Las aflatoxinas constituyen una familia de metabolitos secundarios producidos principalmente por Aspergillus flavus y Aspergillus parasiticus. Se sabe que las aflatoxinas afectan a importantes alimentos, incluidos semillas oleaginosas y cereales.
Las aflatoxinas comprenden aflatoxina B1, B2, G1, G2, M1 y M2 en los que AFB1 muestra una mayor toxicidad además de causar inmunosupresión, carcinogenicidad, teratogenicidad y mutagenicidad (Bhat et al., 2010).
La secreción de AFB1 depende de factores abióticos como:
La toxicidad de AFB1 en los animales varía según la edad, el sexo y la especie, además de la dosis y duración de la exposición a esta toxina (Dhanasekaran et al., 2011). |
En pollos, la aflatoxicosis se caracteriza generalmente por debilidad, disminución del aumento de peso menor eficiencia alimenticia y producción de huevos, y también síntomas más severos que involucran hígado hemorrágico y muerte (Dalvi et al., 1986).
El alimento contaminado con AFB1 en cerdos crea síntomas similares a los de las aves de corral. Éstos implican una reducción de la ingesta de alimento, deterioro de las funciones hepáticas e inmunitarias, así como parámetros bioquímicos séricos alterados (Devreese et al., 2013).
Pierron et al. (2016) encontraron que la exposición dietética a AFB1 en cerdos daba como resultado una activación alterada de los linfocitos, una influencia negativa en la eficacia de la vacuna y un retraso respuesta inmune mediada por células.
El ganado lechero es relativamente más resistente a las micotoxinas debido a la capacidad de la microflora ruminal para biotransformar las toxinas en metabolitos menos tóxicos tras la ingestión (Fink-Gremmels et al., 2013).
Sin embargo, AFB1 puede afectar directamente el metabolismo de la microflora del rumen y, en consecuencia, dificultar la digestión ruminal (Gallo et al., 2015).
La toxicidad de AFB1 en las vacas lecheras tiene una doble importancia, ya que afecta el rendimiento del animal y conduce a la contaminación de la leche siendo de gran preocupación para la alimentación humana.
Prevención de la aflatoxicosis con suplementos dietéticos
[registrados] Hay numerosos agentes anti-AFB1 informados, pero la facilidad de aplicación de muchos candidatos informados ha sido cuestionable.
Para un agente anti-AFB1 sea eficaz, es fundamental contar con:
En la Tabla 1, se incluyen los agentes anti-AFB1 dietéticos más comunes.
En esta revisión, intentaremos profundizar en los efectos protectores de selenio y curcumina que se ajustan a los criterios para los agentes dietéticos anti-AFB1 efectivos.
Selenio
El selenio se presenta en formas orgánicas e inorgánicas. Está presente en forma inorgánica como selenitos y selenatos y en forma orgánica como los selenoaminoácidos, los selenopéptidos y las selenoproteínas.
El selenio inorgánico es convertido por las plantas en selenometionina, la cual se convierte en selenocisteína en los animales por vía de trans-sulfuración. La selenocisteína se transforma en selenofosfato por selenofosfato sintasa (Reich et al., 2016).
El papel bioquímico específico del selenio es como componente funcional de la enzima antioxidante de mamíferos glutatión peroxidasa (GPx).
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La suplementación con selenio (selenita de sodio) en un alimento contaminado con AFB1 (0,4 mg/kg) restauró las poblaciones de subtipos de células T. Este informe también mostró un hallazgo importante de que el exceso de selenio en la dieta de pollo resultó en efectos inmunológicos adversos con inmunidad de células T debilitada.
A diferencia de las aves de corral, la protección mediada por selenio después de la exposición a AFB1 no se informa en profundidad hasta ahora.
Hao et al. (2016) demostraron que la seleniometionina (SelMet) protegió a los esplenocitos porcinos desafiados con AFB1 al mejorar la expresión de ARNm y proteínas de glutatión peroxidasa 1 (GPx1), selenoproteína S (SelS) y tiorredoxina reductasa 1.
Suplementación de selenio en alimentación animal
El selenio orgánico en la alimentación animal se encuentra en forma de:
La aplicación de alimentación de Se inorgánico todavía se practica principalmente debido al menor costo en comparación con el selenio orgánico.
Sin embargo, su aplicación tiene algunas desventajas importantes, como:
Curcumina: un fitoquímico hepatoprotector
Se muestra que AFB1, tras la activación enzimática, imparte estrés oxidativo a las células vivas. Por eso, sustancias con propiedades antioxidantes han demostrado ser eficaces para mejorar la oxidación inducida por AFB1.
La cúrcuma es una especia casera con propiedades medicinales. Se utiliza en el subcontinente indio y El sudeste de Asia. También se usa ampliamente en la medicina tradicional india y china desde antigüedad.
La curcumina es un agente antioxidante ampliamente estudiado. Muchos estudios han documentado la aplicación de este compuesto para mejorar el daño relacionado con el cáncer y carcinogénesis.
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La curcumina ayuda a mantener el estado antioxidante de las células al eliminar los radicales libres, inhibiendo las enzimas oxidativas, activando las catalasas e induciendo la síntesis de glutatión de novo (El-Agamy et al., 2010).
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La curcumina protegió el riñón de ratones afectados por AFB1 al aumentar significativamente el contenido de contenido de ácido ascórbico y glutatión y disminuyendo la peroxidación lipídica.
También se demostró que la administración oral de curcumina en ratas restringe el daño oxidativo en el hígado mediado por AFB1. Además, mejoró significativamente el estado antioxidante del hígado al aumentar los niveles de GSH hepático, así como enzimas antioxidantes (SOD, CAT y GSH-Px) (El-Agamy et al., 2010).
Un dato interesante es que el papel de la curcumina para mejorar el estado antioxidante en los órganos del huésped parece ser similar independientemente de la especie animal.
Conclusiones
Ha habido un progreso constante de la investigación en el desarrollo de suplementos nutricionales efectivos que pueden abordar de manera eficiente la contaminación por micotoxinas sin comprometer a los nutrientes.
Los suplementos dietéticos anti-AFB1 han atraído una atención significativa debido a la toxicidad aguda de AFB1, y también debido al hecho de que muchos de estos suplementos no plantean problemas significativos de seguridad alimentaria.
La aplicación de selenio en la alimentación animal para prevenir la aflatoxicosis es una disciplina en crecimiento con informes prometedores en aves. En el caso de los cerdos, los resultados in vitro en esplenocitos son prometedores con alto potencial para estudios de exposición a toxinas in vivo.
Por otra parte, se ha demostrado que la curcumina es un potente agente mejorador que contrarresta el daño hepático oxidativo mediado por AFB1 inhibiendo la activación hepática de esta micotoxina a metabolitos tóxicos.
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