Las primeras 12 semanas de recría son la clave para un óptimo arranque de puesta
El objetivo de un programa de alimentación en recría es el de conseguir una pollita que esté en óptimas condiciones de desarrollo y de peso en el momento de su traslado a nave de puesta. Pero hay que diferenciar entre desarrollo y peso porque no significan exactamente lo mismo.
El desarrollo tiene que ver con la “talla” de la pollita y con la estructura ósea que va a tener la gallina el resto de su vida. Y este desarrollo óptimo se tiene que conseguir antes de la semana doce de vida, ya que a partir de esa edad las placas de los huesos largos se calcifican y finaliza el crecimiento de esos huesos largos.
El objetivo es maximizar el crecimiento de la pollita antes de esa semana doce, ya que con ello estaremos maximizando también el desarrollo de estos huesos largos y la capacidad de reserva mineral de la que dispondrán las gallinas el resto de su vida productiva.
Para conseguir ese desarrollo óptimo de las pollitas a las doce semanas hay dos importantes recomendaciones:
- Arrancar a las pollitas con migajas mínimo durante las primeras 5 semanas.
- Con la migaja conseguimos:
- Maximizar el crecimiento de las pollitas en los primeros días de vida
- Un mayor desarrollo del sistema digestivo y por ende del sistema inmunitario.
- Una elevada uniformidad del lote al final de la recría.
- Que las pollitas tengan a las 12 semanas un extra-peso respecto al de su estándar ya que con ello aseguraremos:
- Máximo desarrollo de su estructura ósea
- Máxima capacidad de reserva de minerales
- Máxima capacidad de ingesta durante el arranque en puesta
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