La alimentación animal, sin lugar a dudas, desempeñará un papel esencial en la sostenibilidad ambiental de la ganadería en las próximas décadas.
- En primer lugar, la alimentación juega un papel esencial no sólo en los rendimientos productivos del animal, sino también en la generación de deyecciones y de emisiones contaminantes al medio natural.
- En segundo lugar, la alimentación animal consume una cantidad muy importante de recursos alimentarios a nivel mundial.
Las previsiones indican que en las próximas décadas será necesario seguir incrementando la producción animal y hacerlo de manera más sostenible.
Alimentación animal y eliminación de gases
Reducción del contenido de proteínas
En cuanto a la relación de la alimentación con las emisiones de gases, algunas de las medidas que ya se emplean a través de la alimentación de monogástricos -para reducir la contaminación asociada a la ganadería- son la reducción del contenido de proteína de los piensos y el aporte de aminoácidos sintéticos, con el objetivo de reducir la excreción de N y la emisión de amoniaco.
- En porcino se calcula que por cada 10 g/kg de reducción de la proteína de la dieta se reducen un 10% las emisiones de amoniaco (Philippe et al., 2011).
- Esta relación es también más que evidente en aves (Nahm et al., 2007).
Estrategias de alimentación por fases & mejora de la digestibilidad
También la adopción de una estrategia de alimentación por fases, más adaptada a las necesidades en nutrientes de los animales, y la mejora de la digestibilidad de las materias primas con aditivos como las enzimas exógenas son vías demostradas para la reducción de la excreción de nutrientes y contaminación ambiental de la ganadería.
- A modo de ejemplo, la utilización de enzimas como las fitasas permiten reducir la inclusión de fósforo (P) inorgánico en los piensos, con equivalencias en algunos casos superiores a 0 g de P con niveles de inclusión de 500 FTU / kg de pienso (Dersjant-Li et al., 2014).
- Otras enzimas como las carbohidrasas podrían tener su papel aunque este ha sido menos estudiado.
Factores implicados en la emisión de metano
Por su parte, en los animales rumiantes se conocen cada vez mejor los factores implicados en la emisión de metano entérico, en particular la digestibilidad de la energía.
Estos avances han permitido una producción animal más eficiente en el uso de los nutrientes, y a su vez con un impacto ambiental menor por unidad de producto producido.
- A nivel experimental se ha demostrado en porcino que la inclusión de subproductos fibrosos en piensos de cerdos afecta directamente a la composición de las deyecciones, habiéndose observado un efecto claro sobre las emisiones de amoniaco, que se reducen a medida que aumenta el contenido en fibra fermentable de la dieta (Cahn et al., 1998; Jarret et al., 2012).
Respecto al potencial de producción de metano, la información existente en la bibliografía sobre su relación con la composición de los piensos es variable.
- Los resultados de un proyecto anterior del grupo (GasPorc; AGL2011-30023-C03-01) corroboran que un aumento del porcentaje de fibra en los piensos reduce las emisiones de amoniaco e incrementa las emisiones de metano derivadas de los purines, pero sugieren que los mecanismos por los que se reducen las emisiones dependen del grado de lignificación de la fibra (Beccaccia et al., 2015).
Adicionalmente, se demostró un incremento en la producción de metano como consecuencia del incremento del contenido de grasa de la dieta y se encontraron indicios de que el incremento del contenido en grasa del purín puede reducir la emisión de amoniaco (Antezana et al., 2015).
Por lo tanto, la relación entre la alimentación, la excreción de nutrientes y la emisión de gases contaminantes es evidente.
Un conocimiento más profundo de esta relación podría ser la base del gran desafío que se plantea en las próximas décadas, que es abordar la alimentación de una creciente producción animal de manera sostenible.
Alimentación animal y consumo de recursos
Por otro lado, una mirada retrospectiva muestra además que el incremento de la producción ganadera en las últimas décadas ha tenido y tendrá un impacto muy relevante en el consumo de recursos como materias primas y agua y en el ciclo global del nitrógeno, pues el incremento en la producción de pastos y cultivos se ha dedicado mayoritariamente a la alimentación animal, incrementando los flujos de nitrógeno globales.
La ganadería intensiva, fundamentalmente la producción de monogástricos, es la principal consumidora de piensos concentrados que habitualmente incluyen materias primas nobles como los cereales y la soja.
A nivel medioambiental, estudios recientes sugieren a través del análisis de ciclo de vida, que la obtención de estas materias primas nobles para alimentación animal junto con el manejo de las deyecciones, son puntos clave para reducir la huella de carbono asociada a los productos animales de consumo humano (Hermansen y Kristense, 2011; Nijdam et al., 2012).
Cambio de usos del suelo
El cambio de usos del suelo, pasando de masas forestales a tierras de cultivo destinadas a la producción de piensos para los animales, conlleva una pérdida de sumideros de dióxido de carbono (CO2) que se traduce en mayores emisiones de GEI atribuibles a la producción ganadera (Nijdam et al., 2012).
La producción de rumiantes permite aprovechar los recursos pastables, pero aún así, la ganadería consume aproximadamente el 50% de la producción agrícola mundial (Herrero et al., 2015).
Nitrógeno movilizado
En términos de nitrógeno movilizado, las cosechas de cultivos han triplicado su producción y los pastos la han duplicado, a pesar de no haber incrementado sustancialmente la superficie cultivada.
Este aumento de producción ha sido posible principalmente gracias a un incremento de aproximadamente un orden de magnitud en el uso de fertilizantes sintéticos, ya que la superficie agraria sólo se ha incrementado ligeramente (Lassaletta et al., 2016).
Estos autores estiman que cerca de 2/3 del nitrógeno exportado por los cultivos (pastos excluidos) se dedica en la actualidad a la alimentación animal.
En otras palabras, la ganadería tal y como la conocemos hoy no sería posible sin el proceso de fijación sintética del nitrógeno descubierto por Haber y Bosch a principios del Siglo XX.
Subproductos de la industria
Los subproductos de la industria agroalimentaria son potenciales materias primas alternativas para alimentación animal que, por su condición de subproductos, conllevan una menor carga ambiental asociada.
En este sentido estudios recientes sugieren que la inclusión de subproductos en los piensos puede contribuir a la reducción de la huella de carbono de los productos animales, debido a su carácter local (Del Prado et al., 2013; Zijlstra and Beltranena, 2013).
Además, el uso de subproductos agroindustriales para alimentación animal ofrece una vía alternativa de eliminación de subproductos en las industrias, esencial para cumplir con la presión legislativa que existe en el ámbito de la protección medioambiental.
Desde un punto de vista global, los subproductos agroindustriales constituyen una alternativa útil para promover la eficiencia y sostenibilidad del sector agrario, con el uso de recursos locales para el desarrollo de la ganadería, contribuyendo a cerrar los ciclos de nutrientes a nivel local.
CONCLUSIÓN
La escasez de recursos y competencia por los mismos a nivel global es una realidad y requiere un esfuerzo importante, por parte de la comunidad científica y la sociedad, para explorar alternativas sostenibles en los sistemas de producción ganadera actuales y tratar de producir “más con menos”.
Profundizar en la relación entre la nutrición, la excreción de nutrientes y la contaminación ambiental es esencial para poder adoptar medidas.
Además, explorar la utilización de materias primas alternativas tales como los subproductos resultantes de actividades agroindustriales es esencial a la hora de asegurar la sostenibilidad económica, social y ambiental de la ganadería actual y futura.