Su importancia no sólo en producción animal sino también para la salud humana ha hecho que organismos como la FAO y la EFSA hayan puesto el punto de mira sobre la causante, la Ocratoxina A.
La principal fuente de Ocratoxina A (OTA) en alimentación animal son los cereales y, a diferencia de otras micotoxinas, su aparición se describe principalmente durante el almacenamiento.
La contaminación por OTA se asocia a ciertas condiciones previas a la recolección del cereal
Las condiciones previas a la recolección del cereal favorecen la aparición del hongo productor, como daños causados por heladas o exceso de lluvia, acompañadas de unas malas condiciones de almacenamiento, donde temperatura y actividad de agua del grano s, siendo los puntos claves a controlar.
La Ocratoxina A es una micotoxina producida principalmente por algunas especies fúngicas de Aspergillus y Penicillium. El desarrollo de éstos hongos se ha observado en zonas frías, templadas y tropicales, según género y especie, razón por la cual podemos encontrar OTA en materias primas de muy diversos orígenes.
En el estudio llevado a cabo por Fraga et al. en 2007 en Brasil, el 100% de las muestras de pienso analizadas estaban contaminadas por Ocratoxina A. En Europa, el trabajo realizado por Schiavone et al. en Italia en 2008, reveló que todas las muestras de pienso analizadas durante la prueba también contenían OTA y que el 53% de las muestras de sangre tomadas en granjas de pollos broiler y gallinas ponedoras, tanto convencionales como ecológicas, resultaron también positivas a esta micotoxina. De la misma manera, el estudio de Jaimez et al., 2004, el objetivo del cual era evaluar la presencia de OTA y Zearalenona en pienso y materias primas en España, mostró contaminación por OTA en un 33.3% de las muestras de pienso y un 26,4% de materias primas.
En algunas ocasiones, dicha contaminación sobrepasaba los niveles máximos recomendados por la Comisión Europea
En avicultura, así como en otras especies monogástricas, el principal efecto de la contaminación de los piensos con Ocratoxina A se presenta a nivel renal, aunque también es importante su acción tóxica en hígado y otros órganos. La toxicidad crónica causada por OTA sí tiene gran importancia Las principales alteraciones observadas son hemorragias, degeneración y aumento de tamaño de riñones e hígado, así como incrementos de mortalidad según dosis y tiempo de ingesta. Aunque la ocratoxicosis A aguda no sea un proceso que se observe con frecuencia en campo, la toxicidad crónica causada por OTA sí tiene gran importancia ya que puede pasar desapercibida y provocar tanto un descenso del rendimiento de las aves como un deterioro de su salud, repercutiendo en la economía general de la granja.
Así, de entre los signos descritos en avicultura, destacan :
– disminución de la ingesta de alimento e incremento del consumo de agua,
– empeoramiento del índice de conversión, – reducción del crecimiento de los animales,
– retraso en el inicio de puesta
– y reducción de la producción de huevos y de la calidad de los mismos (Verma et al., 2003; Stoev et al., 2009; Denli et al., 2010).
Otros estudios también han demostrado el efecto de la Ocratoxina A sobre el sistema inmunitario, aumentando la sensibilidad de las aves por algunas enfermedades y, en consecuencia, aumentando el coste en medicación de la explotación.
La inmunosupresión derivada de la ingesta de OTA ha sido descrita por varios autores, que han observado una mayor sensibilidad de los animales a diferentes patologías. Se ha comprobado, por ejemplo, que las aves que reciben alimento contaminado con OTA responden peor a infecciones por E. coli, presentando mayor intensidad de los síntomas así como un aumento significativo de la mortalidad (Kumar et al., 2002). En el caso de una coccidiosis, los pollos que reciben la dieta con Ocratoxina A también presentan síntomas más graves y con una progresión más rápida y complicada de la enfermedad (Stoev et al., 2002).
Según la bibliografía, la contaminación de los piensos con Ocratoxina A puede provocar una disminución tanto de la respuesta inmune humoral como celular. En este sentido, se ha demostrado que la ingesta de OTA produce cambios degenerativos en órganos como bursa de Fabricio, timo, bazo y Placas de Peyer, observándose depleción de las células linfoides (Stoev et al., 2000). En el mismo estudio se describe una menor respuesta frente la vacunación de las aves contra Newcastle, observándose menor título de anticuerpos en aquellos animales que habían recibido la dieta contaminada con Ocratoxina A.
En la práctica, no es siempre fácil detectar una micotoxicosis puesto que a menudo encontramos contaminaciones múltiples en las que los signos pueden estar potenciados o antagonizados, dificultando así la identificación del problema.
Teniendo en cuenta que hay muchos factores implicados en la aparición de micotoxinas y que su presencia es prácticamente inevitable, a nivel europeo existen varias medidas para intentar minimizar dicha problemática.
El Codex Alimentarius describe unos códigos de buenas prácticas agrícolas y de fabricación para minimizar la presencia de diferentes micotoxinas que cada país ha adaptado según su situación y necesidades.
Por otra parte, el Reglamento 1881/2006, y sus posteriores modificaciones, indican los niveles máximos permitidos de algunas micotoxinas, entre las cuales la Ocratoxina A, en distintos productos para alimentación humana.
