Tradicionalmente las gallinas ponedoras ovulaban aproximadamente cada 26-27 horas cuando estaban en producción, pero en las gallinas híbridas modernas se ha reducido a cerca de 24 horas.
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Análisis de los requerimientos actuales de vitaminas en ponedoras comerciales
En México las gallinas comerciales que se crían son principalmente Bovans, Hy-Line W80 y Lohmann. Estas gallinas actualmente se están yendo a ciclos largos de 100 semanas o más de edad, con un objetivo de producción de 500 huevos a las 100 semanas.
La principal característica de estas gallinas es la persistencia en la producción y esto se ha logrado a través de una reducción del tiempo entre las sucesivas ovulaciones.
Tradicionalmente las gallinas ponedoras ovulaban aproximadamente cada 26-27 horas cuando estaban en producción, pero en las gallinas híbridas modernas se ha reducido a cerca de 24 horas.
Esta persistencia debe estar acompañada de conceptos como calidad de huevo, salud y bienestar de las gallinas.
Para ello se requiere tener conocimiento y consideración de la fisiología de las gallinas y de sus requerimientos nutricionales, y de la variación que hay en los requerimientos de acuerdo con la edad de las gallinas, a los sistemas y lugares de alojamiento y manejo.
De acuerdo con los datos comparativos de Hendrix Genetics, una gallina de postura de huevo blanco en el año 2000 producía 324 huevos a 75 semanas.
Mientras que, una del 2020 produce 364 huevos a la misma edad (40 huevos más).
No obstante, además de ese mayor número de huevos debe hacerlo de una manera más eficiente en términos de conversión alimenticia (2.18 vs. 1.98, para los años 2000 y 2020 respectivamente).
Es decir, esto presupone un doble reto ya que la gallina moderna debe producir más y con menos cantidad de alimento.
Por lo que, esta mejora de la productividad de la gallina moderna “de ciclos largos”, nos hace pensar en que los requerimientos nutricionales, incluyendo las vitaminas, deben ser reevaluados. Sobre todo, por la exigencia tan alta.
Las vitaminas han ido ganando interés en la industria de las gallinas productoras de huevo, debido a su acción sobre la reproducción, la capacidad antioxidante y otros mecanismos fisiológicos.
En las gallinas viejas o ya desgastadas por la alta exigencia (persistencia), se reduce la capacidad del sistema inmunitario, hay disfunción intestinal, una pobre calidad de huevo y una menor productividad. Por fin, esto puede representar pérdidas económicas sustanciales.
Los requerimientos de vitaminas reportados para las gallinas del NRC 1994, sin duda que han quedado o deberían quedar en desuso, ya que fueron determinados en gallinas que no tenían las exigencias de las gallinas modernas.
Se ha hecho un esfuerzo de las casas genéticas por dar sus propias recomendaciones ajustadas a las exigencias de sus líneas comerciales (cuadro 1). Sin embargo, sería imposible pensar en un solo nivel de vitaminas para todo el ciclo productivo o los sistemas de producción, por la diversidad de los ambientes dónde esto se realiza.
*clasificada como substancia similar a la vitamina.
Cuadro 1. Requerimiento de vitaminas por kg de alimento en gallinas de postura.
En la literatura hay evidencias que la suplementación de algunas vitaminas solas o en combinaciones por arriba del requerimiento podrían ayudar a aliviar ciertos desafíos como lo pueden ser el estrés calórico, problemas metabólicos como la osteoporosis (calidad del cascarón) y problemas hepáticos.
Suplementaciones de:
vitamina C (200 mg/kg) y
betaina (1,000 mg/kg)
mejoran la sobrevivencia, el porcentaje de postura y la conversión alimenticia en gallinas sometidas a estrés calórico (Attia, et al., 2016).
Otros autores mencionan que combinaciones de vitamina A (16,000 UI/kg) y vitamina E (500 mg) son preferibles para obtener mejores producciones en gallinas bajo estrés calórico (El-Hack et al., 2019).
Respecto a la osteoporosis, se ha encontrado que la suplementación de diferentes isómeros de vitamina D3 podrían ayudar a aliviar esta problemática y por lo tanto la calidad del cascarón.
Se ha reportado que la suplementación de niveles por arriba de los 3,000 UI de vitamina D3/kg de alimento (6,000 y 12,000), mejora la digestibilidad aparente del calcio.
Y que la isoforma D2, produce un mejor efecto en digestibilidad del fósforo a esos mismos niveles respecto a la dosis basal de 3,000 UI/kg (Adhikari, et al., 2020).
Aunque en este estudio los resultados de esta mejor digestibilidad del calcio y el fósforo no se notó en la mineralización del hueso, probablemente debido a que la duración del experimento fue corta (6 semanas).
Este tipo de información nos da la pauta para pensar en la suplementación de niveles adecuados de vitamina D3 y en evaluar la combinación de diferentes isoformas en gallinas de postura de ciclos largos.
La vitamina K, normalmente suplementada para corregir problemas de coagulación, también tiene un efecto en el desarrollo óseo ya que está ligada con la activación de la hormona osteocalcina.
La suplementación de 12 mg de vitamina K/kg de alimento mejoró el volumen del hueso esponjoso del metatarso en gallinas de 25 semanas de edad (Fleming et al., 2010).
Otro problema metabólico en las gallinas de ciclos largos podría ser el hígado graso. En las aves los ácidos grasos se sintetizan en el hígado principalmente a partir de carbohidratos. La yema contiene grandes cantidades de lípidos, por lo que las gallinas son susceptibles a esta problemática.
Sobre todo, en dietas desbalanceadas en las proporciones de energía y proteína.
Una alternativa para prevenir este problema sería suplementar con colina, inositol, vitamina B12, ácido fólico y vitamina E (Bouvarel & Nys, 2013).
Esto también quedó demostrado por Navarro-Villa et al. (2019), quienes suplementaron una mezcla de vitaminas del complejo B (tiamina, fólico, biotina, cobalamina) y colina, en gallinas inducidas a síndrome de hígado graso y se logró reducir la deposición de grasa en el hígado.
En México la producción de huevo es de suma importancia ya que existe un consumo per cápita alto (26 kg o 345 huevos al año). Sin embargo, la producción de huevo no es tarea sencilla ya que se enfrenta a una diversidad de condiciones ambientales.
La gran mayoría de las granjas están en ambientes abiertos. Esto expone a las gallinas a lugares extremosos donde los inviernos son muy fríos (temperaturas bajo 0) y los veranos muy calurosos (>38°C).
Por las razones antes mencionadas, no es posible tener una sola recomendación de niveles de vitaminas que cubra los requisitos de las gallinas. Sobre todo, de estas nuevas líneas genéticas que tienen una exigencia mayor por la alta persistencia y también porque las vamos a llevar a ciclos largos de 100 semanas o más de edad.
Por lo tanto, debemos seguir reevaluando los niveles de vitaminas que estamos usando para este tipo de gallinas e irlos adecuando a las diferentes líneas genéticas y a los lugares o zonas geográficas de producción.