Las grasas se añade en el alimento del ganado vacuno con el fin de aumentar la densidad energética de la dieta, pero, además, la suplementación con grasas tiene otros beneficios, como una mayor absorción de nutrientes que son solubles en grasa y una reducción del polvo del alimento.
El término «grasa» se usa generalmente para describir compuestos que tienen un alto contenido de ácidos grasos (AG) de cadena larga, incluidos triglicéridos, fosfolípidos, ácidos grasos no esterificados y sales de AG de cadena larga.
Las fuentes de grasa con la que puede ser alimentado el ganado lechero son: semillas de oleaginosas, mezclas de grasas animales y animales-vegetales, grasas secas granulares y grasas «protegidas».
Digestión y absorción
Los AG esterificados, principalmente los triglicéridos, son hidrolizados rápidamente por los microorganismos dentro del rumen. Después de la hidrólisis, los AG insaturados son hidrogenados por la floras ruminales, no obstante, el grado de hidrogenación depende del grado de insaturación de los AG y el nivel y frecuencia de alimentación.
Se estima que la hidrogenación de los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) oscila entre el 60 y el 90%. El tiempo que tarda en desarrollar bacterias que pueden degradar los ácidos grasos de cadena larga es relativamente largo, lo que puede generar un retraso en la saturación de los AG cuando se administran en gran cantidad, escapando muchos de éstos del rumen sin haber sido modificados.
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Aproximadamente el 85 a 90% de los AG que salen del rumen son libres, y cerca del 10 al 15% corresponden a fosfolípidos microbianos.
Valor energético de las grasas
[registrados] La variabilidad en el contenido de Energía Neta de lactancia (ENl), entre los suplementos de grasas, depende principalmente del contenido de AG de cadena larga y de la digestibilidad de los mismos. La digestibilidad puede verse afectada por el consumo de materia seca (MS), la cantidad de grasa consumida, características de la grasa en la dieta basal y características de la grasa suplementaria. El grado de insaturación es probablemente la característica más importante que influye en la digestión. El aumento de la longitud de la cadena de los AG también puede aumentar la digestibilidad, pero, los efectos parecen ser más sutiles que los efectos del grado de insaturación.
Cuando aparecen reducciones en:
se debe sospechar que la fermentación ruminal ha sido alterada. Se considera que hasta el 3% de la MS como sebo o grasa amarilla en dietas totalmente mixtas, no provoca alteraciones en los parámetros antes mencionados.
Respuestas productivas a la suplementación de grasa en dietas de lactancia
La respuesta de la producción de leche a la suplementación con grasa puede verse influenciada por varios factores, entre los que se incluyen la dieta basal, la etapa de lactancia, el balance de energía y la cantidad y composición de las grasas.
La respuesta de la producción de leche a la grasa suplementaria es curvilínea; la respuesta disminuye cuando la suplementación como grasa suplementaria en la dieta aumenta. Kronfeld (1976) indicó que la producción de leche alcanza su máxima eficiencia cuando los AG constituyen el 16% de la Energía metabolizable. Esto equivale a alrededor de 600 a 700gr de suplemento grasa por día. Una revisión de la literatura indica que las respuestas máximas de producción de leche a las grasas de la dieta rara vez excede los 3,5 kg de leche corregida por grasa (4%) por día. Suponiendo 23 kg de ingesta de MS, 700gr de grasa equivale aproximadamente al 3% de la MS.
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Los mecanismos por los cuales la grasa reduce la ingesta de alimento no son conocidos. Los posibles factores incluyen:
Por otro lado, la fuente de grasa varía en la respuesta de consumo total de alimento. Estas diferencias podrían deberse a la aceptabilidad, a la longitud de los ácidos grasos, al grado de saturación o a la forma (grasa libre ácido, triglicérido o sal).
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En general, las grasas protegidas, los ácidos grasos unidos a sales de calcio y las grasas saturadas, no tienen ningún efecto o aumentan el porcentaje de grasa de la leche. Cuando el aporte de grasa es a través de ácidos grasos insaturados (en forma libre o esterificados), aumenta la probabilidad de que haya depresión de la grasa de la leche. Una mayor formación de ácidos grasos trans durante la hidrogenación microbiana de ácidos grasos poliinsaturados, podría afectar negativamente la síntesis de lípidos mamarios.
La alimentación con grasas suplementarias disminuye el porcentaje de proteína de la leche y el efecto disminuye ligeramente a medida que aumenta la cantidad de grasa suplementaria.
La formación de jabones en el rumen a través de las grasas, puede reducir la absorción de magnesio y de calcio. Por consiguiente, las concentraciones de calcio y magnesio en la dieta deberían estar más altas que las recomendaciones comunes cuando se alimenta con grasas suplementarias.
Conclusiones
En la mayoría de las situaciones, la grasa dietética no debe exceder 6-7% de la MS total. Concentraciones más altas pueden resultar en una reducción de la ingesta de MS, por más que no se vea afectada la fermentación ruminal.
Una disminución en el consumo de MS anulará una parte o todo el beneficio de usar grasas para aumentar la densidad energética de la dieta y puede limitar las respuestas de producción de leche. La cantidad óptimas de grasa para incluir en la dieta del ganado lechero depende de numerosos factores, incluidos:
La alimentación con menos del 6% de grasa en la dieta podría ser prudente durante la lactancia temprana, cuando el consumo de MS se encuentra deprimido.
Las mezclas de cereales y forrajes normalmente contienen un 3% de grasa. Por lo tanto, hasta 3 o 4% puede provenir de grasas suplementarias. La sustitución parcial con las grasas inertes pueden estar justificadas si otras fuentes de grasa están afectando negativamente la fermentación, el porcentaje de grasa de la leche o el consumo de MS♦
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