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Los sistemas intensivos de producción se caracterizan por utilizar razas muy mejoradas genéticamente, y la selección genética ha ido encaminándose a las premisas demandadas por el mercado como la minimización de los costes.
⇢ En la actualidad , la calidad y el peso del lechón nacido han pasado a ser un desafío mayor que la prolificidad en sí misma. Mediante este artículo trataremos de hacer una breve revisión de la base fisiológica reproductiva y las implicaciones nutricionales durante el periodo de gestación.
De este modo, en las últimas décadas se ha aumentado sustancialmente el número de lechones destetados por cerda y año (Tabla 1).
Tabla 1. Media de resultados productivos utilizando hembras Dan Avl Hybrid y machos DanAvlDuroc
En todas las especies, los principales factores que determinan la prolificidad son la tasa de ovulación, el porcentaje de fertilización y la viabilidad embrionaria.
En el porcino, aproximadamente 500.000 folículos primordiales están presentes entre los dos ovarios desde el día 10 de vida (Black y Erickson, 1968).
Estos folículos primordiales no son estimulados al mismo tiempo para su crecimiento, y sólo un pequeño número comienza su desarrollo con cada nuevo ciclo estral mientras que el resto permanecerán quiescentes.
⇰ Una vez alcanzada la pubertad, en cada ciclo, de 15 a 30 folículos por ovario evolucionan a la etapa ovulatoria.
El número total de ovulaciones se denomina como la tasa de ovulación y se trata de uno de los parámetros más importantes de la eficiencia reproductiva porcina.
Sólo una parte de los folículos reclutados son seleccionados para completar la maduración y ovular, mientras que el resto sufre un proceso de regresión.
Figura 1. Esquema del desarrollo folicular durante el primer estro o postdestete
El destete en cerdas multíparas normalmente desemboca en un inmediato incremento de la actividad ovárica y en una pronta sincronización del estro entre los días 3 y 7 posdestete.
Entre las 6 y 8 horas posteriores a la ovulación, los ovocitos aparecen en los oviductos, donde serán fertilizados.
Las diferencias en la tasa de prolificidad también se pueden relacionar con el porcentaje y la calidad de la fertilización
Este aspecto puede estar relacionado con factores masculinos, con la sincronización entre la IA y la receptividad de la hembra.
Se considera que el 90-95% de los ovocitos ovulados alcanzan la fertilización, muriendo más tarde entre un 25 y un 30% de los embriones/fetos durante los días 12 y 30 de gestación (Ford, 1997).
En este mismo periodo crítico, además, se gesta la aparición de los que serán lechones con bajo peso al nacimiento o lechones IUGR (intrauterine growth retarded) debido a un problema de calidad placentaria que les impedirá alcanzar un tamaño adecuado al nacimiento (Wessels et al, 2007).
Tenemos que tener en cuenta que:
→ A la hora de valorar la importancia de la calidad placentaria y el ambiente uterino sobre el desarrollo embrionario:
Se pueden utilizar los estudios realizados sobre cerdas Meishan al tratarse de cerdas que presentan un mayor porcentaje de viabilidad embrionaria y menor dispersión de pesos al nacimiento en comparación con cerdas de cruces comerciales europeos menos prolíficos (Ashworth et al, 1997).
Esta mayor supervivencia se considera inducida por factores presentes en el útero de la madre Meishan, ya que se ha comprobado que en transferencias de embriones con dos días de vida de razas europeas a madres Meishan, el porcentaje de mortalidad embrionaria y la prolificidad permanecen inalterados respecto a los estándares de raza (Ford y Youngs, 1993). De hecho, estas cerdas Meishan muestran mayor vascularización en la placenta, lo que permite a los fetos Meishan obtener suficientes nutrientes de una placenta relativamente pequeña (Bazer et al, 1988)
En la imagen 1, se puede observar el papel que desempeña la calidad de la placentación en el desarrollo fetal. Apreciándose un feto de mayor tamaño en la zona de útero con mejor vascularización (lado derecho), respecto al feto contiguo en cuyo corte uterino carece de una correcta vascularización (lado izquierdo).
Imagen 1: corte de útero a los 30 días de gestación. Con fetos bien y mal vascularizados
Las actuales cerdas de alta producción con las que trabajamos son, en general, más pesadas en su madurez y con esqueletos más grandes que las de no tan alta prolificidad.
Esto proporciona a las cerdas hiperprolificas un mayor contenido micro y macromineral como resultado de esqueletos más grandes. Aún así, se debe tener en cuenta que el reservorio de tejido mineral puede agotarse tras el paso de varios ciclos reproductivos si las dietas minerales no alcanzan los requerimientos de los animales (especialmente los requerimientos de elementos traza).
Mahan y Newton en 1995 analizaron el contenido micromineral del organismo de cerdas reproductoras adultas concluyendo que éste es menor tras 3 partos comparado con un grupo de cerdas de edad similar y genética idéntica no grávidas.
Además, las concentraciones en suero de cobre y zinc en las cerdas se incrementan entre el destete y la cubrición.
Este incremento representa alrededor de un 20% y un 10% de cobre y zinc respectivamente (Tremblay et al, 1989- Gráfica 1), debiéndose esto a la liberación de elementos traza almacenados y muestra unas elevadas necesidades de estos compuestos (Rose et al, 1999).
Gráfica 1.- Variación de las concentraciones de zinc y cobre en suero de cerdas en el momento del destete, día 1 y día 30 post-inseminación.
⭆ Wu y colaboradores, proponen el manejo nutricional como solución efectiva para la mejora del crecimiento placentario y su funcionalidad y, por tanto, para mejorar la supervivencia embrionaria y fetal.
En opinión de Miavit, se debe reflexionar sobre:
De entre todos los nutrientes, los aminoácidos juegan el papel más importante en el crecimiento placentario (Li et al, 2009).
Los centros de investigación en nutrición sólo tienen en consideración los aminoácidos esenciales (no sintetizados por los cerdos), sin embargo, determinados factores de crecimiento endoteliales, el óxido nítrico y las poliaminas son fundamentales para los procesos de angiogénesis, la formación del embrión, el crecimiento placentario y el flujo sanguíneo útero-placenta (Wu et al, 2006).
La síntesis de óxido nítrico y poliaminas está regulada por aminoácidos funcionales (arginina, ácido glutámico, glutamina, prolina…) siendo su tasa de síntesis mucho más importante durante la gestación temprana (Gao et al, 2009) siendo además un aspecto sobre el que se puede actuar a nivel nutricional.
Estudios recientes en medicina humana y ratones han mostrado que niveles elevados de estrés oxidativo conducen a una peor calidad vascular en la placenta, aumentando la mortalidad embrionaria (Al Gubory et al, 2014) o aumentando el porcentaje de bebés nacidos con bajo peso (Karowicz-Bilinska et al, 2012).
El empleo de elevados niveles de antioxidantes a lo largo de la gestación se establece como una estrategia nutricional adecuada a tener en cuenta.
Se ha de prestar especial atención a la hora de garantizar cubrir las necesidades metabólicas de cerdas tan exigentes.
La mayor parte de la investigación básica llevada a cabo para establecer los requerimientos de vitaminas en cerdas data de los años 60, cuando sus características y rendimientos eran muy diferentes de los actuales.
Matte y colaboradores han publicado en los últimos 15 años varios artículos principalmente relacionados con requerimientos de vitaminas del grupo B (especialmente B6 y B12), donde se muestran los beneficios reproductivos de su utilización a niveles más elevados de los que acostumbra a utilizar la industria actualmente. Una última reflexión sobre este punto, no es nada desacertada.
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