Argentina alcanzó un nuevo hito en la campaña 2024/25 al sembrar 880.200 hectáreas de leguminosas: garbanzos, arvejas, lentejas y porotos.
El impulso viene por una combinación de factores, entre ellos, la demanda internacional creciente, las condiciones agroecológicas favorables y una mayor conciencia sobre el rol de las leguminosas en la salud del suelo.
Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), tras una campaña 2023/24 complicada por la sequía, las arvejas, los garbanzos y las lentejas demostraron una recuperación y un crecimiento significativo, mientras que los porotos mostraron una caída sustancial.
El desbalance ambiental no afectó por igual a cada especie: las arvejas superaron la media de los últimos cinco años, triplicando la producción, gracias a un incremento del 9% en la superficie sembrada, una mejor cosecha y mejora de rindes.
Los porotos, por su parte, registraron una merma del 40% en producción, hecho que provoca una caída del 46 % en exportaciones.
En contraste, los garbanzos y lentejas experimentaron una recuperación parcial: los primeros agradecieron un incremento del 50 % en superficie sembrada y un aumento del 64% en volumen exportado, aunque los rendimientos siguen por debajo del promedio histórico.
Las lentejas, con un área duplicada, mantienen una producción todavía inferior en torno al 50% respecto a sus promedios históricos tras la caída drástica de 2022/23.
A nivel comercial, el complejo legumbre tuvo una caída del 12 % en exportaciones totales en 2024, tanto en volumen como en valor (desde los máximos de 2021/22), reflejo de la baja en porotos y la contracción parcial de otros productos.
Sin embargo, las expectativas del mercado siguen siendo positivas: OCDE y FAO proyectan que el comercio mundial de legumbres crecerá de 15 Mt en 2014 a cerca de 22 Mt hacia 2033.
Técnicamente, Argentina está apostando por diversificar su matriz productiva, privilegiando cultivos que restauran nitrógeno en los suelos y tienen demanda en dietas saludables. No obstante, la fragmentación del crecimiento por especie y las variaciones en rendimiento resaltan la importancia de mejorar manejo agronómico, infraestructura y seguros agrícolas frente a condiciones climáticas adversas.
Si bien el volumen sembrado marca un techo histórico y ofrece una base sólida para alimentar tanto mercados domésticos como internacionales, el desafío reside en equilibrar la eficacia técnica, a través de rindes y logística, con la consistencia productiva y comercial por especie. El futuro del sector dependerá de políticas que fomenten la resiliencia y agreguen valor a la producción local.
Fuente: Siembra récord de leguminosas en Argentina: 880.200 hectáreas
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