Icono del sitio nutriNews, la revista de nutrición animal

Controlar el consumo residual de alimentos es mantener el equilibrio (Parte I)

Escrito por: Fernando Bacha Baz - Director Técnico de NACOOP y Director técnico nutriNews, sección Rumiantes.
consumo residual

La evolución de la industria de producción animal nos ha traído mejoras significativas en la eficiencia del consumo de alimentos a través de desarrollos genéticos, tecnológicos y de control.

La ganadería al ser considerada una empresa encaminada a la obtención de uno o varios productos, necesita el uso de controles que permitan evaluar los resultados actuales con el fin de conocer si se han alcanzado los objetivos, corregir las desviaciones, promover los cambios de estrategia y formular nuevos planes.

 

Los registros de producción pueden ser definidos como:

“Formato sistematizado de captura de información, acerca del origen, manejo, comportamiento y destino de los animales, y cuyo objetivo es el auxiliar al productor en la toma de decisiones” (Consultar Registros de Producción para la toma de decisiones en el Rancho)

Proporcionar alimento a los animales es el coste más significativo en todos los sistemas de producción animal. Sin embargo, la ventaja que tiene es que se cuantifica fácilmente.

Una de las técnicas de control es el cálculo del “consumo residual de alimento” (RFI por sus siglas en inglés) que es la diferencia entre la ingesta de alimento previsto y el observado. Esto, después de tener en cuenta:

el tamaño corporal,

el cambio de peso y

la producción de leche,

lo que lo convierte en una medida valiosa para el conocimiento de la eficiencia alimenticia.

Ensayo práctico sobre el consumo residual de alimentos

Como ejemplo Sainz y Paulino, 2004 de la Universidad de California en Davis, encontraron en un ensayo:

Dos terneros con ingestas idénticas (7,43 kg) tuvieron una diferencia de más del 50% en la ganancia media diaria, 1,51 kg contra 0,98 respectivamente.

  Claramente, el animal más eficiente sería mucho más rentable.  

Pero, en el mismo ensayo, dos animales con tasas de ganancia casi idénticas (1,5 kg/día) tuvieron ingestas de alimento muy diferentes (7,43 frente a 9,22 kg/día).

 Obviamente, el animal con la misma tasa de ganancia y menor ingesta de alimento sería mucho más rentable. 

Este fenómeno se produce cuando los animales no consumen suficiente alimento para satisfacer sus necesidades nutricionales, lo que puede tener consecuencias negativas en su salud, desarrollo y productividad.

Figura 1. Impacto de la reducción de RFI en las principales funciones fisiológicas 

La utilización de los nutrientes consumidos por un animal implica complejos procesos biológicos e interacciones con el entorno (Figura 1). Además, es complicado por el hecho de que el consumo de alimento está altamente correlacionado con el tamaño corporal y el nivel de producción.

Para superar estos problemas y relacionar el consumo de alimento con la eficiencia del sistema de producción, existen varias medidas (Archer et al. 1999), que pueden agruparse en:

eficiencias brutas,

parcial de crecimiento,

de mantenimiento,

de madre/cría y

RFI.

El RFI es una medida de la eficiencia alimenticia que es independiente del nivel de producción, del tamaño corporal y de la tasa de crecimiento en el ganado de carne.

Es una medida útil para estudiar los mecanismos fisiológicos subyacentes a la variación en la eficiencia alimenticia.

Factores fisiológicos de variación

Participan cinco procesos fisiológicos en su variación:

la ingesta de alimentos

la digestión

el metabolismo (incluyendo la variación de la composición corporal)

la actividad física

la termorregulación

En algunos estudios separando los terneros en función del nivel de RFI, los investigadores observaron que la producción de calor de los procesos metabólicos, la composición corporal y la actividad física explicaban el 73% de la variación en el RFI.

