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Suplementación con ácidos grasos esenciales en cerdas hiperprolíficas

Este artículo es de relevante interés, ya que pone de manifiesto que, en situaciones de moderado estrés por calor, las necesidades de ácidos grasos esenciales (EFA, por sus siglas en inglés) no son satisfechas por las dietas para cerdas en lactación comúnmente utilizadas.

Estos EFA, en concreto el ácido linoléico y α-linolénico, están directamente relacionados con una gran variedad de procesos reproductivos. Por tanto, un déficit de estos ácidos grasos puede explicar las dificultades para la salida en celo, una baja tasa de partos y una disminución de los nacidos totales. La recuperación del anestro estacional depende de la adecuada ingestión de cada EFA durante el período de lactación.

Requerimientos nutricionales de las cerdas lactantes modernas

Los requerimientos nutricionales de las cerdas lactantes modernas de alta producción han aumentado sustancialmente debido a las mejoras genéticas para aumentar el tamaño de la camada.

Para camadas más grandes y de rápido crecimiento, la demanda de producción de leche ha aumentado dramáticamente, ya que la cerda moderna necesita producir casi 10 kg de leche/día, que es mucho mayor que la cerda estándar de años atrás y que producía aproximadamente 7,5 kg/día.

Sin embargo, las cerdas modernas de alta producción son animales más magros, con menos reservas corporales y que durante la lactación presentan un menor apetito.

 

La importancia de la suplementación lipídica

La suplementación de lípidos toma especial importancia en la nutrición y programas de alimentación de la cerda en lactación debido a la mayor acumulación de energía y al menor incremento de calor asociado con la digestión y el metabolismo, en comparación con los carbohidratos, las fibras y las proteínas.

Aunque la suplementación de lípidos se usa ampliamente en las dietas para cerdas en lactación como fuentes concentradas de energía, su valor nutricional no se limita solo al valor energetico, ya que los lípidos también son fuentes importantes de ácidos grasos esenciales (EFA, ácido linoléico, C18: 2n-6; y α- ácido linolénico, C18: 3n-3).

Estos ácidos grasos esenciales deben proporcionarse a través de la dieta y son precursores de varios prostanoides que juegan un papel importante la gestación.

En nuestra investigación inicial, demostramos que:

Las cerdas lactantes alimentadas con dietas sin suplementación de lípidos tuvieron una peor reproducción posterior, con una tasa de partos de menos del 72%. Esta situación mejoró notablemente con la inclusión de 2% de lípidos suplementados a las dietas de lactancia.

Calculamos que las cerdas alimentadas con dietas sin la adición de lípidos excretaron 90 g/día de linoléico y 4 g/d de ácido α-linolénico en su leche en comparación con una ingestión estimada de EFA de 78 g/d de linoléico y 4 g/d de ácido α-linolénico durante el período de lactación.

Por lo tanto, estas cerdas presentan un balance negativo de ácido linoléico (tan bajo como -12 g/d), lo que indica que las cerdas movilizaron reservas de tejido para suministrar EFA en la leche.Suponemos que los beneficios observados en la reproducción posterior en estudios anteriores se debieron al suministro de EFA (especialmente ácido linoleico) mediante la adición de lípidos a las dietas.

Posteriormente seguimos con varios estudios:

Realizamos un análisis de múltiples ensayos para evaluar en mayor profundidad el impacto del ácido linoleico añadido durante la lactancia sobre el rendimiento reproductivo posterior de cerdas adultas (cerdas con 3 a 5 partos).

Los grupos de cerdas dentro de este análisis se dividieron en:

 

Los datos mostraron que más del 88% de las cerdas fueron cubiertas 8 días post-destete cuando consumieron más de 115 g/día de ácido linoléico durante la lactancia y que el 96% de estas cerdas mantuvieron la gestación (Figura 1)

Figura 1. Impacto del consumo de ácido linoleico sobre el retorno al estro y la tasa de preñez.

Por el contrario, la capacidad de las cerdas para mantener la gestación fue inferior al 90% en las cerdas que consumieron menos de 115 g/día de ácido linoléico durante la lactancia, y se redujo especialmente cuando consumieron dietas sin lípidos añadidos.

El aumento de la ingestión de ácido linoléico durante la lactancia redujo progresivamente el número de cerdas retiradas de la cabaña como cerdas de sacrificio (Figura 2).

Figura 2. Efectos de la ingestión de ácido linoléico durante la lactancia sobre la tasa de eliminación (porcentaje de cerdas retiradas de la cabaña en relación con el número de cerdas destetadas).

