salud intestinal, está actualmente testando los efectos beneficiosos de su nueva vacuna frente a la coccidiosis(3), en combinación con varios de estos aditivos por separado (fitogénicos, SCFA, MCFA)
La vacunación, utilizada como único tratamiento, muestra un alto grado de protección frente a un desafío de enteritis necrótica, previniendo las lesiones y mortalidad provocada por esta enfermedad. Y, cuando se ha combinado con cada uno de los aditivos, se han seguido obteniendo los mismos buenos resultados en rendimientos productivos (adicionando aquí los efectos beneficiosos de fitogénicos y butirato en la ingestión y digestión de nutrientes), mortalidad y lesiones (incluso, en el caso del ácido laúrico, disminuyendo aún más si cabe el grado de lesiones provocadas por C. perfringens). |
Bibliografia disponible bajo petición
Los productos mencionados en este artículo fueron:
(1)Hipracox® (2)PoultryStar® de Biomin (3)EVANT®