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Ocratoxinas: un riesgo para la salud humana y animal

La ocratoxina A (OTA) es una de las varias micotoxinas fúngicas que han despertado una gran preocupación pública en todo el mundo. La enfermedad causada por la exposición a la OTA se conoce como ocratoxicosis y su órgano blanco es el riñón.

La ocratoxina A se puede encontrar en una gran cantidad de alimentos. La mayor incidencia notificada de esta micotoxina se encontró en los cereales y,  considerando que las micotoxinas se pueden transferir a través de la cadena alimentaria, se sabe que también se puede encontrar en tejidos y productos de origen animal, carne de cerdo y aves y productos lácteos, entre otros (EFSA, 2004).

La ocratoxina A es un metabolito tóxico secundario producido principalmente por algunas cepas de las especies Aspergillus ochraceus y Penicillium verrucosum. Estas especies pueden crecer en diferentes climas:

En general, la formación de OTA ocurre principalmente después de la cosecha en cereales y productos de cereales insuficientemente secos. Los factores que influyen en la producción de la micotoxina incluyen:

 

Mientras que A. ochraceus crece mejor en semillas oleaginosas (maní y soja) que en cultivos de cereales, P. verrucosum puede crecer mejor en trigo y maíz.

 

La presencia de OTA en la alimentación animal varía de un país a otro. Las cantidades más altas se han informado en el norte de Europa y América del Norte (World Health Organisation, 2002).

 

Efectos de la OTA en la Producción y Salud Animal

[registrados] Los alimentos contaminados con OTA tienen su mayor impacto económico en los animales monogástricos. Los rumiantes son más resistentes que los monogástricos a la toxicidad de esta micotoxina.

Los cerdos se consideran generalmente como la especie animal más sensible a la nefrotoxicidad de la Ocratoxina A. Se observó nefropatía, pero sin insuficiencia renal, en cerdas alimentadas con dietas que contenían 1 mg de OTA/kg de alimento, pero no con dietas que contenían 0,2 mg de OTA/kg de alimento durante dos años (EFSA,  2006).

En otro estudio con cerdos, la ingestión de alimento que contenía 25 μg de OTA/kg disminuyó la eficiencia alimenticia y la ganancia diaria de peso y el peso corporal final (Malagutti et al., 2005).

 

La industria avícola también se ve afectada por la contaminación por Ocratoxina A. Los pavos, pollos y patitos son susceptibles a esta toxina. Los signos típicos de la ocratoxicosis aviar son:

 

Numerosos estudios demostraron que incluso la exposición a niveles bajos de OTA (0,5 mg/kg de alimento) alteró el rendimiento, incluida la disminución del consumo de alimento y la tasa de crecimiento y una pobre eficiencia de conversión alimenticia (Wang et al., 2009).

Se registró una reducción en la producción de huevos y en el peso de los huevos en gallinas ponedoras cuando los animales recibieron una dieta contaminada con OTA a niveles de 2 y 3 mg/kg (Verma et al., 2003).

 

Se han observado:

en pollos alimentados con una dieta contaminada con 2mg de OTA/kg (Hoehler y Marquardt, 1996).

 

Presencia de OTA en productos de origen animal

La presencia de OTA en los alimentos de origen animal puede producirse como resultado tanto de la contaminación fúngica directa de los productos animales como indirecta a través de alimentos contaminados, siendo este último el principal problema.

 

Hay poca información disponible sobre la tasa de transferencia de esta toxina a la leche de las vacas lecheras. En las ovejas lecheras, el remanente fue inferior al 1% (Boudra et al., 2005). Se cree que la concentración de OTA en la leche humana o de otros mamíferos no rumiantes puede ser mayor que la de los rumiantes (Müller y Müller, 1998).

 

La presencia de Ocratoxina A en productos alimenticios para humanos  tanto de de origen vegetal como animal ha sido reconocida como un peligro potencial para la salud humana a nivel mundial.

Las asociaciones más fuertes se observaron con alimentos de origen vegetal y, en menor medida, con alimentos de origen animal.

 

 

Mitigación de los efectos de la Ocratoxina A en la industria animal

Se han empleado varias estrategias diferentes para reducir el riesgo de que la Ocratoxina A ingrese a la industria de alimentos para animales o su transferencia a la cadena alimentaria.

Las principales estrategias abordan el control del crecimiento de hongos productores de Ocratoxina A durante el período de recolección y almacenamiento.

 

Para este propósito, se suelen incluir algunos ácidos (como propionato) en el alimento para evitar el crecimiento de mohos y la producción de micotoxinas.

 

 

Rigurosos protocolos de gestión de riesgos en las fábricas de alimentos para evitar la incorporación de grano contaminado a la alimentación animal, la eliminación de las micotoxinas de las materias primas mediante métodos químicos y físicos, o la administración de dietas contaminadas con OTA a especies animales menos susceptibles a su toxicidad, son estrategias alternativas que han sido consideradas por la industria de alimentos balanceados.

El establecimiento formal de protocolos de gestión de riesgos para identificar ingredientes contaminados con micotoxinas se considera obligatorio para obtener alimentos seguros.

Sin embargo, los análisis de micotoxinas por la técnica ELISA no son muy sensibles. Como alternativa, es probable que la espectroscopia de infrarrojo cercano (NIR) permita mejorar las estrategias de control en la industria de las fábricas de alimentos.

 

Como medida de precaución, es importante asegurar el control de calidad de cada lote para confirmar la ausencia de productos apelmazados y/o granos corroídos, rotos o dañados por insectos.

 

Se han llevado a cabo muchos métodos físicos, incluida la alta temperatura o el secado, para desintoxicar la Ocratoxina A. Sin embargo, se trata de una micotoxina que es difícil de destruir una vez liberada en el alimento.

En caso de que la Ocratoxina A represente un riesgo en el alimento, se han probado varios métodos de tratamiento para eliminar o reducir sus efectos nocivos en los animales, incluido el uso de adsorbentes específicos para bloquear las micotoxinas en el contenido digestivo o microorganismos capaces de biotransformar las micotoxinas en metabolitos no tóxicos y el uso de compuestos antioxidantes.

El uso de adsorbentes que se unen a la micotoxina de manera eficiente en el tracto gastrointestinal, parece un enfoque prometedor y económico para reducir los efectos negativos de esta micotoxina en la industria animal.

 

 

 

 

Conclusión

La contaminación de los alimentos por Ocratoxina A ha despertado una gran preocupación pública en todo el mundo. Las principales razones  surgen del hecho de que esta micotoxina se considera un agente nefrotóxico y cancerígeno, siendo el origen de muchas enfermedades renales.

La OTA se encuentra principalmente en cereales y semillas oleaginosas y, en menor medida, en productos animales. Sin embargo, se están llevando a cabo varias estrategias en la industria de la alimentación animal para prevenir o reducir la contaminación de la toxina en los alimentos.

El método más aplicable hasta el momento es el establecimiento de protocolos de gestión de riesgos para identificar y prevenir la incorporación de ingredientes contaminados con micotoxinas en el alimento para animales.

Las alternativas actuales incluyen el uso de agentes aglutinantes diseñados para bloquear la absorción de OTA del tracto gastrointestinal, o microorganismos y enzimas capaces de biotransformar micotoxinas en metabolitos no tóxicos

Fuente: Denli y Perez, 2010

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