Ya que además de adsorber micotoxinas, simultáneamente adsorben indiscriminadamente micronutrientes de la dieta, teniendo la posibilidad de liberar componentes tóxicos, como ciertos metales pesados o dioxinas.
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Una deficiencia en el área de alimentación animal como la presencia de las micotoxinas en la ración, puede provocar pérdidas económicas importantes en el sistema de producción animal y, por tanto, considerando que dentro de este está la industria avícola puede ser perjudicada de igual forma por estas toxinas.
En los últimos años, se ha mostrado un gran interés en el estudio de los adsorbentes orgánicos que sean seguros, rentables y efectivos.
Existen numerosos adsorbentes orgánicos (fibras de plantas, extractos de paredes celulares de levadura y bacterias) que han sido prometedores en su eficacia de adsorción de micotoxinas (in vitro e in vivo), aunque pocos han sido investigados en modelos in vivo.
Ya que además de adsorber micotoxinas, simultáneamente adsorben indiscriminadamente micronutrientes de la dieta, teniendo la posibilidad de liberar componentes tóxicos, como ciertos metales pesados o dioxinas.
Por este motivo, en los últimos años, se ha mostrado un gran interés en el estudio de los adsorbentes orgánicos que sean seguros, rentables y efectivos.
La tecnología de la bioadsorción se ha considerado una alternativa óptima y sostenible ya que se pueden llegar a utilizar diversos materiales, las cuales son considerados como:
Desechos agrícolas: paja, cáscaras de nueces, avellanas, almendras y coco, semillas y pulpa de frutas, olotes de maíz, guisantes, etc.,
Fibras micronizadas que se pueden obtener de diversos materiales vegetales como el trigo, la cebada, la alfalfa, la avena, y cáscaras de guisantes, entre otros.
Estos materiales se caracterizan por presentar una alta eficiencia para la remoción de ciertas micotoxinas, bajos costos, niveles mínimos de inclusión, además, evitan la reducción del valor nutricional de la ración.
Es así como Avantaggiato et al. (2014), utilizaron el orujo de uva (cáscara y pulpa) como un bioadsorbente multimicotoxinas en un modelo in vitro.
En esta investigación, se realizó una mezcla de micotoxinas compuesta de:
Aflatoxina B1 (AFB1)
Zearalenona (ZEA)
Ocratoxina A (OTA)
Fumonisina B1 (FB1)
Deoxinivalenol (DON)
*A una concentración de 1 μg/mL de cada toxina
Los experimentos de adsorción de micotoxinas se realizaron a una temperatura de 37 °C y se evaluaron diversos parámetros como: el efecto del tamaño de partícula, el tiempo de contacto entre el bioadsorbente y las micotoxinas, el pH del medio y la dosis del bioadsorbente.
Se reportó que la adsorción de micotoxinas aumentó gradualmente al disminuir el tamaño de las partículas (<500 um);
Sin embargo, los cinco diferentes tamaños de partículas evaluados, adsorbieron cantidades significativas de AFB1, ZEA, OTA y FB1, mientras que, la adsorción de DON, fue insignificante.
Los valores máximos de adsorción registrados para AFB1, ZEN, OTA y FB1 fueron de 82%, 70%, 61% y 28%, respectivamente.
El estudio del efecto del tiempo de contacto entre el bioadsorbente y las micotoxinas se realizó durante un periodo de tiempo de 2 h.
La adsorción de AFB1, ZEA, OTA y FB1, fue rápida en las etapas iniciales de contacto, posteriormente, fue más lento cuando se acercó al equilibrio.
El 50% de la adsorción ocurrió durante los primeros 3 min y el máximo de la adsorción se logró a los 15 min.
La adsorción de micotoxinas resultó sumamente dependiente del pH; en cuanto a la adsorción de AFB1 y ZEA, se observó que el potencial de adsorción del bioadsorbente fue estable a pesar de la variación del pH (de 3 a 9);
Sin embargo, el cambio de pH afectó la adsorción en cuanto a OTA y FB1.
En general, la adsorción de micotoxinas se vio significativamente afectada por la dosis del bioadsorbente, conforme la dosis del bioadsorbente aumentó, la adsorción de micotoxinas fue significativamente mayor en todos los casos.