En cuanto a esta Recomendación, algunos estudios han valorado los efectos que conlleva la contaminación del pienso para avicultura con el valor máximo de Ocratoxina A que la Comisión Europea considera tolerable. Los resultados demostraron la seguridad para el consumidor final puesto que no se encontraron residuos de dicha micotoxina en los músculos que se destinan a consumo, como pechuga y muslo. Sin embargo, en el mismo estudio (Pozzo et al., 2012) se observaron residuos de OTA en riñón e hígado, así como lesiones degenerativas también en hígado, bursa de Fabricio y bazo. Del mismo modo, se observó rechazo del alimento y descenso de la ganancia de peso en los pollos jóvenes, así como una reducción del peso de órganos como bazo y timo al final de ciclo.
Estos resultados indican que a la dosis máxima que la Comisión propone en sus recomendaciones podría causar inmunosupresión en los animales y por consiguiente puede agravar patologías que comúnmente encontramos en granja.
Teniendo en cuenta esta complejidad que supone el control de micotoxinas en las materias primas que utilizamos para alimentación animal, la estrategia a seguir incluye muchas acciones, desde la fase de cultivo hasta el almacenaje del producto final.
De ese modo, para prevenir la aparición de micotoxinas es necesario un buen control de proveedores y un estricto control de puntos críticos, en el que temperatura y humedad de almacenaje, tanto de materias primas como de producto acabado, tendrán especial relevancia.
Sin embargo, no es tarea sencilla y se recomienda el uso de productos secuestrantes de micotoxinas como parte de la estrategia para minimizar los efectos de una posible contaminación.
En esta estrategia y teniendo en cuenta la probable presencia simultánea de varias micotoxinas, es conveniente utilizar productos con eficacia para un amplio rango de micotoxinas, pero que al mismo tiempo nos garanticen que no tienen efecto alguno sobre otros nutrientes de la dieta tan necesarios para el animal como son los aminoácidos y minerales.
Comprometidos a aportar soluciones al mercado y gracias a su experiencia en nutrición animal, la empresa Patent co. (Serbia) comercializa a nivel internacional el producto Minazel®Plus, un complejo orgánico-mineral con comprobada capacidad secuestrante para un amplio abanico de micotoxinas.
Siendo conocedores de la problemática que supone la contaminación de los piensos con Ocratoxina A, Patent co. ha llevado a cabo recientemente un nuevo estudio in vivo con gallinas ponedoras, los resultados preliminares del cual fueron presentados en la exhibición VIV Asia 2015, celebrada en Bangkok.
Así pues, una vez comprobada la eficacia in vitro de Minazel Plus, que en el caso de la Ocratoxina A es superior al 95% de adsorción, se comprobó también la eficacia mediante pruebas in vivo en las diferentes especies animales y para distintas micotoxinas.
El último estudio, mencionado anteriormente, se realizó con el objetivo de valorar la eficacia de Minazel Plus (MzP) frente a una contaminación por Ocratoxina A. Para dicho estudio se utilizaron gallinas ponedoras Lohmann Brown distribuidas en 6 grupos: Control negativo (sin OTA, sin MzP), Control positivo (sin OTA, con MzP), G1 (con OTA a 1mg/kg), G2 (con OTA a 0.25mg/kg), G3 (con OTA a 1mg/kg + MzP a 0.2%) y G4 (con OTA a 0.25mg/kg + MzP a 0.2%). Durante la prueba se hizo un control semanal de la puesta. Al final del estudio (6 semanas después del inicio) se sacrificaron algunas aves para valorar los cambios histológicos en diferentes órganos. En cuanto a los resultados productivos, se observó un aumento significativo de la puesta en las aves del G3 vs. G1, así como también del G4 vs. G2. Es decir, se observó un incremento significativo de la puesta del grupo que recibía Minazel Plus respecto el grupo con el mismo nivel de contaminación por OTA que no recibió el tratamiento. En relación a los cambios histológicos, se valoraron las aves que habían ingerido mayor cantidad de OTA (G1). En el 100% de los animales necropsiados se observaron lesiones renales como dilatación y degeneración del lumen tubular, atrofia e infiltración mononuclear. Por el contrario, solamente se encontraron hallazgos histopatológicos en riñón en 3 de las 8 muestras tomadas en las aves que ingirieron la misma cantidad de OTA pero tratadas con Minazel Plus (G3).
La contaminación de materias primas y piensos con Ocratoxina A es un problema detectado a nivel mundial, reduciendo la productividad de las granjas y deteriorando el estatus inmunitario de los animales.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades para controlar la presencia de Ocratoxina A en productos para alimentación humana, en el caso de alimentación animal sólo existe una recomendación que describe los límites máximos tolerables en materias primas y piensos, niveles seguros para el consumidor final, pero con demostrados efectos sobre la salud y productividad de las aves.
Además, la presencia simultánea de varias micotoxinas puede potenciar sus efectos tóxicos y hace más necesario, si cabe, un buen sistema de control durante todo el proceso de producción del alimento. El uso de productos secuestrantes con comprobada eficacia frente un amplio rango de micotoxinas, como en el caso de Minazel Plus, debería ser una medida a tener en cuenta dentro de la estrategia global para el control de micotoxinas.
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