El debate transgénicos si vs. transgénicos no no escapó a ningún país del mundo. Fue a inicios de los años 90 que los primeros cultivos transgénicos aparecieron en el mercado, paralelamente al surgimiento de grupos que oponían resistencia al avance de esta nueva tecnología.
El pasado 14 de febrero, México sumó un capítulo más a su largo historial concerniente a la regulación de los transgénicos. Concretamente, al cultivo de maíz, tan representativo del país.
El gobierno de López Obrador firmó un decreto que busca esclarecer el confuso marco regulatorio que el asunto tenía hasta ahora. En 2020, el mismo gobierno se había comprometido a prohibir la importación de cualquier tipo de maíz transgénico para 2024, decisión que tomó con poco o ningún rigor científico. Uno de los principales argumentos para justificar esta medida, fue que los transgénicos atentaban contra la diversidad genética del maíz en México. Este argumento (muy celebrado por grupos ecologistas) generó tensiones con EEUU, socio comercial de México en el Tratado de Libre Comercio (TMEC), y su principal proveedor de maíz.
“Este decreto elimina toda la incertidumbre que tenía el anterior, que no era claro ni preciso. Lo que sí queda claro para el sector pecuario e industrial es que sí se va a permitir la importación del maíz, principalmente amarillo, para este sector” señaló Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas.
El flamante decreto, abre las fronteras comerciales para el maíz como alimento para ganado y para uso industrial, pero prohibe su importación para consumo humano. Esto calmó las tensiones con EEUU, que desde hace un par de años, pedía a México razones científicas por las cuáles planeaban prohibir todo tipo de importaciones de transgénicos de cara a 2024.
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