Greco et al. (2019), realizaron un estudio in vitro con 51 subproductos agrícolas, con el fin de probarlos como bioadsorbentes de micotoxinas (AFB1, ZEA, OTA y FB1), a una concentración de 1 μg/mL de cada toxina.
Algunos de los subproductos probados fueron:
Lentejas,
Garbanzos,
Habas,
Hojas de cebolla y de coliflor
Tallos de brócoli,
Espárrago y de apio,
Bulbos de cebolla e hinojo
Piel de haba, Papa y tomate,
Cáscara de almendra,
Residuos de alcachofa,
Orujo de uva,
Residuos de naranja y limón,
Semillas de granada,
Cáscara de plátano, etc.
De esos 51 subproductos se seleccionaron tres como bioadsorbentes prometedores de micotoxinas (orujo de uva, residuos de alcachofa y cáscaras de almendra), debido a que los bioadsorbentes registraron niveles altos de lignina y polifenoles.
De esos tres, se destacó su efectividad de adsorción para las siguientes micotoxinas:
AFB1, ZEA y OTA, sin que se vieran afectadas por el pH del medio (7 y 3); sin embargo, la adsorción se vio afectada por el pH del medio para la FB1, la cual fue absorbida en menor medida.
La micotoxina que no fue adsorbida por los subproductos probados fue el DON.
El mayor porcentaje de adsorción fue a pH de 7 y para:
Orujo de uva fue de: AFB1 (94%), ZEA (84%), OTA (80%) y FB1 (35%);
Los residuos de alcachofa fueron de: AFB1 (55%), ZEA (89%), OTA (3%) y FB1 (1%) y;
La cáscara de almendra fue de: AFB1 (87%), ZEA (76%), OTA (18%) y FB1 (20%).
En general, la eficacia del orujo de uva se relacionó con la presencia de fibras micronizadas y compuestos fenólicos.
Fernandes et al. (2019), realizaron un estudio in vitro con el orujo de oliva y los tallos de uva (20 mg/mL) como bioadsorbentes de AFB1, OTA y ZEA.
En todos los pH probados (2, 5, 7 y 8), se lograron porcentajes altos de adsorción para:
AFB1 (orujo de oliva, 74%; tallos de uva, 96%),
ZEA (orujo de oliva, 93 %; tallos de uva, 99%),
Sin embargo, OTA fue la micotoxina que presentó el menor porcentaje de adsorción a pH alto, aunque se adsorbió bien a un pH de 2.
Shar et al. (2016), utilizaron a la cáscara de plátano (60 mg/mL) como un novedoso bioadsorbente de micotoxinas: aflatoxinas (AFB1, AFB2, AFG1 y AFG2) y OTA a una concentración de 0,5 μg/mL de cada toxina.
La capacidad de adsorción de la cáscara de plátano incrementó al aumentar el pH del medio.
El menor porcentaje de adsorción de aflatoxinas fue a un pH de 3 con el 24,9% y el máximo fue a pH 9 con el 74,6% para AFB1.
La OTA no fue adsorbida a ningún valor de pH.
Adunphatcharaphon et al. (2020), evaluaron la capacidad de adsorción de la cáscara de durian (Durio zibthinus) al 0,5% (p/v).
La cáscara de durian fue tratada con ácido para mejorar la adsorción contra las micotoxinas AFB1, OTA, ZEA, DON y FB1.
Las cuales estaban en una solución con 1 μg/mL de cada toxina.
Utilizando un modelo in vitro que simuló ciertas condiciones del TGI.
Los autores reportaron que la cáscara tratada con ácido exhibió la mayor capacidad de adsorción de micotoxinas: AFB1 (98,4%), ZEA (98,4%), OTA (97,3%), FB1 (86,1%) y; DON (2%).
Nuestro grupo de investigación realizó un estudio utilizando una dieta contaminada con AFB1 (100 μg de AFB1/kg), a la cual, se le agregó tres diferentes bioadsorbentes al 1,5% (p/p):
La cáscara de plátano
Las hojas del espino de fuego (Pyracantha koidzumii)
El polvo de aloe vera
*Para adsorber AFB1 en un modelo in vitro, el cual simula las condiciones del TGI de las aves.