 

Las proporciones de variación de estos procesos se explican por:

el recambio proteico,

el metabolismo tisular y el estrés (37%);

la digestibilidad (10%);

el incremento de calor y fermentación (9%);

la actividad física (9%),

la composición corporal (5%); y

los patrones de alimentación (2%).

Sin embargo, las explicaciones de los mecanismos fisiológicos identificados hasta ahora se basan en muy pocos estudios y en general con un número de muestras pequeños.

Entre otras cosas la parte genética de la variación en estos procesos fisiológicos aún no se ha determinado. Algunos estudios han demostrado que debido a la diversidad de procesos fisiológicos involucrados están asociados a muchos cientos de genes.

El consumo residual de alimento es un registro individual, obtenido en ensayos de alimentación a largo plazo (al menos 70 a 84 días) donde los animales están alojados en corrales individuales o en grupo.

Precisa que se realicen mediciones del alimento diario ofrecido y rechazado, así como de la ganancia diaria, cuando se hace en grupos se trabaja con promedios.

 

La investigación ha demostrado que existe una variación individual considerable en el consumo de alimento esperado, sobre la base del peso corporal y el crecimiento, tanto por encima como por debajo.

Esto, junto con el hecho, que individuos del mismo peso corporal requieran cantidades bastante diferentes de alimento para el mismo nivel de producción, establece la base científica para medir el RFI.

 

Técnicas de medición del consumo

Recientemente han surgido técnicas que emplean dispositivos electrónicos, que identifican a cada animal individualmente.

Se hace una medición de la ingesta de alimento en los animales individualmente manteniéndolos en grupos. Este sistema también puede ser adoptado, aunque se ha observado alguna diferencia al comparar estos dos tipos de alojamiento.

Por tanto, la obtención de datos RFI es laboriosa y costosa, esto ha limitado su difusión. como medida de la eficiencia alimenticia.

La ingesta ad libitum se logra ofreciendo una dieta en cantidades superiores al consumo esperado.

Sin embargo, la cantidad de exceso puede alterar la ingesta de ciertas dietas y convertir en cuestionable esta definición de ingesta ad libitum. En ensayos en los cuales los objetivos fueron medir la ingesta de alimento, la producción de leche y su composición, de las vacas lactantes ofreciendo dietas mixtas totales a diferentes cantidades de exceso de alimento.

En uno de los ensayos se examinaron tres dietas que diferían en forma y cantidad de forraje, los tres ensayos con vacas Holstein lactantes:

 [n = 27 (ensayo 1) o n = 16 (ensayos 2 y 3)] 

Los tratamientos consistieron en diferentes niveles de alimento para lograr una cantidad de alimento rehusado por vaca y día del 5 o 30% del alimento ofrecido. Para el ensayo 1, también se incluyó una tasa del 15%.

Las tasas reales de rechazo alcanzadas fueron muy cercanas a los valores objt¡etivos, con un promedio de 7,1, 15,0, y 28,3% respectivamente.

 

La ingesta de materia seca no fue diferente entre los tratamientos para las vacas alimentadas con las dos dietas bajas en forraje basada en ensilaje (ensayo 1) o para las alimentadas con una dieta basada en heno picado (ensayo 2).

Sin embargo, la ingesta de materia seca fue un 39% mayor a la tasa de alimentación más alta para las vacas alimentadas con una dieta alta en forraje basada en ensilaje (ensayo 3).

Ni la producción de leche ni la composición de los reusados por vaca y día difirieron con el tratamiento.

Consideraciones

Las altas cantidades de exceso de alimentación pueden aumentar la ingesta de alimento.

Las recomendaciones de tasas de rechazo del 10% para la ingesta máxima en situaciones de investigación y alimentación comercial deben evaluarse para cada variedad de dieta, sistemas de alimentación y climas.

 

En la próxima edición de la revista, tendremos la parte 2, continuando con más consideraciones sobre el consumo residual de alimentos. 

Salir de la versión móvil