En los últimos 10-15 años, se ha optado por seleccionar las cerdas más prolíficas, con camadas superiores a los 12 lechones nacidos vivos/parto y, en algunos casos, superiores a los 15 (Guo et al., 2015), pero con mayor heterogeneidad en el peso al nacer.
Las camadas más grandes tienen mayores necesidades energéticas y nutricionales así como mayores retos de salud (Baxter et al., 2013; Rutherford et al., 2013).
- Las muertes fetales y neonatales se pueden atribuir a la inmadurez fisiológica y la falta de almacenamiento de energía en los lechones, lo que a menudo resulta en animales débiles.
- En camadas grandes, hay un aumento en la frecuencia de lechones de bajo peso (<1 kg), que están en desventaja en la competencia por el calostro.
La epidemiología de la mortalidad pre-destete es compleja, sin embargo, la falta de energía es la principal causa (Lin et al., 2015), lo que conduce a la hipotermia que lleva a una mortalidad por aplastamiento, debilitamiento, entre otras causas (Cara-mori et al., 2010).
El uso de dietas líquidas enriquecidas con leche y grasa, ha dado buenos resultados, incidiendo positivamente en el crecimiento de lechones pequeños, durante la lactancia o después del destete.
El objetivo de esta revisión es caracterizar diferentes fuentes que favorezcan una adecuada suplementación energética, reduciendo la mortalidad y mejorando el rendimiento de los lechones en la fase de lactancia.
Importancia del consumo energético en lechones recién nacidos
- Las reservas de grasa de los recién nacidos son escasas (alrededor de 20g/kg) y no contribuyen significativamente al suministro de energía, ya que la capacidad de gluconeogénesis en este período no está completamente desarrollada (Boyd et al., 1982).
A 32-34ºC, las reservas de glucógeno de los lechones que no tuvieron acceso al calostro serán escasas en 16 horas (Theil et al., 2011).
A 18-26ºC, estas reservas pueden agotarse en 10 a 16 horas, dependiendo de las condiciones ambientales y corporales del lechón al nacer.
Las consecuencias del agotamiento de esta fuente de energía son la hipoglucemia, la hipotermia y la muerte (Xu y Cranwell, 2003). Los tres primeros días de vida son la fase más crítica, debido al desafío de mantener el equilibrio energético, donde la fuente de energía se agota rápidamente.
[registrados] Se sabe que, con el incremento del tamaño de camada, existe un aumento de la competencia por el calostro y la leche y, muchas veces, algunos lechones no pueden ingerir cantidades suficientes.
- Por lo tanto, otras fuentes de precursores de energía pueden ser importantes para la homeostasis metabólica.
Así, los aceites vegetales han sido estudiados con el objetivo de mejorar la ingesta energética y el sistema inmunológico de los recién nacidos (Santos et al., 2015; Turner et al., 2015).
Los altos niveles de actividad de lactasa en el intestino delgado en los primeros días de vida favorecen el uso de sustitutos lácteos como opción energética alternativa (Xu y Cranwell, 2003).
Otra posibilidad es el aporte de aminoácidos, ya que estos nutrientes han demostrado ser eficientes para mejorar el rendimiento y la inmunidad.
Uso de fuentes lipídicas en la suplementación nutricional de lechones
El calostro contiene aproximadamente un 3,5% de lactosa y un 5,9% de grasa, ambos fácilmente disponibles para el metabolismo y la producción de calor (Xu y Cranwell, 2003).
Los ácidos grasos de cadena media (AGCM), que están presentes en la grasa de la leche, se digieren rápidamente y se absorben pasivamente, sin ser hidrolizados por la lipasa, además de no requerir la acción de la L-carnitina. para entrar en la mitocondria (Odle et al., 1989).
Benevenga et al. (1989) sugirieron que los triglicéridos de cadena media se pueden utilizar como fuente de energía suplementaria para lechones de bajo peso al nacer, ya que los lechones de peso medio (≤1200kg) no se benefician de la misma forma con la suplementación con ácidos grasos. Posteriormente, Domingues (2001) observó un aumento numérico en los valores de proteína total en suero para lechones suplementados con grasa de coco.
- Además, en lechones destetados a los 21 días la adición de triglicéridos de cadena media en la dieta puede tener un resultado similar a las dietas con antibióticos.
Se observaron diferentes concentraciones de AGPI n-3 y n-6 en la leche de cerdas en estudios en los que las cerdas recibieron suplementos de AGPI n-3 al principio o al final de la gestación y continuaron recibiendo suplementos hasta al menos 14 días después del parto (Boudry et al., 2009; Binter et al., 2011).
- La suplementación con PUFA n-3 y n-6 fue eficaz en la recuperación de lesiones intestinales en lechones desnutridos, promoviendo un mayor crecimiento de enterocitos y la reducción de las alteraciones histológicas causadas por la desnutrición (López-Pedrosa et al., 1999).
- Esto sucede porque el glicerol es capaz de ahorrar aminoácidos gluconeogénicos al inhibir la actividad de las enzimas fosfoenolpiruvato, carboxiquinasa y glutamato deshidrogenasa, favoreciendo la deposición de proteína corporal.
Se han realizado varios estudios sobre el uso de glicerol como fuente de energía para cerdos, desde la etapa de transición hasta el crecimiento y finalización, demostrando el gran potencial de este producto como ingrediente energético (Lammers et al., 2008; Zijlstra et al., 2009; Kerr, 2011).
Una vez absorbido, el glicerol puede convertirse en glucosa a través de la gluconeogénesis u oxidarse para la producción de energía a través de la glucólisis y el ciclo de Kreb (Guyton y Hall, 2006).
Consideraciones finales
La rápida evolución de la genética en la industria porcina necesita ir acompañada de innovaciones tecnológicas en el área de la nutrición. La literatura sobre la suplementación de lechones recién nacidos es variada y debe estar relacionada con las diferentes fuentes utilizadas, tales como carbohidratos, lípidos y/o aminoácidos.
Aun así, la suplementación energética poco después del nacimiento es viable, especialmente para lechones nacidos con bajo peso, contribuyendo al mejor aprovechamiento del potencial genético de los animales♦
Fuente: Manzke et al., Arch. Zootec. 65 (252): 585-591. 2016.
[/registrados]
Leer también «Los lípidos de la dieta generan cambios en la microbiota intestinal de lechones»