La producción ganadera mundial ha aumentado de forma continua en los últimos 50 años y se espera que continúe por la misma senda en años sucesivos.
Se estima que la producción de piensos aumentará en más del 50% de aquí al año 2050 a fin de cubrir las necesidades en proteínas animales de una población en aumento (Tabla 1).
La producción de 1 kg de carne precisa entre 5 y 10 kg de pienso, dependiendo del tipo de producción. Por tanto, se precisará un esfuerzo considerable por parte de los agricultores para producir la cantidad de ingredientes necesaria para la fabricación de piensos.
- el muy previsible aumento de la producción de la producción en países como Rusia, Turquía, Vietnam, India y México.
- que gran parte de este incremento en la producción de proteínas animales tendrá lugar gracias a un aumento de producción avícola (cercano ya al 50% de la producción total), con el ganado porcino en segundo lugar.
- La harina de soja es la fuente proteica de elección para la fabricación de piensos y en el caso de la UE-28 supone cerca del 55% del uso de materias primas proteicas.
Los países líderes en producción de habas de soja son Estados Unidos, Brasil, Argentina y la India. Nuevos países con un aumento constante de la producción son Paraguay, Bolivia y Uruguay. Dentro de Europa, Ucrania es el principal país productor de habas.
Otras materias primas proteicas con cierta importancia son:
- Harina de colza (Norte y Centro de Europa y Canadá)
- Harina de girasol (Rusia, Argentina y España)
- Leguminosas de grano (Canadá, Francia y Ucrania)
Problemática de la producción de carne
Un problema con el que nos enfrentamos a medio/largo plazo para cubrir las necesidades futuras de proteína animal, es la posible dificultad de aumentar la producción y la disponibilidad de materias primas de origen vegetal.
Hasta la fecha, la oferta ha sido capaz de igualar o incluso de superar a la demanda. Sin embargo, es previsible que de continuar con el actual ritmo de crecimiento, esto no sea posible, debido en parte a la creciente preocupación por parte de las sociedades más avanzadas por la sostenibilidad y las necesidades “sociales” relacionadas con el medio ambiente, la seguridad alimentaria y el bienestar animal.
Como ejemplo, tenemos la regulación del uso de semillas genéticamente modificadas y de grasas, granos y semillas que no sean sostenibles (por ejemplo, aceite de palma procedente de Malasia e Indonesia o habas de soja procedentes del Amazonas).
Un aumento de estas preocupaciones podría provocar una reducción del ritmo de crecimiento de la oferta, que podría llegar a no cubrir la demanda.
Por otro lado, el desarrollo del tejido industrial y de servicios a los habitantes de las grandes ciudades y la construcción de viviendas ocupan cada día más terrenos en los valles más ricos de los países desarrollados, espacios que estaban anteriormente destinados a cultivos.
Como resultado, las necesidades de una sociedad en aumento tanto en número como en consumo de proteínas animales per cápita, podría superar a la oferta o disponibilidad de ingredientes vegetales en los próximos 30-50 años.
Todo ello explica la creciente preocupación por parte de científicos y políticos sobre cómo alimentar a una población creciente en las próximas generaciones.
Mantente al día con nuestros boletines
Reciba gratuitamente la revista en versión digital REGISTRO ACCEDA A
SU CUENTA ACCEDER ¿Ha perdido la contraseña?