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El uso de fitobióticos ha ido ganando impulso, particularmente desde que se preveía la necesidad de reemplazar los promotores de crecimiento de antibióticos a comienzos del siglo XXI. Por lo tanto, no es sorprendente que dichos compuestos derivados de plantas se hayan calificado principalmente en función de sus actividades antibacterianas.
Igualmente, existen un gran numero de trabajos que demuestran otras actividades de valor potencial, como la actividad antioxidante de algunos compuestos derivados de plantas (revisado por Brenes y Roura, 2010).
Sin embargo, hay otras propiedades funcionales de los fitobióticos que vale la pena considerar. Esta revisión es una actualización de investigaciones recientes sobre dos de las funciones más prometedoras asociadas con los fitobióticos en la dieta:
Morfología intestinal y estatus
Muchos de los fitobióticos ampliamente utilizados en los alimentos ganaron popularidad gracias a su uso como especias y condimentos en los alimentos.
↠ Por ejemplo, el orégano, el romero, el tomillo, el ajo o la pimienta negra, entre muchos otros, tienen aplicaciones culinarias con un efecto común de mejorar los perfiles hedónicos / sensoriales de los alimentos (es decir, sabor, olor y especiado).
La estimulación sensorial en la cavidad oral desencadena una cascada de señales al cerebro y otros órganos que finalmente prepara el tracto gastrointestinal (TGI) para la digestión. Por lo tanto, es probable que la estimulación digestiva sea el efecto funcional más común y consistente de los fitobióticos alimenticios.
La mayoría de los fitobióticos con actividad sensorial aumentan la producción secretora de las glándulas salivales, los jugos estomacales, las enzimas pancreáticas, los ácidos biliares hepáticos y las enzimas de la mucosa intestinal y del borde del cepillo intestinal (Figura 1a). Esto es en parte una consecuencia de la mediación del sistema de detección somática (Figura 1b) entre otras sensaciones somaticas y especias.
El par de nervios craneales V (mejor conocido como nervio trigémino) tiene una función protectora destinada a detectar el tacto y la propiocepción, las temperaturas y quimiosis nocivas y el dolor, entre otras sensaciones somaticas(Djouhri y Lawson, 2004).
↪ En realidad, los estímulos nocivos que incluyen s (por ejemplo, la capsaicina y el cinamaldehído) pueden provocar daños en la mucosa en el TIG.
En consecuencia, la estimulación del trigémino conduce a una respuesta secretora de la mucosa del TGI” y a un aumento de la motilidad intestinal destinada a proteger el epitelio digestivo.
Los principales receptores implicados en la respuesta somatosensitiva son miembros de la familia potencial de receptores transitorios (TRP), principalmente el vanilloide activado por calor (TRPV1) y la familia de receptores transmembrana TRP. principalmente el TRPV1 y el TRPA1 que se activan por contacto con altas (mas de 40C) y bajas (por debajo de 4C) temperaturas, respectivamente
Recientemente se ha confirmado que el cinamaldehído es un agonista de TRPA1 y la capsaicina de TRPV1 en cerdos (Liefferinge et al., 2019).
Tabla 1 Influencia de extractos de plantas y especias administradas por vía oral en el hígado (ácidos biliares), enzimas pancreáticas y secreciones de lipasa intestinal en ratas (adaptado de Platel y Srinivasan, 2004).
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