Aunque se espera una cosecha de soja 2022/23 marcada por un exceso de producción en relación con la demanda, el escenario sugiere un espacio limitado para caídas importantes en Chicago, ya que la relación stock/uso global se mantendrá ajustada en una perspectiva histórica.
Por el lado de la oferta, existe una amplia disponibilidad del frijol con el fin de la cosecha en Estados Unidos y con las expectativas positivas para la cosecha sudamericana y la imposición del “dólar soja” en Argentina, que tiende a estimular la las exportaciones del país.
En el caso de Argentina, la falta de lluvias ya afectó la velocidad de la siembra local. Por el lado de la demanda, aún con la ralentización de la economía mundial, el USDA estima un aumento del consumo de alrededor del 4,8% respecto al año anterior.
En China, el mayor importador de soja del mundo, con las recientes protestas en China contra las medidas restrictivas para combatir el coronavirus, el gobierno ha señalado una relajación de las protecciones a favor de un aumento en la cobertura de vacunación de la población, lo que podría contribuir a aumentar los niveles de consumo.
El precio de la soja se encuentra sostenido, principalmente por las preocupaciones con el clima en América del Sur, mayoritariamente por la intensificación de la sequía en Argentina, y la paralización de algunas carreteras brasileñas.
Durante el mes de noviembre se produjeron momentos de reducción de precios estimulados por las incertidumbres sobre la demanda china como consecuencia de las medidas de lucha contra el coronavirus y por la caída de los precios del aceite de soja influida por las reducciones del precio del petróleo y también por la continuidad de el acuerdo de exportación entre Rusia y Ucrania.
En cuanto que para el maíz, el escenario actual deja poco margen para descensos ante un ajustado balance del cereal en Estados Unidos y el mundo, con la mirada puesta en el efecto de La Niña en Sudamérica, las consecuencias de la sequía en Europa y la caída abrupta de producción en Ucrania. Una de las principales preocupaciones del mercado que podría presionar los precios es la menor demanda de maíz estadounidense en comparación con el mismo período del año anterior.
En el último informe del USDA sobre oferta y demanda se prevé una baja de los niveles de exportación estadounidenses, que ahora se espera que caigan un 16% con respecto a la temporada anterior.
En Brasil, ante la perspectiva de buena producción para la temporada 2022/23, los precios tienden a ser determinados por la paridad de exportación.
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