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Artículo basado en la conferencia realizada por G.Mateos en las Jornadas de Especialización aviNews, 2015
Actualmente las aves superan el 95% de pico de puesta con una persistencia de más de 25 semanas por encima del 90%.
La productividad de las aves de puesta ha aumentado de forma extraordinaria en los últimos 15 años, siendo frecuente encontrarnos con lotes de gallinas que superan el 95% de pico de puesta con una persistencia de más de 25 semanas por encima del 90%.
Todo ello se ha conseguido, sin menoscabo del tamaño del huevo, con pollitas más precoces y menor peso al inicio de puesta.
El aumento de productividad ha provocado menor tamaño de huevo y pollitas precoces con menor peso al inicio de puesta
Es necesario afinar en las necesidades nutricionales de las aves, especialmente durante el inicio de la fase de puesta, asegurando un buen efecto de la alimentación sobre el peso inicial del ave y el tamaño del huevo durante todo el ciclo.
Asimismo, debe prestarse especial atención a la alimentación durante el período final de puesta por su importancia sobre la calidad de la cáscara y el porcentaje de huevos comercializables.
Los periodos clave de la alimentación en ponedoras son el inicio y el final del ciclo de puesta
Los factores claves a considerar para conseguir una buena rentabilidad económica son:
Por cada 100 gramos más de peso corporal , el huevo pesará 1 gramo extra
La edad del ave, y sobre todo su peso al inicio de puesta es un factor clave que determina la producción y el tamaño del huevo durante todo el ciclo productivo.
(Pérez Bonilla et al., 2012)
Comparativa parámetros producidas según peso vivo inicial
El adelanto de la pollita, dentro de edades razonables, aumenta el número de huevos producidos durante el ciclo de puesta, a expensas de un menor tamaño. Se estima que por cada 100 g de peso corporal el huevo pesará aproximadamente un gramo extra.
Debe tenerse en cuenta, que un adelanto excesivo del inicio de la puesta, sobre todo en lotes desiguales, puede afectar al número de huevos producidos, con menores picos y reducción de la persistencia.
Tener pollitas precoces implica mayor producción de huevos aunque de menor tamaño
Las características del pienso influyen de forma notable sobre la calidad del huevo, en especial sobre el tamaño y la calidad de la cáscara al final del ciclo.
El nivel energético del pienso influye en especial sobre el tamaño y la calidad del huevo
Piensos excesivamente bajos en energía dan lugar a pollitas de menor peso lo que reduce el tamaño del huevo y aumenta la incidencia de picos romos, con caídas en la puesta inmediatamente tras alcanzar el pico.
(Pérez Bonilla et al., 2012a)
Parámetros productivos según el nivel energético del pienso
Debemos tener en cuenta que las ponedoras comen para satisfacer sus necesidades energéticas pero que el equilibrio no es perfecto. De hecho, las aves tienden a sobre consumir energía con piensos de alta densidad y a consumir menos de lo necesario, con piensos de baja energía. Un menor consumo energético afecta en primer lugar al peso de la gallina y, a continuación, al tamaño del huevo.
Un defecto ligero del consumo energético afecta en primer lugar al peso de la gallina y a continuación al tamaño del huevo, con puestas reducidas solo en el caso de una restricción del consumo más acusada.
A este particular debe prestarse especial atención al uso adecuado de piensos de prepuesta con niveles de Ca inferiores al 3,7%. Estos piensos son inadecuados si se suministran por períodos prolongados, una vez que el ave ha iniciado la postura.
Especificaciones nutricionales y su influencia en problemas de cáscara (Adaptado de Fedna, 2008)
A tener en cuenta que un problema de déficit de Ca no se va a notar al inicio de la puesta sino al final de la misma, ya que el ave obtiene el Ca extra necesario del hueso medular.
Si un lote de gallinas recibe un pienso pobre en Ca (digamos un 2,2-2,5%) debemos entender que estamos descalcificando, en diversa medida, al 10% de las aves.
