Juan Capote, investigador principal del proyecto de optimización del destete en el cabrito canario, explica en una entrevista con EFE que se ha tratado de estudiar los aspectos económicos y sanitarios de cómo afecta este proceso comparando la lactancia natural con la artificial y otro sistema que reduce el consumo de leche.
El proyecto es una iniciativa del ICIA, adscrito a la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Ejecutivo regional, y ha contado también con la participación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).
El investigador detalla que uno de los aspectos que a veces pasa inadvertido, pero que tiene una enorme importancia sanitaria y económica para las explotaciones caprinas, es el relacionado con el periodo de destete pues adelantarlo o atrasarlo significa incrementar o disminuir la cantidad de la leche para la venta y poner en mayor o menor riesgo la salud de los animales.
Además, cuando los cabritos están más tiempo con la madre su nivel de inmunocompetencia aumenta, pero la condición corporal de la cabra disminuye y repercute negativamente en el resto de la lactación, con las consiguientes pérdidas económicas.
El uso de la lactancia artificial es limitado en Canarias, aunque se haya demostrado su rentabilidad y su utilidad para que los animales criados de esta forma sigan consumiendo suero de quesería durante su vida productiva, lo que permite convertir un material contaminante en un alimento de calidad.
Tras el destete comienza el periodo en el que el animal se ve más inmunodeprimido y por tanto más susceptible de ser infectado por coccidios, lo que puede provocar una elevada morbilidad y mortalidad.
De hecho la mortandad de cabritos en explotaciones puede pasar del 2 al 50% cuando no se cumplen las condiciones higiénico-sanitarias en el manejo de los animales, advierte el investigador.
La parte experimental del proyecto se realizó entre diciembre de 2017 y junio de este año y para ello se formaron tres grupos de 14 cabritos, de los cuales:
- Uno fue alimentado con lactorremplazante durante dos meses, al final de los cuales se sustituyó por suero.
- Otro grupo fue destetado precozmente a los 35 días, y pasaron a alimentarse exclusivamente con un pienso de destete.
- El tercer grupo fue usado como control y las crías permanecieron con sus madres durante dos meses, después de los cuales se procedió al destete.
En el momento del nacimiento, durante el periodo de lactancia y en los dos meses posteriores al destete, los cabritos fueron pesados semanalmente y se evaluó la ingesta de alimentos sólidos y lactorremplazantes.
A partir de la tercera semana, a todos los animales cada semana se les extrajeron heces para conocer su carga parasitaria, lo que realizaron investigadores de la ULPGC.
Asimismo, se conformaron otros dos grupos de siete cabritos, uno de machos y otro de hembras, para saber cuántos litros de leche eran necesarios suministrar para que los animales ganasen un kilo de peso.
Los resultados demuestran que el coste de utilizar la lactancia natural hasta el destete es de unos 80 euros, con la lactancia restringida de unos 50 y con el reemplazante de unos 30 euros, una diferencia «brutal», indica Juan Capote.
Esto supondría una diferencia de unos 5.000 euros para una explotación que contase con unos cien cabritos», añadió el investigador, quien subrayó que la lactancia artificial es rentable siempre y cuando se sea extremadamente cuidadoso y limpio en unas instalaciones adecuadas.
La lactancia artificial consiste en el suministro de una leche en polvo especial para cabritos que dosifica una maquinaria diseñada al efecto.