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Los alfa-galactósidos, también llamados oligosacáridos de la familia de la rafinosa (OR), suponen aproximadamente el 5-6% del contenido seco de la soja y otras leguminosas, así como la harina de colza.
Figura 1: Contenido de estaquiosa, rafinosa y sacarosa en harina de soja de distintas procedencias (%MS) (adaptado de González y col., 2009).
Estos oligosacáridos son osmóticamente muy activos, por lo que incrementan el agua en la luz intestinal de los animales, lo que afecta a la digestibilidad y absorción de nutrientes y tienen un gran impacto en la consistencia de las heces. Además, la rafinosa y la estaquiosa causan molestias abdominales (retortijones, flatulencia y diarrea) en humanos y animales, los cuales carecen de actividad α-galactosidasa.
Si los enlaces α-1,6 de estos alfa-galactósidos no se hidrolizan antes de que alcancen el intestino grueso, sirven de sustrato para fermentaciones microbianas anaeróbicas que producen gas en exceso (Smits y Annison, 1996).
Al introducir la harina de soja en la dieta de animales monogástricos se asume un aporte de alfa-galactósidos, que condicionan la estructura de las comunidades bacterianas del intestino grueso.
Así, cuando se emplean proporciones crecientes de este ingrediente en piensos para peces, por ejemplo, se puede comprobar que limita su desarrollo y provoca alteraciones histológicas asociadas al síndrome de malabsorción (como una menor integridad de los enterocitos y densidad de microvellosidades), y fisiopatológicas (como infiltración celular de la submucosa y de la lámina propia) en las que se ve afectada la expresión génica del sistema inmunitario del intestino y la respuesta inflamatoria del animal (Marjara y col., 2012).
En especies terrestres también se describen estos fenómenos adaptativos a los OR. Se ha estudiado ampliamente la respuesta de los lechones, asociada a procesos de disbiosis en los que se comprueban alteraciones morfológicas del epitelio intestinal, por su importancia como limitante del desempeño al destete (Zhang y cols 2003).
También en pollos, que responden con una reducción de la energía metabolizable, complicaciones de la retención de agua a nivel digestivo, alteración de la composición de las comunidades microbianas, reducción de la asimilación de nutrientes (como proteínas o aminoácidos) y pérdida de consistencia de la gallinaza (Zhu y col., 2020).
No obstante, estos efectos no están bien caracterizados, y pueden limitarse a ligeras modificaciones del pH cecal, a los recuentos microbianos o la producción de ácidos grasos volátiles, por lo que algunos investigadores sostienen que la principal causa de depresión del crecimiento en esta especie también tiene una base inflamatoria.
En cualquier caso, estudios recientes indican que la presencia de más de un 1,2% de alfa-galactósidos en la dieta ya tiene un impacto negativo en el crecimiento de los pollos.
Para evitar los trastornos gastrointestinales derivados de los OR, se puede adicionar la enzima α-galactosidasa (E.C. 3.2.1.22) a los piensos, con lo que, además, se consigue aprovechar mejor los nutrientes de la soja y mejorar su valor energético: a diferencia de lo que ocurre con los sustratos de otras carbohidrasas, al hidrolizar estos oligosacáridos se liberan azúcares monosacáridos (glucosa, fructosa y galactosa) que los animales asimilan fácilmente.
Numerosos estudios evalúan dietas suplementadas con esta enzima, que demuestran mejoras de la adaptación a la soja de peces (Dan y col., 2022), cerdos (Baucells y col., 2000) y pollos (Viñado y col., 2024).
Sin embargo, las investigaciones realizadas en animales más maduros no son tan abundantes, y los beneficios del uso de la enzima en otras fases productivas, como la lactación y la finalización de cerdos, o la puesta de aves han sido menos divulgados en publicaciones científicas.
CAPSOZYME® SB PLUS es un complejo enzimático de ITPSA con actividad α-galactosidasa y xilanasa, cuyos beneficios se han evaluado en numerosas pruebas.
En un ensayo realizado a principios de 2024, en una explotación de ponedoras ubicada en Badajoz, se añadieron (on top) 350 g/TM de este producto en el pienso y se confirmó una mejora del índice de conversión de las gallinas del 1,7% (de 2,059 a 2.024).
Los resultados comparativos más significativos se obtuvieron en parámetros de calidad, con una reducción de la proporción de huevos sin valor comercial (sucios, rotos y sin cáscara) del 48% (de 1,88% a 0,97%), mayormente debida a una disminución del 82% de huevos sucios (del 1,13% al 0,20%).
Tabla 1: Resultados de producción en gallinas de 26 a 36 semanas de edad.
En consonancia con otras experiencias en aves de renta, estos resultados se interpretan como consecuencia de la reducción del contenido en agua de la excreta, que puede resultar especialmente relevante para explotaciones con problemas de humedad en las camas, especialmente podo-dermatitis (Nagaraj y col., 2007), cuya solución nunca es fácil.
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