Históricamente, el interés en los lípidos para la nutrición porcina ha enfatizado los efectos de la grasa en la dieta sobre el rendimiento durante varias etapas de producción.
Se realizaron varios estudios sobre la influencia de los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) n-3 de la dieta en relación con la calidad del esperma de los verracos, tal como se revisa en NRC (2012).
Para cerdas nulíparas y cerdas durante la gestación tardía y la lactancia, se ha prestado atención a la influencia de la suplementación con lípidos en la producción de leche, el contenido de lípidos en la leche y el rendimiento y la viabilidad de los lechones (Verstegen et al., 1998).
Para los productores, se ha dedicado un esfuerzo a la digestibilidad y el valor energético de los lípidos (Jørgensen y Fernandez, 2000) y la manipulación de la calidad nutricional del cerdo, enfatizando la composición de AG para cumplir con la recomendación de salud humana (Wood et al., 2004).
Además los ácidos grasos de cadena corta (SCFA, es decir, acetato, propionato, butirato), que se pueden agregar como aditivos para alimentos, se producen a través de la fermentación microbiana de carbohidratos no digeribles y almidón en el intestino posterior y contribuyen con energía para el huésped (Sciascia et al., 2016).
La digestión, la absorción y el metabolismo de los lípidos de la dieta se ven afectados por la composición de ácidos grasos de la dieta, específicamente el grado de saturación y la longitud de la cadena, así como la posición de los ácidos grasos en la molécula de TG.
En general, los lípidos insaturados son más digeribles en los cerdos que los lípidos saturados, lo que se puede atribuir a la posibilidad de que la lipasa acceda a los TG, (Ravindran et al., 2016).
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Los ácidos grasos con una longitud de cadena de 12 carbonos (C) o inferior se absorberán a través de la sangre portal, mientras que los ácidos grasos con una longitud de cadena de 14 C o superior se absorberán a través de la linfa.
La digestibilidad de los lípidos de la dieta se puede evaluar mediante la determinación de la digestibilidad aparente o verdadera en la que se evalúa la diferencia entre los lípidos ingeridos en el alimento y los lípidos excretados en las heces.
La pérdida endógena ocurre debido a la excreción de:
y puede variar no solo con la ingesta de materia seca sino también con la fuente y el nivel de lípidos en la dieta (Kil et al., 2010). La digestibilidad aparente de los lípidos del tracto total varía entre el 25% y el 77% (Noblet y Van Milgen, 1994) y se limita a la digestibilidad total del tracto real en lugar de la digestibilidad ileal, que ignora la síntesis microbiana de AG en el intestino.
Además, la adición de lípidos a las dietas puede mejorar la digestibilidad de las proteínas debido a la ralentización de la velocidad de paso de los lípidos en el intestino, lo que contrasta con el efecto de la fibra (Kil et al., 2010).
Aporte de lípidos en la dieta de Lechones
[registrados] La diferencia en la longitud de la cadena de los AG de la dieta parece influir en el rendimiento de los lechones (Azain, 1993) como se explica por la complejidad en la digestión y absorción.
Esto puede ser aún más desafiante al momento del destete y especialmente durante el destete de lechones a una edad temprana o con bajo peso.
Durante el período inmediatamente posterior al destete, los lechones pueden sufrir actividades reducidas de enzimas importantes para la digestión e hidrólisis de los AG de la dieta. Como muestran Jensen et al. (1996), hubo una reducción drástica de la lipasa, colipasa y CEH en el tejido pancreático durante las primeras 2 semanas posteriores al destete (cuando los lechones se destetaban a los 28 días de edad).
La suplementación dietética combinada de MCTG con diferentes lipasas puede ser una estrategia para mejorar la biodisponibilidad de los lípidos. En lechones destetados, esta combinación mejoró la ganancia diaria de peso vivo (Dietrick et al., 2002).
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Otras estrategias dietéticas para mejorar la transferencia de AG podrían implicar la adición de emulsionantes a las dietas, por lo que se forma un puente entre los materiales solubles en agua y en grasa, lo que conduce a una mejor utilización de la grasa.
Los emulsionantes endógenos producidos en el intestino son principalmente ácidos y sales biliares, que pueden reducir la tensión de la interfaz aceite-agua y también activar la lipasa pancreática, mientras que una larga lista de emulsionantes nutricionales incluye lecitinas y monoglicéridos y diglicéridos (Ravindran et al. , 2016).
En comparación con el cerdo maduro que tiene un rango de pH de 2,0 a 3,0, el pH gástrico en lechones lactantes y destetados osciló entre 2,6 y 5,0. Es importante mantener un pH gástrico bajo no solo para prevenir el crecimiento excesivo de patógenos sino también para optimizar la digestibilidad de los nutrientes (Canibe et al., 2001).
Aunque se puede concluir que la inclusión de MCTG en la nutrición temprana de los lechones es un suministro de energía importante y se ha demostrado que mejora el rendimiento de los cerdos, existe un gran interés en los PUFA de cadena larga, ya que estos AG se incorporan a las membranas celulares y, por lo tanto, puede tener un gran impacto en la salud y función intestinal del lechón.
Microbiota intestinal
Los cerdos nacen estériles pero desarrollan rápidamente una microbiota establecida que se adquiere a través de la transmisión fecal-oral en su entorno posparto y a través de la leche y el alimento. Después de la colonización inicial, la microbiota intestinal permanece relativamente estable hasta el destete.
Uno de los factores más importantes que afectan la población total y la diversidad de la microbiota intestinal es la composición de la dieta; sin embargo, se sabe poco sobre el efecto de los lípidos de la dieta en la composición de la microbiota en los cerdos.
Se han realizado varios estudios para evaluar el efecto de la aplicación de ácidos orgánicos como el ácido láctico, fórmico y propiónico a la dieta para reducir el pH de la digesta intestinal con el fin de reducir el sobrecrecimiento patógeno y de esa manera controlar la diarrea post-destete en cerdos (Metzler et al., 2005; Vondruskova et al., 2010).
Otra área de interés es cómo la manipulación de la microbiota entérica afecta la digestibilidad y absorción de los lípidos y el metabolismo:
El efecto promotor del crecimiento de los antibióticos promotores del crecimiento se ha correlacionado en parte con la disminución de la actividad de la hidrolasa de sales biliares (BSH) (Lin, 2014), que es una enzima producida por las bacterias intestinales que cataliza la desconjugación de los ácidos biliares en el intestino (Begley et al., 2006).
Conclusión
La nutrición lipídica abarca una amplia gama de AG bioactivos que pueden ofrecer efectos beneficiosos para los cerdos antes y después del destete.
Los lípidos antimicrobianos (SCFA y MCFA) tienen actividades antibacterianas prometedoras y pueden suministrar energía inmediata al huésped.
Tanto las propiedades antibacterianas como las inmunológicas del epitelio son importantes para su función de barrera.
Se puede concluir que durante las fases desafiantes del desarrollo y la función intestinal, tales como en los cerdos con bajo peso al nacer y en los cerdos que sufren estrés por el destete, el uso estratégico de AF podría potencialmente optimizar el crecimiento, la función y la salud del intestino del cerdo. |
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