Tal y como se describe en el artículo de AviNews, titulado “Inducir la muda en gallinas ponedoras. Nuevos métodos”, existen materias primas alternativas que se utilizan en dietas para provocar una muda forzada, y que no son de uso habitual.
Harina de alfalfa
Por su alto contenido en fibra, tiene un tránsito digestivo lento, aumentando la sensación de saciedad y favoreciendo la degradación microbiana de la fibra en sustratos fermentables, como es el caso de los fructooligosacáridos, a ácidos grasos de cadena corta. Este proceso ayuda al mantenimiento de la estructura y función de la mucosa del intestino delgado e intestino grueso, así como al aumento de la población bacteriana beneficiosa en el tracto gastrointestinal, dificultando la infección y colonización de éste por Salmonella. Se cree que los mananos (un oligosacárido) encapsulan las fimbrias presentes en la membrana extracelular de las Salmonellas, limitando su capacidad para envolver y colonizar las células del epitelio intestinal.
Harina de jojoba desengrasada
Su efecto anoréxico se debe a algunos factores que disminuyen su palatabilidad, posiblemente saponinas y taninos, así como a factores antinutritivos como el ácido fítico e inhibidores de la tripsina.
Veza amarga
Contiene factores antinutritivos como la L-canavanina, inhibidores de tripsina, catequinas y lectinas que, en cantidades determinadas, provocan disminución del consumo voluntario. La estructura de la canavanina, similar a la de la arginina, permite que la primera pueda ser incorporada a las cadenas polipeptídicas dando origen a proteínas estructuralmente aberrantes. Esto también interfiere en la síntesis de proteínas en el hígado de las aves.
Otra hipótesis es que la canavanina pudiera inhibir la formación de ácido nítrico a partir de la arginina, y la respuesta de consumo voluntario puede estar también regulada por el nivel de ácido nítrico.
De este modo, dos son los conceptos claves de estas materias primas alternativas :
– Un mayor nivel de fibra de algunos alimentos que da lugar a una menor concentración de nutrientes (energía o proteína) así como a un efecto de repleción física del aparato digestivo y aumento de la sensación de saciedad, provocando un menor consumo y, por tanto, la no satisfacción de las necesidades energéticas o proteicas.
– y algunos de estos alimentos también provocan una reducción del consumo por una reducida palatabilidad o por un cambio brusco en la densidad energética de la dieta.
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