Zavala-Franco et al. (2018) reportaron que, el valor más alto de adsorción de AFB1 fue a un pH de 7 con el 69%, 46% y 28% para el aloe, las hojas de Pyracantha y la cáscara de plátano, respectivamente.
Se atribuye que la adsorción de la AFB1 se llevó a cabo debido a la presencia de numerosos grupos funcionales como los hidroxilo, carboxilo, amida, fosfato y cetona.
Otros trabajos realizados por nuestro equipo de investigación se enfocaron en estudiar el potencial de adsorción del espino de fuego (Pyracantha koidzumii), contra las aflatoxinas (AFB1 y AFB2) a una concentración de 100 ng/mL.
Ramales-Valderrama et al. (2016), utilizaron las hojas y las bayas de esta planta al 0,5% (p/v) y los resultados fueron:
Los porcentajes de adsorción más altos fueron de 86% y 82% utilizando las hojas y las hojas + las bayas, respectivamente.
Cuando se usaron las bayas, la adsorción de AFB1 fue significativamente menor (46%).
Se interpreta que la adsorción de AFB1 se realiza por la interacción entre la molécula de AFB1 y los grupos funcionales presentes en el bioadsorbente (hidroxilo, amino, carboxilo y carbonilo).
Recientemente, el grupo de trabajo realizó otros estudios in vitro usando lechuga (Lactuca sativa L.), cola de caballo (Equisetum arvense L.), y hojas del espino de fuego (Pyracantha koidzumii) a niveles bajos de inclusión (0,1% y 0,5% p/v), contra la adsorción de AFB1 (190 ng/mL), en un modelo que simuló ciertas condiciones del tracto gastrointestinal, TGI, de las aves.
Nava-Ramírez et al. (2021), reportaron que el bioadsorbente a base de lechuga a un nivel de inclusión de 0,1%, en un pH de 7 presentó el mejor porcentaje de adsorción de AFB1 (95%), en comparación con la cola de caballo (71%) y el espino de fuego (63%).
Se atribuye que la adsorción de AFB1 por parte de la lechuga, se basa en un conjunto de interacciones entre la molécula de AFB1 y;
El bioadsorbente por medio de interacciones fisicoquímicas como las electrostáticas, las interacciones π–π, los puentes de hidrógeno y la formación de complejos AFB1-clorofila.
El más reciente trabajo realizado por nuestro grupo de investigación, fue a partir de la utilización de dos bioadsorbentes preparados ecológicamente a partir de residuos de kale (Brassica oleracea L.) y de lechuga (Lactuca sativa L.).
Vázquez-Durán et al. (2021), utilizaron un modelo in vitro dinámico que simuló las condiciones del TGI de las aves;
Los bioadsorbentes se usaron al 0,5% (p/p) en una dieta contaminada con AFB1 (100 μg AFB1/kg).
El bioadsorbente preparado a partir de kale tuvo un porcentaje de adsorción del 93,6% y el de la lechuga fue del 83,7%.
Se dilucidó que, si los bioadsorbentes contienen un alto número de grupos hidrófobos (metilo y aromáticos), como es el caso de kale, la eliminación de la AFB1 es más eficiente.
Además, se demostró que, la clorofila tiene la capacidad de formar complejos AFB1-clorofila, por lo que, un alto contenido de clorofila en los bioadsorbentes, mejorarán significativamente la adsorción de AFB1.
Tomando en cuenta estos resultados, se concluye que los subproductos agrícolas podrían actuar como alternativas de adsorbentes de micotoxinas eficaces y de bajo costo, en comparación con los adsorbentes inorgánicos.
Los bioadsorbentes tienen un importante potencial de adsorción de micotoxinas en modelos in vitro que simulan las condiciones del TGI de las aves (efectividad en un amplio rango de pH y temperatura).
Los bioadsorbentes están conformados principalmente de celulosa, lignina, hemicelulosa, pectina, lípidos, entre otros compuestos que son ricos en diferentes grupos funcionales responsables de la unión con las micotoxinas.
La sobresaliente adsorción de micotoxinas por parte de los bioadsorbentes, se basa en un conjunto de interacciones entre las micotoxinas y los bioadsorbentes por medio de interacciones fisicoquímicas como las electrostáticas, las interacciones π–π, los puentes de hidrógeno y la formación de complejos AFB1-clorofila.