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Las micotoxinas son metabolitos secundarios producidos por mohos que afectan negativamente a la salud de los animales. Son un grupo heterogéneo, lo que se traduce en una gran variabilidad de efectos tóxicos.
Las micotoxinas son producidas por diversas especies de mohos, estando la mayor parte de ellas encuadradas en los géneros Aspergillus, Penicillium, Claviceps y Fusarium.
Los factores que determinan qué tipo de microorganismo prolifera en carne y productos cárnicos viene determinado por las características físico-químicas del alimento, tales como:
Las bacterias predominan en alimentos con aw elevada
Los mohos y levaduras constituyen la población mayoritaria en alimentos con valores de aw inferiores, como sucede en los derivados cárnicos curado-madurados
Aunque no siempre el desarrollo de mohos implica que haya la producción de micotoxinas, dado que estas condiciones suelen ser más exigentes (Tabla 1).
Tabla 1. Condiciones requeridas por los géneros Aspergillus, Fusarium y Penicillium para su crecimiento y producción de micotoxinas. (Adaptado de Sweeney y Dobson, 1998)
Las micotoxinas pueden llegar a la carne y a sus productos derivados de dos formas:
En el caso de la contaminación por micotoxinas derivada de la alimentación de los animales, los mohos pueden producir las toxinas durante el almacenamiento de cereales, piensos o ensilados, debido a la baja aw y buena disponibilidad de nutrientes.
Dado que es en este ambiente donde los mohos se desarrollan con mayor facilidad.
→ Los efectos de las micotoxinas en los animales son muy variados, desde provocar la muerte por intoxicaciones agudas, hasta sufrir una micotoxicosis subclínica derivada del consumo de micotoxinas de forma prolongada a dosis bajas.
→ Asimismo, las micotoxinas ingeridas por los animales pueden acumularse en diferentes órganos y tejidos de los animales, lo que supone un peligro para los consumidores, ya que las micotoxinas no se destruyen con los tratamientos habituales de cocinado.
→ Debido a la ubicuidad de los mohos, los controles efectivos del peligro de la presencia de micotoxinas en piensos y ensilados deben establecerse, en el almacenamiento, en condiciones ambientales que impidan su desarrollo
Las autoridades sanitarias europeas han establecido niveles máximos de micotoxinas contaminantes en productos destinados a la alimentación animal (Tabla 2)
Tabla 2. Valor orientativo en mg/kg (ppm) para piensos con un contenido de humedad del 12 %.(Recomendación 2006/576/CE y Reglamento 574/2011/CE)
Los mohos que se desarrollan en los derivados cárnicos curado-madurados durante su maduración, pueden tener tanto efectos positivos como negativos en relación con la calidad y la seguridad del producto final.
Se han descrito problemas asociados al crecimiento de mohos en la superficie del jamón.
En los últimos años se ha producido un incremento paulatino en la normativa legal de la Unión Europea fijándose el contenido máximo de estos contaminantes en alimentos.
Se han establecido límites para:
La mayor parte de los mohos aislados de embutidos y jamón curado pertenecen a los géneros Penicillium y Aspergillus, y son potencialmente toxigénicos (Núñez y col. 1996).
Además, varias especies toxigénicas pertenecientes a estos dos géneros producen micotoxinas cuando se desarrollan en la superficie de jamón curado (Núñez y col. 2007; Rodríguez y col. 2012).
Debido al peligro que representa la producción de micotoxinas, es necesario establecer estrategias viables para evitar su síntesis durante el procesado de los derivados cárnicos curado-madurados.
Existen distintos procedimientos para controlar este peligro, entre los que se pueden citar:
Δ Inconvenientes de estos métodos:
Dada la no total eficacia y debido a la demanda creciente de alimentos libres de aditivos, se hace necesario utilizar otras alternativas para controlar el desarrollo de mohos toxigénicos durante la maduración de los alimentos que evite la utilización de estos conservantes químicos.
Las variaciones en las condiciones de maduración de estos productos podrían evitar el desarrollo de la población fúngica, pero pueden mermar la calidad sensorial del producto final.
Entre los microorganismos presentes en este tipo de productos que pueden frenar el desarrollo de mohos toxigénicos o la formación de micotoxinas destacan las bacterias ácidolácticas, las levaduras y los mohos productores de proteínas antifúngicas.
Este trabajo ha sido financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, Junta de Extremadura y FEDER (AGL2013-45729-P, GR15108).