En piscicultura, al igual que en cualquier otra actividad zootécnica, el planeamiento es fundamental para obtener buenos resultados productivos y alcanzar el principal objetivo, que es obtener beneficios con la actividad.
La eficiencia nutricional de la producción comercial comienza en la planificación, ya que aproximadamente el 60-80% de los costos de la actividad acuícola se deben a los gastos en alimentación. Además, la nutrición y la gestión alimentaria (tasa de alimentación y frecuencia de alimentación) de los peces están directamente asociadas con:
El crecimiento.
La tasa de conversión alimentaria.
La calidad del agua.
La salud.
La resistencia a enfermedades y la tolerancia al manejo.
La calidad de la carne y el rendimiento de la canal de los animales.
En el caso de los reproductores, la nutrición y la alimentación tienen un impacto tanto en la cantidad de huevos producidos como en la calidad de las larvas. Por lo tanto, el buen manejo alimentario y nutricional son factores fundamentales para el éxito en la cría comercial y la rentabilidad en la piscicultura.
Para lograr una buena eficiencia nutricional, se deben tener en cuenta varios factores, como la especie objetivo y su etapa de desarrollo, el sistema de producción y la calidad de la alimentación.
Las diversas especies de peces tienen diferentes necesidades nutricionales, y la información sobre sus hábitos alimentarios (si la especie es carnívora, herbívora u omnívora); su comportamiento en cautiverio (si son animales de fondo, por ejemplo); la posición de la boca y la constitución del aparato branquial (arcos branquiales más abiertos o cerrados nos indican si las especies tienen capacidad de filtración) son de gran utilidad en el establecimiento de planes nutricionales y alimentarios, ya que evitan el desperdicio de alimento y el descontrol en los costos de producción.
En relación con la fase de desarrollo, los peces en las etapas iniciales, como alevines y juveniles, tienen altas tasas metabólicas y de crecimiento, lo que requiere alimentos con mayores contenidos de proteínas y energía, así como mayores tasas y frecuencia de alimentación, en comparación con los peces en la fase final de engorde.
Por lo general, el número de veces que se debe alimentar a los peces es mayor en las primeras etapas de vida. Durante la larvicultura, es común proporcionar alimento de cinco a ocho veces al día. En la etapa de alevinaje, esta frecuencia disminuye a dos o tres veces al día, y durante el engorde, a una ...