Los productos de origen animal representan, por lo tanto, la mayor fuente proteica de los ciudadanos europeos.
En 2012, el 96% de la carne y el 99% de productos lácteos disponibles en la UE fueron producidos en la misma UE. Lo que significa que la autosuficiencia de la proteína consumida para los ciudadanos europeos es muy alta.
Proteínas vegetales
Sin embargo, estos datos citados son completamente distintos en la cantidad de proteína vegetal usada para la alimentación animal, ya que alrededor del 70% es importada a la Unión Europea.
Además de la importancia estadística del volumen que esto representa, hay que considerar el valor nutritivo de la harina de soja que es una de las mayores fuentes de lisina en las dietas de porcino y avicultura, y la digestibilidad ileal aparente de este aminoácido es del 85%, mucho más alta que la de otras harinas de oleaginosas (51-78%).
La producción europea de harinas de colza y girasol, guisante, habas y altramuces sigue contribuyendo de forma limitada a la proteína vegetal usada en alimentación animal, aunque se espera que siga en aumento en los siguientes años.
Uno de los retos es conseguir que la rentabilidad de la producción de cultivos proteicos sea igual o superior al de los cereales para los agricultores europeos.
El alto precio actual de prácticamente todos los alimentos ricos en proteínas, en combinación con la alta dependencia de las importaciones de harina de soja ha aumentado, si cabe aún más, la necesidad de encontrar fuentes proteicas alternativas para las dietas de aves y cerdos.
Proteínas procesadas de origen animal (PAPs)
En este marco, la UE ha levantado recientemente la prohibición del uso de proteínas animales procesadas (PAPs) de origen porcino, avícola e insectos en el Reglamento (UE) 2021/1372. Los “nuevos” PAPs son coproductos de matadero, es decir de animales que han pasado la correspondiente inspección veterinaria y son aptos para consumo humano, y se deben separar según la especie u origen (avícola o porcino).
Esto es en contraste con los PAPs de hace más de 25 años en el que las fuentes de PAPs podían tener varios orígenes (i.e. no siempre de coproductos de matadero) y de múltiples especies (avícola, porcino o rumiantes).
El origen junto con la mejora del procesamiento hace necesaria una reevaluación nutricional de los “nuevos” PAPs permitidos en la UE.
En un reciente proyecto público-privado de los Países Bajos (PPS – Project Circular BioEconomy AF-17027) se evaluó la digestibilidad de estos “nuevos” PAPs (harinas de carne y de sangre de origen avícola y harina de plumas) en cerdos de crecimiento.
Composición de las materias primas de origen animal
La composición de las tres harinas avícolas, meat and bone meal (MBM) avícolas, harina de plumas y harina de sangre avícola que se estudiaron en la prueba de digestibilidad está detallada en la Tabla 1.
En contraste la harina avícola con Alto contenido en cenizas tuvo efectivamente una proporción de hueso superior que se ve reflejada en la ratio Ca:P más alta (2.1) en comparación con las otras dos harinas (1.7), y también por el contenido (g/16 g N) más elevado de aminoácidos (hidroxiprolina, prolina y glicina) que indican una proporción superior de proteína derivada del colágeno.
Tabla 1. Composición nutricional de los productos evaluados.
Las harinas de plumas tienen un contenido (g/16 g N) alto en cisteína y serina y bajo en lisina y metionina comparado con las harinas de carne.
En relación a la composición de la harina de sangre avícola en general es parecida a la composición de las harinas de sangre de las tablas de referencia. Sin embargo, parece que la concentración de P en la harina de sangre avícola es superior a la harina de sangre porcina y bovina (Kats et al., 1994).
Digestibilidad de las materias primas de origen animal
La digestibilidad aparente total (ATTD) de la proteína cruda de las tres harinas de carne avícola y la ATTD de la grasa cruda de las harinas con contenido Medio y Bajo en ceniza coincidieron con los valores de las tablas CVB (2018) para harina de carne y harina de carne y huesos, y fueron más altos que los valores de harina de aves en las tablas del INRA.
En particular, el ATTD de grasa bruta y energía bruta de harina avícola en la tabla INRA son más bajos que los valores obtenidos para las tres harinas de carne avícolas evaluadas en el presente estudio. No obstante, el ATTD de grasa bruta de la harina avícola con Alto contenido de cenizas fue menor que en las otras dos harinas avícolas evaluadas en el estudio.
Esto podría estar relacionado con una mayor proporción de grasa del hueso (médula) en la harina con Alto contenido en cenizas en comparación con una mayor proporción de grasa del tejido blando en las otras dos harinas avícolas.
Kerr et al. (2017) evaluaron cuatro harinas avícolas con un contenido de cenizas creciente de 10, 17, 27 y 31% y obtuvieron una digestibilidad de grasa cruda del 94, 82, 81 y 68%, respectivamente para cada producto.
Tabla 2. Digestibilidad de la materia orgánica, la proteína bruta, la grasa y la energía bruta. a, b, ab, c, bc: sugieren diferencias estadísticas.
En la actualidad, los datos sugieren que un alto contenido de cenizas puede tener un impacto negativo en la digestibilidad aparente total (ATTD) de la grasa bruta y la energía bruta.
La digestibilidad de la proteína bruta, materia orgánica y energía bruta de la harina de sangre avícola evaluada en el nuestro estudio fue algo inferior a los valores de las tablas de alimentación CVB (2018) e INRA para harina de sangre de origen no especificado.
Por lo tanto, la digestibilidad de la harina de sangre parece verse más afectada por el distinto procesado térmico que por el origen (avícola, porcina o bovina).