La mejora en la tasa de eliminación se relacionó con la reducción del número de cerdas retiradas por incidencias reproductivas, incluyendo las cerdas que no volvían a entrar en celo, las cerdas que entraban en celo después de la crianza y las cubiertas que abortaban.

Luego calculamos un índice que representa tanto la tasa de parto como el número total de cerdos, completamente formados, nacidos por cada 100 cerdas destetadas, denominado aquí como “cerdos nacidos por cada 100 cerdas destetadas” (Figura 3).

Este índice incluye el resultado del número de cerdas que parieron en relación al número de cerdas destetadas y el número total de cerdos producidos, lo que representa un índice económico significativo.

 

Según las curvas de dosis-respuesta, estimamos que la respuesta casi máxima a la ingestión total de ácido linoléico en la dieta se logra cuando las cerdas consumen un mínimo de 125 g de ácido linoléico diariamente durante la lactancia. Esta estimación se basa en el índice de lechones nacidos con el fin de representar una ingestión de ácido linoléico durante la lactancia que sea óptima económicamente.

Proponemos que el nivel mínimo objetivo de ingestión de ácido linoléico debe ser del 90 al 95% en las cerdas (valor promedio), lo cual es especialmente importante en un escenario de todo o nada, donde las cerdas mantienen la gestación o no. De este modo, las cerdas que están comprometidas por tener una ingestión más baja que el promedio de la población consumirán niveles adecuados de ácido linoléico para permitir una gestación exitosa.

Para ello, debemos conocer la ingestión en lactación asociada a la estacionalidad y la variación asociada con la ingestión de alimento, de modo que la mayoría de las cerdas puedan lograr la ingestión mínima de ácido linoléico (g/día).

Los resultados de este trabajo demostraron que la suplementación con EFA durante la fase de lactación afecta directamente la reproducción posterior de las cerdas y que esta circunstancia es cada vez más importante a medida que la cerda envejece.

Por ejemplo, si se predice que la ingestión diaria promedio de alimentación de las cerdas durante el verano es de 5,5 kg por día y se espera que menos del 10% de las cerdas consuman 4,0 kg por día, entonces la concentración dietetica de ácido linoleico se puede calcular para que sea 3,1% y lograr así 125 g/día de ingestión de ácido linoleico para al menos 90% de las cerdas de la población.

Esto también implica que las dietas deben formularse de acuerdo con la variación estacional del consumo de alimento, con especificaciones dieteticas para el ácido linoleico mayores en el verano que en el invierno.

La formulación de dietas mediante la adición de lípidos según las especificaciones de EFA, en lugar de usar lípidos para formular dietas de alta energía, puede representar un ahorro de costos gracias a las tasas de inclusión de lípidos menores.

Esto también implica que las dietas deben formularse de acuerdo con la variación estacional del consumo de alimento, con especificaciones dieteticas para el ácido linoleico mayores en el verano que en el invierno.

Sin embargo, se debe considerar el costo de las fuentes de lípidos en relación con su contenido de EFA (Tabla 1)

Tabla 1. Ejemplo de costos de fuentes de lípidos basados en la unidad
de energía, la unidad de ácido linoléico y la unidad de ácido α-linoléico.  

1. Cuando se formulan dietas basadas en su costo por unidad de energía metabolizable (EM), las más rentables son, por unidad de energía:

 

2. Cuando se formula sobre una base de ácido linoléico, las fuentes más competitivas son:

Cabe señalar que el aceite de soja también contiene una cantidad sustancial de ácido α-linolénico en comparación con otras fuentes de lípidos disponibles en el mercado. En otra de nuestras investigaciones se sugirió que una ingestión dietética mínima de α-linolénico de 10 g/día durante la lactancia fue beneficiosa para el rendimiento reproductivo posterior.

Conclusiones

Concluimos que se debe garantizar una ingestión mínima (nin dietética) de 125 g/d de ácido linoléico junto con un mínimo de 10 g/d de ácido α-linolénico al menos al 96% de las cerdas para lograr la máxima eficiencia reproductiva de las cerdas a través de múltiples mecanismos que incluyen un rápido retorno al estro, salida en celo, una alta tasa de fertilidadad y una gran mejora del tamaño de camada (o nacidos totales) en cerdas adultas, que parecen ser especialmente susceptibles a la deficiencia de EFA. Los hallazgos descritos aquí representan un gran paso hacia adelante en la resolución del anoestro estacional que ha afectado a la industria porcina durante décadas. La aplicación práctica de la suplementación con EFA ha demostrado ser exitosa contra la infertilidad estacional en los sistemas de producción de América del Norte.

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