Una descalcificación del ave joven, probablemente no se note en los períodos iniciales de la puesta pero puede dar lugar a una mayor incidencia de problemas de cáscara al final del ciclo.
Asimismo, aves descalcificadas pueden dar lugar a una menor producción de huevos en los períodos iniciales, con una mayor incidencia de días de pausa en la producción, en los cuales el ave trata de recuperarse.
Los niveles de proteína del 16.0 al 16.5%, si se formula en base a los cinco aminoácidos cristalinos disponibles comercialmente, pueden cumplir con las necesidades del animal para óptima producción y peso del huevo.
Comparativa de los datos publicados por FEDNA vs Necesidades proteicas de diversas empresas genéticas
Estructura de la metionina
De forma similar, un nivel bajo de grasa añadida (<3%) afecta al tamaño del huevo, pero NO a la puesta.
A efectos prácticos, muchos nutricionistas que formulan con niveles altos de ácido linoleico (> 1,7%) encuentran mejoras espectaculares en el tamaño del huevo. La razón de esta mejora podría deberse a que el aumento del nivel de ácido linoleico se consigue mediante la inclusión de cantidades extras de grasa, por lo que ambos efectos, nivel del ácido graso esencial y suplementación grasa, se encuentran confundidos y no son separables.
Contenido en ácido linoléico y grasa según cereal incluido en la dieta
Como podemos observar en la tabla (en rojo), la baja cantidad de ácido linoléico en trigo afecta en gran medida al peso del huevo. Como a su vez una mayor cantidad de éste mejora el peso del huevo cuando el cereal utilizado es maiz.
Como criterio general, en base a los trabajos científicos publicados en los últimos 10 años, el nivel de linoleico necesario para evitar huevos de pequeño tamaño NO supera el 1,0-1,3% del pienso.
Excesos de ácido linoleico per se no logran mejorar el tamaño del mismo. Por otro lado, la suplementación con grasa mejora el tamaño del huevo pero sólo si la dieta contiene ese mínimo de ácido linoleico indicado.
Asimismo, parece ser que la inclusión de ácidos grasos insaturados tienden a depositarse preferentemente en el huevo mientras que el exceso de ácidos grasos saturados tienden en cierta mayor medida a depositarse como grasa corporal.
Utilización de lecitinas y su influencia en el peso del huevo
(Mandalawi et al., 2015)
Cuando se da esta problemática, son dos las medidas a utilizar:
Al final del ciclo de la puesta, la calidad de la cáscara disminuye y el porcentaje de huevos fisurados y rotos aumenta de forma exponencial.
Cuando la calidad de la cáscara es ya un problema grave en aves viejas, medidas nutricionales, tales como uso de aditivos, incremento del nivel de vitaminas o elementos traza, utilización de fuentes de Ca más solubles, etc, probablemente solo sirvan para evitar agudizar el problema.
(Safaa et al., 2009a)
Calidad de la cáscara y cenizas en tibia según el nivel de inclusión y fuente de calcio
Parámetros productivos en ponedoras de 22 a 26 semanas, según el fósforo (P) disponible
Porque el Ca grueso (>3-5 mm Ø) no solamente se solubiliza más lentamente y permanece por mayores períodos de tiempo en la molleja durante las fases sin luz, sino que mejora la textura del pienso. Las aves son animales granívoros y prefieren piensos con estructura grosera sin finos, que piensos con estructura fina.
A este particular es aconsejable, si se buscan consumos elevados, evitar partículas de menos de 1 mm de tamaño.
Asimismo, deben evitarse altos porcentajes de partículas groseras (> 3 mm) cuando el sistema de alimentación permite la selección del consumo
por las aves.
Efecto del tamaño de partícula sobre los parámetros productivos
1 Media de piensos basados en cebada y maíz
2 Molino de martillos
3 5 EEM=10. 10 aves/tratamiento
P < 0.05: 4 mm vs. otros