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Valoración de materias primas tradicionales y alternativas

 

La producción ganadera mundial ha aumentado de forma continua en los últimos 50 años y se espera que continúe por la misma senda en años sucesivos.

Se estima que la producción de piensos aumentará en más del 50% de aquí al año 2050 a fin de cubrir las necesidades en proteínas animales de una población en aumento (Tabla 1).

La producción de 1 kg de carne precisa entre 5 y 10 kg de pienso, dependiendo del tipo de producción. Por tanto, se precisará un esfuerzo considerable por parte de los agricultores para producir la cantidad de ingredientes necesaria para la fabricación de piensos.

Tabla 1.- Producción mundial ( x 106 t) de proteínas (FAO, 2016)

  • el muy previsible aumento de la producción de la producción en países como Rusia, Turquía, Vietnam, India y México.
  • que gran parte de este incremento en la producción de proteínas animales tendrá lugar gracias a un aumento de producción avícola (cercano ya al 50% de la producción total), con el ganado porcino en segundo lugar.

 

Los países líderes en producción de habas de soja son Estados Unidos, Brasil, Argentina y la India. Nuevos países con un aumento constante de la producción son Paraguay, Bolivia y Uruguay. Dentro de Europa, Ucrania es el principal país productor de habas.

Otras materias primas proteicas con cierta importancia son:

 

Problemática de la producción de carne

Un problema con el que nos enfrentamos a medio/largo plazo para cubrir las necesidades futuras de proteína animal, es la posible dificultad de aumentar la producción y la disponibilidad de materias primas de origen vegetal.

Hasta la fecha, la oferta ha sido capaz de igualar o incluso de superar a la demanda. Sin embargo, es previsible que de continuar con el actual ritmo de crecimiento, esto no sea posible, debido en parte a la creciente preocupación por parte de las sociedades más avanzadas por la sostenibilidad y las necesidades “sociales” relacionadas con el medio ambiente, la seguridad alimentaria y el bienestar animal.

Como ejemplo, tenemos la regulación del uso de semillas genéticamente modificadas y de grasas, granos y semillas que no sean sostenibles (por ejemplo, aceite de palma procedente de Malasia e Indonesia o habas de soja procedentes del Amazonas).

Un aumento de estas preocupaciones podría provocar una reducción del ritmo de crecimiento de la oferta, que podría llegar a no cubrir la demanda.

Por otro lado, el desarrollo del tejido industrial y de servicios a los habitantes de las grandes ciudades y la construcción de viviendas ocupan cada día más terrenos en los valles más ricos de los países desarrollados, espacios que estaban anteriormente destinados a cultivos.

Como resultado, las necesidades de una sociedad en aumento tanto en número como en consumo de proteínas animales per cápita, podría superar a la oferta o disponibilidad de ingredientes vegetales en los próximos 30-50 años.

Todo ello explica la creciente preocupación por parte de científicos y políticos sobre cómo alimentar a una población creciente en las próximas generaciones.

 

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