La ganadería española es uno de los sectores más castigados por la inflación. Las consecuencias de la guerra de Ucrania y los efectos de la postcrisis de la pandemia han provocado el encarecimiento de materias primas vitales que se usan para la alimentación del ganado. Debido a este aumento de precios (que en algunos casos roza el 50%) los ganaderos se han visto obligados a sacrificar parte de su ganado, pues son incapaces de mantener a tantos animales con los costes de alimentación actuales.
La ganadería española perdió a un 3,3% de sus vacunos lecheros en 2022
Las cifras hablan por sí solas: en noviembre de 2022 el número de vacas lecheras fue un 3,3% menor que en noviembre de 2021, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Las graves consecuencias también afectarán al consumidor
Este hecho no solo afectará al sector de la ganadería española, sino que también afectará a los bolsillos de los consumidores. Al haber menos ganado, se producirán menos productos de origen animal (leche, carne, huevos…) aptos para el consumo. ¿Qué significa esto? Que:
- No habrá tanto producto para tanta demanda
- Que al haber mucha demanda de productos cuya producción se ha resentido, los precios aumentarán
- Se reducirá la ingesta de productos ricos en calcio y vitamina b12, hecho que podría tener consecuencias para la salud de los consumidores
En definitiva, el sacrificio del ganado es un hecho preocupante al que no se está prestando la debida atención por parte de las autoridades pertinentes y cuyas consecuencias ya se están haciendo notar. Por ejemplo, en el País Vasco, la pérdida del vacuno lechero se cifra en un 8%, según declaró el Viceconsejero de Agricultura, Pesca y Política Alimentaria, Bittor Oroz. Solo en dos años, en el País Vasco ha sacrificado a más de 6.000 ejemplares de vacuno lechero.