La elaboración de pienso ha vivido durante las dos últimas décadas una cierta tranquilidad en lo que respecta a la calidad de las materias primas empleadas, dejando a un lado ciertas patologías que no son directamente achacables a la alimentación.
Por otro lado el avance que se ha producido en las genéticas a nivel de producción ha sido no menos que destacable. Podríamos estar de acuerdo que en el año 2000 la nutrición iba por delante de la genética y en estos momentos creo que la nutrición no alcanza el potencial productivo que una gallina de puesta nos puede dar (llegar a las 100 semanas de vida).
Es evidente que esta situación tiene ventajas e inconvenientes desde el marco regulatorio de la UE hasta la calidad y presentación del alimento a nuestras aves.
Desde mi punto de vista como especialista en tecnología de fabricación voy a intentar desgranar las limitaciones a las que nos enfrentamos en esta época de precios de insumos convulsos.
Todos sabemos que las fábricas de alimentos para animales las podemos separar en varias categorías y que estas nos limitarán para el producto final que queramos conseguir. Primero tenemos las fábricas monoespecie y las fábricas multiespecie, esta distinción, aunque sea liviana será la primera limitación importante a afrontar.
Luego distinguiremos entre fábricas de premolienda y las de postmolienda, donde intentaremos ver las ventajas e inconvenientes de una frente a la otra a la hora de obtener un producto final adecuado.
En tercer lugar, veremos qué producto obtenemos con un molino de rodillos y cómo podemos adecuar un molino de martillos para minimizar el impacto de los “finos” de la mezcla. Y cómo no, si granulamos o bien nuestra presentación es en harina y seguiremos con toda la maquinaria que tenemos en nuestras instalaciones que nos pueden provocar limitaciones que nos afecten a nuestra calidad productiva del animal y por último daremos un repaso a nuestros costes energéticos y qué alternativas tenemos para intentar minimizar el impacto de estos.
FÁBRICAS MONOESPECIE
En las fábricas monoespecie nos será más fácil configurar la línea de producción ya que el animal a alimentar necesita siempre la misma presentación y solo variará en sí presentamos en harina, migajas o en gránulo, cabe decir que en el caso que nos ocupa las presentaciones serán diferentes si estamos en fase de recría o en puesta.
Es habitual que en fase de recría tengamos migajas de 0-8 semanas, y harina hasta las 16 semanas...